Todavía a mi lado en la camilla Samuel empezó hablando, estaba un poco serio pero de igual manera hablaba detenidamente.
- Bueno, de lo que queríamos hablar - se aclaró la garganta - es un tema un tanto sensible. Pero esperamos a que no te enojes ni nos juzgues. Pienso que no pasará, pero igual te lo pido. - "Esa charla no anuncia nada bueno" dije para mí mismo. Normalmente ellos deberían estar enojados por mi comportamiento casi ridículo de esa mañana. Yo no lo quería admitir pero sí que fui muy infantil. Aún así no lo hice a propósito, tenía que explicarles eso antes de nada.
- Yo... - Los dos me miraron atentos, estaba nervioso.- Lo siento... por... Esta mañana yo...
- No corazón, no tienes que disculparte por nada. No hiciste nada, estás enfermito así que es normal que no te sientas bien... - Alexander empezó tomándome de la mano, y realmente aparentaba hablar con sinceridad, pero ese no era el tema.
- N no por eso... es que hem... por mi actitud, yo... no debí responder y así... es que, no sé, estaba confundido creo... - Los dos se miraron, pareciera que tenían una conversación de máxima importancia a través de sus miradas, que evidentemente yo no podía entender. - Además me dormí encima tuyo sin querer. - Admití, sintiendo demasiado calor en el momento, ¿porque no podía simplemente callarme? ¡Por dios!
- Oh... no tienes porque disculparte cariño, de eso queríamos hablar, bueno de cierta forma. - Admitió ya más tranquilo. - Sabes, a nosotros nos pareció muy tierno eso. - ¿Tierno? Tengo miedo... realmente ya no entiendo nada...
- Si eres muy lindo mi vida, y sabes, bueno para decirlo de una vez, nos gustaría muchísimo cuidarte. - Dijo Alexander rápidamente, parecía quitarse un enorme peso de encima.Yo para ese momento los miré con sorpresa. No era para menos, me quedé atónito con la información.
-¿Cuidarme? - Pregunté con una media sonrisa, estaba aún más nervioso.
- Si mi vida, verás, mi esposo y yo estamos casados ya a 7 años, y desde el principio siempre quisimos alguien para cuidar. Como...
- ¿Y por qué no adoptaron? - interrogé rápidamente, tenía miedo de comprender lo que estaba pasando.
- Porque no nos dejaron, o mejor sí, pero nos la quitaron unos días después. Una pareja "más adecuada para adoptar" vino a buscarla. - Respondió de nuevo, y muy velozmente Alexander. Pero se puso algo sombrío. Sentí un nudo en el estómago, me dio mucha lástima por ellos.
- Si eso es... e incluso si tenemos muchas posibilidades ahora y probablemente nos dejasen escoger el niño que quisiéramos, después de eso, no nos da mucha confianza. De todas formas, algún tiempo después descubrimos otra cosa, y nos agradó mucho. Solo no encontramos todavía la personita especial para hacerlo. - Se sinceró Samuel. Me daba demasiada pena. Para esos momentos solo pensaba que tan injusto era. Yo con unos supuestos padres, si se les puede llamar así, de mierda, y ellos queriendo tanto eso. Allí fue cuando me percaté ¿espera un segundo? ¿Soy idiota o que me pasa? Realmente estaba confundido, sabía lo que me estaban diciendo. Pero no lo podía creer, y menos aceptarlo...
- ¿Y yo qué? - Me quería golpear internamente (de nuevo). Hablar era realmente mi talón de Aquiles.
- Bueno, tu... como ya lo dijimos - respondió Samuel, que para ese entonces tenía tomado mi otra mano - eres muy lindo y nos encantaría cuidarte.
- Como un niño pequeño. - Añadió Alexander - Como nuestro hijo.En ese instante mi cabeza explotó, pensar que no hace mucho me estaba enamorado, incluso teniendo malos pensamientos con ellos, y ahora estaban pidiéndome que los dejara cuidarme. No alcanzaba muy bien a comprender todo lo que conllevaba aquello. Pero muchísimos sentimientos contrarios se debatían en mi mente.
¿Porque me querían cuidar?, Yo ya no era un niño como querían ellos. Y tampoco estaba acostumbrado a tener a alguien siempre. Cuando Samuel me llevó a mi casa y me dio mis medicinas se sintió muy raro, aunque en el fondo fue bonito, al menos para mi. Los dos me gustaban pero no quería meterlos en problemas, y de todas formas Alexander sabía que no podía salir del hospital.Mi silencio debió ser demasiado para ellos, así que Samuel volvió a hablar:
- Sabes si no quieres está bien - Eso no debía de ser tan cierto, Alexander empezaba teniendo los ojos un poco cristalizados. No sabía que era tan sensible, de alguna manera eso parecía conectarnos. - Pero te prometo que si lo aceptas te trataremos muy muy bien cariño.
- Incluso podrías salir de aquí, si tuvieras alguien que pudiera cuidarte debidamente. - Lo que dijo Alex me llamó mucho la atención, ¿como carajos hacía para adivinar mis pensamientos?
- ¡¿Enserio?! - Demande muy emocionado, no lo pude evitar, lo soñaba cada noche. Sin embargo me acordé de un pequeño detalle - Pero... yo...yo tuve que devolver mi piso. - Anuncié tristemente, tenía algo de vergüenza, quería llorar.
- No mi príncipe, no llores, ¡lo lamento mucho! - Alex se aproximó todavía más si cabe, y besó mi mano - Mira corazoncito, mira el lado bueno, tenemos un trámite menos que hacer. - le miré interrogante a lo que continuó explicando - Si aceptas ser nuestro bebé vendrías con nosotros. A nuestra casa, para que pudiéramos estar al pendiente siempre siempre.En ese momento me di cuenta de dos cosas: primera, los apodos y mimos ya no me parecían tan molestos, incluso me empezaban gustando, aunque fuera la primera vez que alguien me tratara así. La segunda ¿¡bebé!?
- ¿Ser vuestro bebé? - solo pude repetir casi tartamudeando. Okey me hacían sentir muy indefenso. ¿Pero igual eso era mucho para mi?
- Si mi rey, nos gustaría mucho mucho que nos dejaras tratarte como un bebé. ¡Nuestro bebé! Sabemos que necesitas muchos cuidados por tu enfermedad, y Alex se encargaría muy bien de ello. Pero a parte nos gustaría hacer algo así como el ageplay. Claro, cuando lo necesites podrás ser un chico grande. Y a veces tendrás que serlo si o si.
- De todos modos - interrumpió Alexander - te daríamos todo el tiempo que te haga falta. Y lo haríamos de espacio. Una cosa a la vez, para que estés tranquilo y puedas decírnoslo si algo no te agrada.
- Bueno yo... - me miraron expectantes, y yo por mi parte no quería defraudarlos...
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Los cuadernos de Marcos
RandomMarcos, es un chico un poco reservado, que tiene como bienes más preciados sus cuadernos, donde escribe historias, y todo tipo de textos que le representan. Su obra es parte de el, y lo ayuda a superar su soledad, y las dificultades que viene pasand...