📔 Capítulo 48 📔

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    Qué asco... todo el día hubo tormenta. Las odio tanto... Me dan muchísimo miedo. Además ayer mojé mi cama de nuevo. Pero no fue mi culpa: Me asusté mucho con los truenos, y no me di cuenta de que necesitaba ir al baño... Mis papis siempre son buenos conmigo, así que no me regañaron por ello; bueno dadá si, un poquito, porque quise salirme solo de mi cama, pero me caí...

    Dadá nunca me regaña, así que me extrañe un poco... Pero al final no me castigó... Aún así terminé usando pañal, por lo del "accidente" como le llaman mis papás. Ayer tenía tanto miedo a los truenos, que realmente no me di cuenta de cómo se sentía. Pero hoy fue muy diferente.

    En la mañana me sentía bastante incómodo: me llevaron algunos pocos minutos para darme cuenta del motivo. No lo podía creer, lo había hecho de nuevo. ¡En la cama de mis papis! Me sentí muy mojado y avergonzado. Pero ellos no parecieron inmutarse... De repente me di cuenta del gran bulto en mi entrepierna. ¡Había usado el pañal! Me tensé mucho, me dió mucho miedo que me regañaran de verdad, o no sé... pero eso no ocurrió. Igual hubiera sido mejor...

    Al final, los dos se dieron cuenta, papá incluso comprobó que si era cierto, y me dió mucha pena. Además de que me prohibieron usar el baño hoy, también me cambiaron. Papá fue muy dulce y me explicó todo lo que hacía, pero me dio muchísima pena.
    Bueno igual es verdad que ya me llevaban al baño, pero esto se sintió diferente. Me sentí muy pequeño, necesitaba mucho a mis papis y a mi chupete también. Necesitaba sentirme seguro, creo...

    Después del cambio, mis papás me dieron muchos mimos y me cuidaron mucho. Pero era muy difícil olvidar el pañal. Se sentía muy suave, pero igual era enorme. No podía cerrar muy bien mis piernas, y se me dificultaba un poco a la hora de moverme. Se veía mucho en mi ropa también. Así que decidí quedarme más tranquilo ese día. Y también no iba a usar los pañales, les enseñaría que ya era un chico grande, así no necesitaría ponermelos de nuevo...

- Hola corazón. - Estaba coloreando cuando dadá vino a verme.
- 'la. - Él me quitó mi chupete.
- Ten. - Dadá puso en mis labios un biberón con agua. A veces solía hacer eso, así que me lo tomé, mientras dibujaba, hasta que finalmente me lo quitó y me dio de nuevo el chupete. - ¿Necesitas un cambio príncipe? - Preguntó con una caricia en mi pelo, yo negué muy avergonzado, ¡No lo haría! - Si necesitas algo ve con dadá ¿vale? - Asentí, él se fue.

    Papá estaba detrás mío, trabajando mientras yo jugaba. Estuvimos así una buena parte de la mañana. Hasta que me aburrí, y le pedí a papá que jugara conmigo. El estuvo muy ocupado desde el desayuno, pero igual dejó su computadora para brindarme toda su atención.
     Como pude gâtée hasta él: con el pañal resultaba bastante más complicado que de costumbre, pero lo terminé logrando. Últimamente me desplazaba siempre gateando como un gatito, mis papis creen que es muy tierno. ¡Y me gusta ser tierno para ellos!

    Papá me tomó en brazos con un gran abrazo de oso y muchos besitos.
- ¿Qué quieres hacer cariño? - Preguntó finalmente, apartándome un poco de su cuerpo, para verme mejor. Yo pensé unos minutos, pero realmente estaba afectado por la tempestad, aburrido, y incómodo, solo quería su atención sin más...
- ¿Legos? - Finalmente me acordé que en mi cuarto todavía quedaban muchísimas cajas de juegos cerradas. Entre ellas un castillo de lego enorme. Me gustaría mucho jugar con él, ¡así que sería el momento perfecto!

    Papá, como siempre, me tomó en brazos para llevarme hacía mi habitación. Si bien a veces intentaba caminar un poco con dadá, era muy raro, e incluso me había acostumbrado a ser cargado. Ni era tan malo... Papá me dejó escoger el juego, dudé un poco, pero terminé pidiéndole el dichoso castillo.
    Nos sentamos en la alfombra, y quitamos todo lo de la caja: habían muchas bolsas con piezas, un poco más grandes que las piezas normales, un libro de instrucciones demasiado largo a mí parecer, ¡y muchas figuritas! Siempre quise algo como esto, pero nunca sucedió. Por lo cual no me imaginaba que fuera tan complicado. Papá me explicó que había que seguir el manual, y abrir una bolsa a la vez, para que no fuera tan difícil. Al final tal vez no sería tan gracioso... Aún así, insistí para que lo intentáramos.

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