Era ya la noche, mis dos peques debían estar exhaustos, puesto que ninguno se despertaba aún... Finalmente decidí pedir la cena, ¡sería sushi! Eso les encantaba, además se podría comer frío, así que era perfecto...
Después de que llegara mi pedido, subí a la habitación donde se encontraban los chicos, Alex, por su carita de sueño, acababa probablemente de despertar.
- Hola ángel. - Dije, subiéndome a la cama, para dejar un beso en sus labios.
- Hola. - Respondió con la voz ronca todavía. - ¿Dónde estabas?
- Trabajando, tenía mucho que hacer... - Dije, sonando quizás un poco más cansado de lo que me hubiera gustado. Mi maridito solo asintió levemente. - Pedí la cena, cuando queráis podemos comer... - De nuevo mi esposo asintió. Me acosté a su lado, y estuvimos un rato en silencio.
- Tiene fiebre. - Habló finalmente Alex. Lo miré con cara de cachorro. Realmente no me apetecía lidiar con un pequeño enfermito en aquel momento. - No te preocupes, le damos la cena y yo le cuido. - Asentí agradecido. Una vez más se hizo el silencio, pero en esta ocasión fué un poco incómodo para mi... - ¿Que te pasa Samuel? - "Mierda", pensé: a veces odiaba que me conociera tan bien.
- He... bueno...
- ¿Si?
- Puede que tengamos un gato en casa... - Alexander se levantó de una sola vez, sorprendido, y visiblemente molesto. Se quedó inmóvil un momento, viendo si el niño no reaccionaba por su gesto brusco, y luego me hizo escuchar su descontento.
- ¡Samyyyy!
- Ni es tan feo el gato... - Dije, con un semblante de juego, sabía que no era el mejor momento, pero no podía evitarlo... - Mi maridito me dirigió una mirada asesina, antes de preguntar donde estaba el animal. - Abajo... en el sofá.De inmediato Alexander se levantó, y fue hacia el piso inferior. Al ver que el niño no se movía, terminé siguiendo a su dadá...
- ¿¿Encima lo bañaste?? - Di de hombros, esperando el regaño. Este realmente no tardó: Alex me llamó de irresponsable al menos unas 39 veces en menos de 10 minutos. Y me hizo una lista de razones por las cuales no debíamos tener un gato. Las más elocuentes son sin duda:
• Porque tenemos un niño enfermo en casa.
• Porque nos íbamos de viaje en unos pocos días.
• Porque no es un juguete, y había que discutirlo muuuuy bien.
• Porque habrían pelos por todas partes, y no era yo quien limpiaba la ropa.
• Porque quizás ese gato en particular ya tenía un dueño.
• Porque si no era para cuidarlo debidamente, no valía la pena tener un gato.Y un sin fin de cosas más, que obviamente escuché en silencio... Creó que Alex se proyectó un poco demasiado en la idea, pero de cierta forma lo entendía. Aún así, pensaba en lo feliz que estaría el pequeño con la sorpresa. Y después de que terminara la reprimenda, se lo hice notar.
Con palabras dulces lo estaba, creía yo, empezando a convencer. Pero finalmente me dijo que no, que no era posible. Que en la mañana tendría que llevarmelo a otro lado, que no expondría a su niño, por si le causaba algo, etc, etc...
Bueno, quizás tenía razón, de todas formas no se porque lo intenté convencer, a mi ni me gustaban particularmente los gatos... Infelizmente, Marquitos tenía otros planes: al momento que había aceptado llevar al gato a un veterinario o algo, el niño bajó las escaleras «corriendo». Se veía cansado, y sus ojitos estaban llenos de grandes lagrimones.Como pudo, vino hacia su dadá, que tenía su espalda pegada a mi pecho, mientras yo lo abrazaba por detrás. Los dos mirábamos hacia el sillón. Al llegar a nuestro lado, con los bracitos abiertos para que lo cargáramos, se dió cuenta de ello, y también miró al sofá. Un chillido muy fuerte salió de su boquita, mientras se dirigió lo más rápido que le permitían sus piernitas, hacia el gato.
- ¡CEREZOOOOO! - Mi marido y yo nos miramos realmente sorprendidos. Bueno, él un poco más molesto, yo un poco más con cara de "ups", pero sorprendidos... - ¡Gracias papá! ¡Gracias dadá! - chilló de nuevo. Sus ojitos llenos de lágrimas hace nada, ahora sonreían. Lo que iba a pasar, sería complicado...
- De nada cosita. - Alex respondió con una sonrisa tierna.
- ¿Como? Pero...
- Cállate Samuel. - Ordenó, apretándome el brazo para que me detuviera. Solo obedecí.A veces me preguntaba si mi maridito no era un tanto bipolar... Eso sí, no se veía ningún rastro de enfermedad en el niño, que por lo general era bastante susceptible en estos momentos. Sin decir nada, Alex se fue con el bebé, sentándose a su lado, dejando unos segundos su mano sobre la frente del chiquitín.
- ¿Estás bien corazón? - Preguntó preocupado. El niño asintió efusivamente.
- ¡Sip! Mira dadá, ¡es Cerezo! - Me uni a ellos. Alex parecía casi agradecido con el gato en aquel momento.
- ¿Ah si? ¿Así se llama? - El pequeño hizo un gesto afirmativo.
- Humhum, ¡porque lo encontré allá! - No pude impedir que se me escapara una mueca: "Recuerdos de Vietnam" pensé...Mientras el niño hacía mimos al gato, que con gusto se dejaba acariciar, Alexander pareció realmente dispuesto a quedarse con el animal.
- ¿Corazón? - Marcos hizo un ruidito de afirmación para que su dadá continuase. - Mañana tendremos que llevarlo al veterinario. - Eso no pareció gustarle al niño, que rápidamente se opuso a la idea... - Mira cosita, quizás el gatito tenga un dueño ya. Y de ser así, igual su dueño está muy triste buscándolo.
- Nooo...
- Escucha, si fuera Félix o jiji que se perdiera, tu también estarías triste ¿verdad? Y lo buscarías ¿no? - El bebito asintió un poco desilusionado. - Si el no tiene dueño, te lo prometo que nos lo podemos quedar, ¿vale? - Marquitos accedió más feliz.
- ¡¿Y le vamos a comprar muchos juguetes y comida?! - Preguntó animadamente. Bueno, al menos pareciera que lo cuidaría bien...
- Si, si no tiene dueño le compraremos lo que tú quieras mi príncipe. - "Si no nos llevó a la ruina el hijo, nos llevará el gato" me dije a mi mismo, divertido.Alex tomó al pequeño animal en brazos para verlo mejor. Estaba casi seguro que al final le gustaría ese pequeño bastardo...
- ¿Cosita? - El niño miró lo que hacía su dadá. - Cerezo es una niña. - Sentenció riendo. Yo también me reí, pero el pequeño pareció bastante serio durante unos segundos....
- ¡¡¡CEREZA!!! - Gritó tan ilusionado como si hubiera ganado un segundo gato."Okey, eso fue tierno..."
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Los cuadernos de Marcos
RandomMarcos, es un chico un poco reservado, que tiene como bienes más preciados sus cuadernos, donde escribe historias, y todo tipo de textos que le representan. Su obra es parte de el, y lo ayuda a superar su soledad, y las dificultades que viene pasand...