Al instante, no supe si alegrarme, o sentir lástima por la mujer parada delante de nosotros. Papá le exigió explicaciones y ella no pudo hacer más que tartamudear y excusarse. Yo miraba con atención...
- Jefe, realmente lo lamento, de haberlo sabido... - Papá la escuchaba con una mueca aburrida, apoyando su brazo en el respaldo de la silla, reposando su cabeza en la palma de su mano mientras que con la otra hacía caricias leves sobre mi estómago.
- Ya, es suficiente. - Papá se enderezó sobre la silla, y estiró su brazo para tomar el chupete que estaba no lejos de allí. - Te pedí una explicación, no una falsa disculpa... - Papi me dio mi tete: al principio no pensaba aceptarlo, pero él tampoco preguntó nada...
- Señor... - Murmuró atónita. Papá empezó a propinar golpecitos suaves con sus dedos sobre mi chupete para que succionara, lo hice.
- Te explico: casi le pegas a mi hijo. Y sinceramente... - Hizo una pausa dramática. - hasta ahora, las personas que le hicieron algún daño no salieron precisamente bien... - En aquel momento rodé los ojos: no sabía que el tipo del aeropuerto había sido capturado, y que mis papás se encargaron de que no volviera a salir de prisión... - Sin hablar de que, si no fuera mi hijo, seguro yo no me enteraría, ¿verdad? - Continuó sin ninguna emoción aparente.
- Yo no haría eso. - Se defendió.
- Ya lo hiciste. - Cortó la respuesta de la contraria.Yo me pregunté si debía contarle que no era la primera vez, aunque si era la primera en que intenta pegarme realmente... No necesité decir nada: papá me lo preguntó él mismo, Le expliqué todo.
- ¡Eso es mentira! - Me quitó la palabra.
- ¡No! ¡No es cierto! - Grité. Papá volvió a dejar el chupete en mi boca. ¡Me frustré mucho!
- Tranquilo. - Me miró un segundo. - Escucha, deberías de tener vergüenza. Eres la primera persona que ve la gente al entrar en esta empresa. De alguna manera, eres la portada, la cara de la empresa. Y a decir verdad, no quiero una maltratadora repelente como imagen de mi negocio.
- Se que es su hijo pero no debería...
- ¿¡No debería creer al niño al que ibas a pegar en la puerta de mi empresa!? - Papá levantó la voz. Me estremecí. Daba mucho miedo... - Vale. - Escupió disgustado. Inmediatamente después llamó a seguridad. Al dejar el teléfono prosiguió. - Si seguridad confirma tu versión, te vas con una advertencia y ya.
- Lo harán... - ¡Claro que lo harían! Ellos estaban de acuerdo con ella, incluso siempre la ayudaban a expulsarme como si fuera un perro sarnoso...
- Mas te vale...Los 5 minutos que tardaron los de seguridad para llegar, me parecieron eternos. Papá miraba con desinterés a la pantalla de su computadora, escribiendo un mensaje, la recepcionista continuaba hablando, sola, y yo en serio no sabía dónde meterme... eventualmente los dos hombres tocaron a la puerta; papá les ordenó pasar.
Rápidamente les explicó el problema, y les pidió confirmar que es lo que había sucedió realmente. Eso sí, no me esperaba lo que pasaría a continuación...
- Y más les vale decir la verdad. Sino me encargaré personalmente de que no vuelvan a trabajar en seguridad. - Papá advirtió antes de que pudieran decir nada.
- Hem... - Los dos hombres se miraron. - Su... su hijo tiene la razón.
- La señorita siempre le trató mal, y no solo a él.... - La mujer estaba furiosa y yo sorprendido de que estuvieran de mi lado: los guardias prefirieron salvar su puesto de trabajo...
- Perfecto. - Papá dejó su ordenador de lado. - Podéis ir a la administración, el señor Díaz les recibirá de inmediato. - Todos lo miraron con los ojos abiertos como platos. - Están los 3 despedidos por justa causa. Salgan de mi oficina. - Lo miré, levantando un poco mi cabeza, tenía una expresión neutral, pero sus ojos dorados parecían arder: hasta yo tragué saliva...
- Pero señor... - Uno de los hombres intentó hablar. Pero no pudo: se me hacía tan extraño que papá interrumpiera a la gente. El siempre me enseñaba que no se podía hacer eso: era muy feo. Pero en aquel momento no pareció querer escuchar nada...
- ¿¡Pero qué pensáis!? - De nuevo se escuchó bastante imponente. - ¿¡Sois de seguridad, y no se les ocurrió que eso no era manera de tratar a nadie!? Además, de lo que sé, le han obedecido sin más... - Ninguno de los tres pudo emitir ningún comentario. Papá no les dejaría... - Y agradeced que esto no se pondrá en vuestro expediente los dos. - Apuntó a los hombres. - ¡Afuera! - Posó su mano libre con tanta fuerza en la mesa, que el estruendo se debió escuchar en toda la planta. Los tres salieron corriendo sin pronunciar una sola palabra. Papá tomó su teléfono una vez que cerraron la puerta. - Leonardo, ya te los mandé. Haz como te dije por mensaje. - Habló neutral, no esperó respuesta. - Ah... Y contrata gente para seguridad. - Colgó.
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Los cuadernos de Marcos
RandomMarcos, es un chico un poco reservado, que tiene como bienes más preciados sus cuadernos, donde escribe historias, y todo tipo de textos que le representan. Su obra es parte de el, y lo ayuda a superar su soledad, y las dificultades que viene pasand...