Cap 135 Traición en el hospital

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POV de Erica

Le tiendo la mano a Raven para que Chris la coja e inmediatamente empiezo a levantarme de la cama del hospital. Quedarme en este hospital ya no es una opción. ¿Quién sabe con quién más estuvo trabajando el doctor Wilson mientras estuvo aquí? No es seguro para mí estar aquí. En realidad no sé dónde es seguro para mí estar. Alice parece tener secuaces en todas partes.
—¿Qué estás haciendo?— Chris pregunta mientras sostiene a Raven torpemente en sus brazos.
—Nos vamos de aquí—, digo mientras el pánico empieza a invadir la habitación. —Si el doctor Wilson puede llegar hasta mí aquí, tu madre también puede—.
Chris se revuelve de un lado a otro mientras hace rebotar en sus brazos a nuestra hija, que ahora grita. —En realidad—, traga saliva.
—Nosotros somos los que contactamos con el doctor Wilson—.
Levanto los ojos para mirar a Chris y el aire de la habitación pasa del pánico a la ira en un instante. —¿Qué habéis hecho?

—No sabíamos que estaba trabajando con nuestra madre. Si lo hubiéramos sabido, nunca habríamos contactado con él—.
Sé que me está diciendo la verdad, pero eso no hace que sea más fácil de escuchar. Busco en la habitación del hospital algo de ropa para ponerme, pero no hay nada. Miro a Chris y extiendo los brazos hacia Raven. —Dame tu camiseta—, le gruño.
Chris deja a Raven con cuidado en la cama del hospital, se quita la camisa y me la tira. Rápidamente empiezo a quitarme los cables y las vías del cuerpo. Las alarmas de las máquinas de la habitación empiezan a sonar con fuerza y las enfermeras entran corriendo en la habitación.
—Luna—, grita una de las enfermeras por encima de las máquinas.
—¿Qué haces?
—Me voy—, digo simplemente.
—Pero el doctor Wilson nos dio instrucciones estrictas de mantenerte aquí al menos una semana en observación—, dice la otra enfermera en voz baja.
No puedo evitar soltar una carcajada ante sus palabras. —Quiere decir que quería mantenerme aquí para poder llevarse a mi hijo aún más lejos de mí, porque ese era su plan. Se lo garantizo—.
—Luna—, la primera enfermera da un paso hacia mí y gruño tan fuerte que las ventanas de la habitación empiezan a sonar. Da un paso atrás y levanta las maños en señal de rendición. -Al menos déjenos revisar a su hija antes de irse—.
—¡No!— Grito con fuerza. Tirando de la camisa de Chris sobre mi cuerpo, recojo a Raven en mis brazos con suavidad pero con rapidez. —No la perderé de vista.
—Has pasado por una terrible experiencia—, la segunda enfermera se acerca a mí con cuidado. —Comprendo que esté indecisa. Pero, por favor, dejenos revisarla antes de que se vaya—.
—Les he dicho que no—, les siseo a las dos.
Mi ira ha llenado tanto la habitación que parece sofocante. Sé que no podrán tolerarlo mucho más tiempo. Raven se retuerce en mis brazos y sé que mis emociones también deben de estar afectándola. Respiro hondo e intento limpiar mis emociones del aire que me rodea. Raven se acomoda en mis brazos y empieza a arrullar dulcemente.
Me vuelvo hacia Chris, que me mira con cara de preocupación. - Nos vamos—, digo refiriéndome a Raven y a mí. —¿Vienes?—
Chris asiente con la cabeza rápidamente y se mete entre las enfermeras. Las dos enfermeras se colocan a ambos lados de la puerta y esperan pacientemente a que yo pase. Sujeto a Raven contra mi pecho y paso junto a las enfermeras. En cuanto les doy la espalda, siento un dolor agudo en el hombro. Grito de dolor, llamando la atención de Chris.

Chris se lanza hacia delante y me quita a Raven de los brazos antes de que caiga al suelo. Caigo al suelo con un ruido sordo y mi cuerpo empieza a retorcerse de dolor. Me echo la mano a la espalda, me saco una jeringuilla del hombro y la tiro al suelo junto a mí.
Chris mira desde la jeringuilla del suelo hasta la enfermera que me la ha clavado en el hombro. Levanto la vista y veo el miedo que se dibuja en su rostro. Retrocede varios pasos, pero no tiene adónde ir. Mi cabeza se gira hacia la otra enfermera, que está de pie con cara de asombro.
—Luna—, tartamudea. —No sabía...-.
Pero Chris ya no está escuchando. Con Raven cogida suavemente del brazo, se acerca a la enfermera que intentó envenenarme. La agarra por el cuello y la aprieta con fuerza. La oigo jadear cuanto más le aprieta el cuello.
—Tenía que hacerlo—, balbucea la enfermera. —Luna Alice tiene a mi hija—.
Así es como Alice recluta gente para su bando. Chantaje. Quiero sentir lástima por la enfermera, pero no puedo sentir nada en este momento. Mis piernas empiezan a entumecerse y manchas oscuras empiezan a invadir mi visión. Abro la boca para gritar a Chris, pero no me sale ninguna palabra. Parpadeo furiosamente tratando de librarme de las manchas oscuras que parecen agrandarse por momentos. La enfermera que está más cerca de mí se agacha y me pone los dedos en la garganta.
—Luna, necesito que vuelvas a la cama—, dice mientras intenta levantarme del suelo.
Chris se da la vuelta y le gruñe y ella me deja caer de nuevo al suelo.
—Alfa, tengo que volver a conectarla a la vía. Necesito eliminar lo que había en la jeringa de su cuerpo lo antes posible—. La enfermera le suplica con los ojos y yo sé que ella no tuvo nada que ver con la jeringa. Confío en ella.
Asiento débilmente con la cabeza y Chris vuelve a centrar su atención en la enfermera, que sigue agarrada a él. Veo cómo sus garras se extienden desde la punta de sus dedos y le arranca la garganta del cuello. La sangre le salpica a él y a Raven. Suelto un pequeño jadeo antes de que la oscuridad se apodere de mi cuerpo y mi cabeza caiga sin fuerzas al suelo.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora