ERICA
Después de pasar varias horas con Ashley en el spa, me siento como una mujer nueva. Me han recortado el pelo y me han hecho capas para enmarcarme la cara. Me he comprado un nuevo vestido negro ajustado a mis curvas porque Ashley insistió en que era una compra necesaria. Es más de lo que normalmente me gastaría en un vestido, pero tengo que admitir que me sienta como un guante.
Por último, Ashley me maquilló cuando volvimos a casa y es perfecto. Mis ojos azules brillan bajo mis pestañas oscuras y cuando me miro en el espejo siento que es otra persona la que me devuelve la mirada.
Me estoy poniendo los zapatos rojos que compré para combinar con mi vestido nuevo cuando llaman suavemente a mi puerta.
Supongo que es Ashley y le grito que entre. Pero no podía estar más equivocada. Los trillizos entran en mi habitación, uno tras otro, y Chris cierra suavemente la puerta tras de sí.
Intento levantarme de la cama, pero Bryce me empuja con fuerza y casi me caigo. Los cuatro nos miramos en silencio. Me siento más incómoda que de costumbre porque noto los ojos de los hermanos recorriendo mi cuerpo mientras estoy sentada con las piernas cruzadas en la cama.Cada uno de los hermanos va vestido de forma impecable. Llevan trajes grises a juego y el pelo corto despeinado. La única forma de distinguirlos es por las camisas de distintos colores que llevan debajo de los trajes de chaqueta. Tengo que admitir que están
deliciosos delante de mí.
—Espero que no te hayas arreglado para nosotros—, dice Ace con crueldad.
—Me he arreglado para mí—, le escupo. —Por si lo has olvidado no eres el único que cumple años hoy.
Los trillizos estallan en carcajadas como si hubiera dicho lo más gracioso que han oido nunca. —Tu cumpleaños es una pérdida de tiempo—, dice Chris dolido.
—Que amable por acordarte de mi cumpleaños—, comento sarcástica.
Bryce se sienta en la cama a mi lado y me pasa los dedos por el pelo. —Estás... increíble—, dice mientras se inclina hacia mí y su aliento se abanica contra mi cuello.
— ¿Gracias? —le respondo, pero más bien es una pregunta. Me cuesta respirar con Bryce tan cerca.
De repente, Bryce ya no está a mi lado. Chris lo ha lanzado al otro lado de la habitación y Bryce golpea bruscamente la puerta. —
Fuera de los límites—, gruñe Chris enfadado.—Lo que tú digas, hermano—, dice Bryce mientras guiña un ojo en mi dirección y yo me estremezco ante la acción.
—Tenemos que hablar contigo—, Ace cruza los brazos sobre el pecho y lo único en lo que puedo pensar es en lo enormes que parecen los músculos de sus brazos con ese traje. Me sacudo los pensamientos de la cabeza y me pregunto qué demonios me está pasando. Nunca había mirado así a los trillizos y ahora prácticamente babeo por ellos.
—Es normal quererlos—, resuena una voz en mi mente y estoy segura de que me estoy volviendo loca.
— ¿Qué quieres? —Me pongo en pie y me enderezo el vestido contoneando ligeramente las caderas.
Bryce gime fuerte y se muerde el puño mientras me mira con ojos llenos de lujuria. Chris le da un golpe en el estómago con el dorso de la mano y Bryce aparta de mala gana su mirada de mí y se apoya contra la puerta.
—Queremos hablar contigo sobre esta noche—, dice Ace brevemente. —No estás invitada.
Debería haberlo visto venir. No debería estar tan decepcionada como estoy mientras los tres me miran con una sonrisa burlona.
Pero el pozo en el fondo de mi estómago me dice que estoy decepcionada. Esta noche quería mezclarme con algunos hombres lobo de la manada, y tal vez encontrar a mi pareja, pero eso no parece estar en mis planes esta noche.
—De todas formas, no pensaba venir—, miento.
—No tienes que mentirnos, preciosa. Sabemos que te has arreglado para nosotros—. Bryce me mira por enésima vez.
—Me arreglé para mí, porque también es mi cumpleaños —les digo, y en gran parte es verdad. No me he arreglado para ellos.
—Sigue diciéndote eso, cariño—, dice Bryce mientras empieza a caminar hacia mí, pero por suerte Chris hace de portero y lo empuja de nuevo hacia la puerta.
—A pesar de lo que pienses, tu cumpleaños me importa un bledo
—. Coloco las manos en las caderas y doy un golpecito con el pie en el suelo y espero a que salgan de mi habitación.
—No te lo tomes como algo personal—, interviene Chris. —Es que no nos pueden ver con un granuja en nuestra fiesta.
—Y justo cuando creo que has madurado—, digo con sarcasmo.
—Entonces está decidido—, dice Ace dando una palmada. —Erica no viene a la fiesta y Bryce se mantiene alejado de Erica.
— ¿Pero y si ella no quiere alejarse de mí?— Bryce mueve las cejas arriba y abajo cómicamente.
—Confía en mí—, murmuro. —No será un problema.
Bryce se lleva la mano al corazón y actúa como si estuviera herido, pero aun así me dedica una sonrisa que deja caer las bragas. Chris sale primero de la habitación y Ace se mueve rápidamente detrás de él. Pero Bryce no se mueve de su sitio junto a la puerta.
—Ya puedes irte—, le digo mientras señalo hacia la puerta.
Bryce da unos pasos hacia delante e inmediatamente desvío la mirada y me miro los pies. No me gusta estar tan cerca de él, sola en mi habitación. La gente podria empezar a hablar. Bryce me levanta la barbilla con dos de sus dedos y me veo obligada a mirar sus brillantes ojos azules. Igual que los de Ace, tienen motas verdes. Bryce se inclina y presiona suavemente sus labios contra los míos.
—Feliz cumpleaños, pequeña granuja.
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Maldecida con los trillizos alfa
Werewolf-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo la llamo virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos. Erica se encuentra sin hog...