📔 Capítulo 14 📔

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En la noche tuve que volver al maldito hospital. Al menos he podido relajarme un poco, además tuve un fin de semana cuanto menos interesante.
Solo espero que Samuel me llame para hablar de mis historias. Seguro eso me avergonzaría mucho; No sé lo que podrá pensar de ellas, ni de mi, pero igual es la única manera de poder verlo ahora.

Esos pensamientos me dejaban algo preocupado, pero al menos por esa noche me consolaba diciéndome que tampoco me la pasaría tan mal; Yendo a mi cuarto para instalarme, pude ver que hacían el cambio de equipos. En el turno de noche estaría el equipo del doctor Jaime. Me gustaba mucho ese señor, era un anciano muy agradable. Lo conozco desde que se produjo el ICTUS. Siempre me cuidó bien, y le agradezco mucho.
Además él fue quien me motivó para que intentara escribir. Y desde el principio tenía la terrible costumbre de llevarse alguno de mis cuadernos para leerlo como si nada. Pero tampoco le daba mucha importancia, él no lo comentaba demasiado, pero pareciera que le gustaban mis historias. A menudo me hacía alguna pregunta al respecto, pero nunca supe su verdadera opinión sobre ninguna de ellas... Aun así supongo que no era tan mala, puesto que era él quien me regalaba los cuadernos y todo lo necesario para escribir. Eso me conmovía demasiado. Realmente no estaba para nada obligado a hacerlo, pero jamás me faltaba un cuaderno para rellenar.

Además de él, se había integrado a su equipo su hijo; Alexander era igual de amable que su padre. Era un joven médico bastante apuesto. Tenía el pelo castaño claro, casi rubio, los ojos verdes y tal vez una cabeza de altura más que yo. Era muy buena gente, pero hablaba demasiado. Aunque siempre intentaba hacerme hablar no era molesto, así que por esa noche tendría algo de compañía. Cuando no tenía ningún paciente solía venir a mi cuarto a platicar hasta que su padre viniera a regañarlo por "flojo", como siempre le decía Jaime. Esos momentos siempre se me hacían graciosos y muy tiernos.

Yo no tenía un padre digno de ese nombre, ni una madre tampoco. Así que Jaime era lo más próximo a una figura paternal que tuve en todos estos años. Me llevaba bien con él y algunos pocos enfermeros y enfermeras, pero los demás en ese sitio realmente podían ser desagradables... Así que ¡Sería una buena noche!

O eso creí...

Los cuadernos de MarcosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora