Punto de vista de Erica
El trayecto hasta el centro comercial es tranquilo e incómodo.
Bryce insistió en conducir y yo me negué a sentarme en el asiento delantero con él. En su lugar, me senté atrás con Ashley. Ashley hace todo lo posible por disipar la incomodidad entre Bryce y yo, charlando a mi lado sobre cualquier cosa que se le ocurra. Le agradezco que lo intente, pero sigo enfadada con los hermanos por meter las narices donde no les llaman.
Bryce entra en el aparcamiento del centro comercial y encuentra sitio rápidamente. Cuando salimos del todoterreno, noto los ojos de los demás clientes del centro comercial mientras entramos. Me siento incómoda con todo el mundo mirándonos mientras entramos, pero Bryce no parece darse cuenta.
—¿Por qué nos mira todo el mundo? gimo mientras entramos en el centro comercial.
—Es así siempre que estás con uno de los herederos Alfa—, me susurra Ashley, —La gente se pregunta constantemente con quién están y por qué. Especialmente si estás con Bryce-.
—Genial—, gimo miserablemente. —Van a pensar que soy uno de sus ligues—.
Bryce estaba claramente escuchando nuestra conversación porque se da la vuelta y empieza a caminar hacia atrás mientras me habla. —No lo harán, Zorrita—. Dice con una sonrisa en la cara.
—Nunca he llevado de compras a ninguno de mis ligues—.
Los celos corren por mis venas al pensar que Bryce está con otras mujeres cuando yo nunca he estado con nadie. Siento lágrimas calientes de rabia quemándome los ojos al pensar en ello. Al notar que me estoy enfadando, Bryce me rodea el hombro con el brazo y me besa en la mejilla. Siento un hormigueo por todo el cuerpo y, por mucho que lo intento, no puedo seguir enfadada con él. Fue antes de saber que yo era su pareja.
Ashley me arrastra de tienda en tienda. Me empuja al probador de cada tienda y me obliga a probarme numerosas prendas. Ella y Bryce se sientan fuera del probador y cantan —desfile de moda, desfile de moda, desfile de moda—. Me obligan a salir de los probadores y a enseñarles cada conjunto. Bryce insiste en comprarme todas las prendas que me pruebo, me gusten o no.
Insistía en que todos me quedaban muy bien.
Bryce hace varios viajes al todoterreno para meter bolsas y bolsas en el maletero. En uno de esos viajes, Ashley me arrastra hasta Victoria's Secret. Se me pone la cara colorada cuando me pone en las manos varias prendas de lencería y me empuja hacia el probador.De pie en el probador, miro las prendas con poca ropa que Ashley me pone en los brazos. Grito a través de la puerta. —No pienso probármelas—.
—Vale—, gime Ashley insatisfecha. —Pero los vas a comprar todos
Al mirar las etiquetas de los precios no puedo creer que algo con tan poca tela cueste tanto dinero. —No puedo comprarlos todos—, trago saliva. —Es demasiado—.
Abro la puerta del vestidor y Ashley me quita todas las prendas de las manos. —Te los vas a llevar todos. He visto tus bragas y necesitas unas nuevas—.
Me ruborizo al recordar que todo el mundo en la manada ha visto mis bragas y sujetadores porque las trillizas los han escondido por toda la manada.
Ashley lleva todos los artículos a la caja, los cuenta y los envuelve delicadamente en papel de seda. Bryce nos sigue la pista justo a tiempo para ver cómo meten la última vez en la bolsa.
—Vaya, vaya, vaya—, ríe emocionado. —¿Qué tenemos aquí?—
—Sólo estoy actualizando el vestuario de Erica—, dice Ashley con una sonrisa de satisfacción en la cara. Le entrega a la cajera la tarjeta platino y Bryce prácticamente da saltitos de emoción.—¿Has comprado algo en azul?— pregunta Bryce mientras intenta echar un vistazo a las bolsas. —Apuesto a que su piel se ve increíble en azul—.
—Supongo que tendrás que esperar y ver—, dice Ashely con una sonrisa de satisfacción en la cara.
Bryce se inclina hacia mí y me susurra al oído. —Estoy deseando ver lo que te has comprado. ¿Un desfile de moda cuando lleguemos a casa?—
Empuja a Bryce lejos de mí juguetonamente y yo me niego a contestarle. Sé que no podré decirles que no si me piden un desfile de moda al llegar a casa.
Sacando su teléfono del bolsillo, Bryce hace una foto de las bolsas de Victoria's Secret y se las envía a Ace y Chris. Inmediatamente mi teléfono empieza a zumbar en mi bolsillo.
Miro a Bryce y gimo antes de contestar.
—¿Qué?—, digo mientras contesto al teléfono.
—¿Qué hay en esas bolsas?— pregunta Ace con curiosidad.
—¿Llegó Bryce a verte en ellas?—. Chris interviene.
—Lo que haya en esas bolsas no es asunto tuyo—, susurro al teléfono. —Y no, Bryce no llegó a ver ninguna de ellas-.—¿Podemos verlo cuando llegues a casa?—, suplica Ace y puedo oír la emoción en su voz.
—No lo sé—, murmuro. —Me lo pensaré—.
Bryce está detrás de mí canturreando: -desfile de moda, desfile de moda...—
Me giro rápidamente y le digo que se calle.
Al otro lado del teléfono, Ace y Chris corean lo mismo. Siento que me invade la vergüenza y cuelgo el teléfono sin despedirme.
Antes de que pueda dar varios pasos, mi teléfono vuelve a sonar en el bolsillo. Gimo al sacarlo del bolsillo y vuelvo a contestar.
—¿Qué?—, siseo y casi suelto el teléfono cuando oigo la voz al otro lado de la llamada.
—Erica—, la voz de mi madre llega a través de la otra línea. -
¿Estás bien?—
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Maldecida con los trillizos alfa
Werewolf-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo la llamo virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos. Erica se encuentra sin hog...