Habíamos pasado dos días geniales en la granja. Marquitos estuvo un poco tímido al principio, pero rápidamente se dejó llevar y se divirtió mucho. Ver los animales le encantó, principalmente los conejos, y para mi felicidad, los caballos.
También hizo una gran amistad con Cristian y Clara, al grado que casi me sentí celoso. Pero bueno, conocía demasiado bien a mi niño, y no fue necesario más que decirle que sus papás se iban, para que corriera a refugiarse en mis brazos.Tranquilamente, lo dejé en su sillita del coche, mientras Alex llenaba el maletero. Ya era casi la noche, y el pequeño apenas terminaba su biberón, para que no le diera hambre durante el camino. Con cuidado lo abrigué bajo su mantita, le di sus amados peluches y le puse su chupetito para que se durmiera. Lo que sí hizo pocos minutos después de que el coche arrancara.
Como siempre, al entrar al carro mi maridito puso su playlist de rock, esta vez de los 70 y 80. En esta ocasión, sería él quien conduciría, así que me fui al asiento del copiloto. Como tonto, me lo quedé mirándo por un largo rato. La oscuridad de la noche realzaba esos hermosos ojos verdes que tenía, pero no solo eso...
En esos momentos, podía apreciarlo y desearlo sin moderación. Podía imaginarme cosas, que no hacía cuando lo tenía desnudo entre mis brazos. El amor y la pasión se mezclaban en mi mente: era perfecto... La criatura más perfecta que conocía...
Por instinto, dejé mi mano izquierda posesivamente sobre su pierna. Se veía increíble, tan concentrado en la carretera. Eso sí, no pude dejar de notar la pequeña sonrisa y la mirada pícara que puso al sentir mi agarre. Era un hermoso malpensado...
Pero yo no quería eso... No en aquel instante. Al contrario, por una razón que desconozco, mi mente voló hacia los acontecimientos de los últimos años y especialmente, de los últimos meses... Ese finde, después de haber creado una rutina tan tranquila y bien definida: donde cada noche, después de trabajar volvía con mi pequeña familia, me dedicaba plenamente a ellos, y me levantaba por ellos también en la mañana siguiente, sentí que habíamos superado una etapa. Una como matrimonio, y como familia...
Una sonrisa boba tuvo que apoderarse de mi. Al mirar la carretera, me acordé de ese día, uno de los más bonitos de mi vida, donde una pequeña cosita rubia entró a mi escritorio, después de meses mirando a dentro de mi empresa. Me acordé de la primera vez que le dije cariño, y de la carita que puso: esa que ahora ponía cuando estaba avergonzado, y que se escondía en mi cuello, para que no vieran sus mejillas rositas.
Luego, me acordé de esos cuadernos: aunque ahora puedo leerlos sin dificultad, debo de admitir, que al principio me costó un poco descifrarlos. Pero, al mismo tiempo, esas líneas torpes y borrosas, lograron devolverme la inspiración, principalmente para dibujar y crear, cosa que no hacía desde mucho tiempo atrás.
Me acordé del momento preciso en el que las ideas empezaron a fluir, gracias a Félix y sus aventuras. Y de ese helado, que manchaba toda la carita de mi niño esa tarde. Me acordé de cómo mi corazón se sintió apretado al conocer su situación. Y esa horrible enfermera... De hecho, me pregunto si volvió a encontrar trabajo en un hospital después de que Alexander se enterara de cómo trataba a sus pacientes, especialmente a su principito.
Ese día, hasta yo le tuve miedo a mi pequeño esposo. Después de que le contara eso para distraerlo, Alex se puso furioso, y lo primero que hizo al volver al hospital, fue ir a por ella... Claramente, no le pegó porque era mujer, y mi esposo era demasiado educado para hacer un escándalo. Bueno... en parte... en realidad, hizo un escándalo igual. La humilló frente a todos los enfermeros del lugar, antes de exigirle a mi suegro que repasara su caso. Y claramente, Alex era un niño de papi, así que Jaime de inmediato dejó todo lo que hacía, para corresponder el capricho de su amado bichito...
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Los cuadernos de Marcos
RandomMarcos, es un chico un poco reservado, que tiene como bienes más preciados sus cuadernos, donde escribe historias, y todo tipo de textos que le representan. Su obra es parte de el, y lo ayuda a superar su soledad, y las dificultades que viene pasand...