Cap 132 Cuervo

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Punto de vista de Erica

Sentada en la oscuridad no estoy segura de lo que se supone que debo hacer a continuación. La Diosa de la Luna dijo que regresaría a la tierra de los vivos, pero no me dijo cómo regresar. Una vez más, no puedo ver ni unos centímetros delante de mi cara y el silencio que me rodea es ensordecedor. Justo cuando estoy a punto de rendirme, oigo una voz familiar.
—¿Cuánto tiempo más va a estar dormida?—. Oigo gritar a Bryce a través de la oscuridad. —Ya ha pasado una semana—.
—¿Una semana?— Jadeo para mis adentros. —Tengo que volver con mis compañeros y mis bebés—.
Al pensar en mis bebés, una sensación de asco se me clava en la boca del estómago. Me pregunto si los trillizos habrán estado buscando a nuestro hijo.
De repente, otra voz rompe el silencio de la oscuridad. —¿Alguna pista más sobre dónde puede haber ido mamá con nuestro hijo?—. pregunta Ace.

El corazón se me hunde aún más en el estómago al saber que Alice aún tiene sus asquerosas garras sobre mi hijo. Ahora sé más que nunca que necesito volver con mis compañeros. No pueden encontrar a nuestro hijo sin mi ayuda.
Respiro hondo y me concentro en los sonidos del mundo que me rodea. Escucho más allá del silencio e intento escuchar la tierra de los vivos. Oigo la respiración sutil de cada uno de mis compañeros.
De fondo se oye el pitido fuerte y constante de una máquina. Sé que debo de estar en el hospital.
Un hormigueo se extiende desde mi mano hasta mi brazo. Sé que uno de mis compañeros debe de estar cogiéndome la mano.
Concentro toda mi energía en la sensación del vínculo que recorre mi cuerpo. Si alguien puede devolverme a la realidad, son mis compañeros.
Mis ojos se abren y se cierran. Con cada movimiento de mis ojos, el mundo que me rodea se vuelve menos oscuro. Cuando veo el mundo, la luz de la habitación me ciega e intento levantar la mano para protegerme los ojos de la luz. Intento mover los dedos de ambas manos, pero están atrapados en un cálido apretón. Me aprietan la mano izquierda con tanta fuerza que estoy segura de que voy a perder los dedos, y sé que ese apretón pertenece a Chris. Me acarician suavemente la mano derecha. Me dibujan pequeños círculos en la palma de la mano y sé que debe de ser Bryce. Pero, ¿dónde está Ace?
—Creo que se está despertando—, dice Chris mientras me suelta la mano.
Finalmente abro los ojos y veo tres caras idénticas que me miran fijamente. Ace, Bryce y Chris tienen la misma expresión de preocupación.
Abro la boca para hablar, pero no consigo emitir ningún sonido.
Siento la garganta seca e incómoda. Bryce me acerca un vaso de agua a los labios. Con avidez, le quito el vaso de la mano y engullo el agua lo más rápido que puedo.
—Bryce se ríe. —Más despacio, zorrita. No querrás ponerte enferma—.
Carraspeo torpemente e intento hablar de nuevo. —¿Dónde están mis bebés?— susurro con voz ronca.
—Aquí está la niña—, dice Ace mientras la deposita suavemente en mis brazos.
Miro a la belleza morena en mis brazos y suelto un suspiro de alivio. —Lo ha conseguido—, digo con lágrimas en los ojos.
Ace me aparta un mechón de pelo de la cara. —La has salvado, dice mientras nos mira a los dos. —El médico dijo que la salvaste gracias a tu rapidez. Le diste calor cuando más lo necesitaba—.
Se me escapa una lágrima y cae sobre la cabeza de mi hija. No puedo creer que la haya salvado. —¿Cómo la has estado llamando?— pregunto con curiosidad.
—¿Llamándola?— pregunta Chris mientras mira entre nuestra hija у уо.
—Seguro que no la has estado llamando 'la niña' todo este tiempo-, reprimo la risa.
—En realidad—, dice Ace tímidamente. —La hemos estado llamando Raven por su pelo—.
—Raven—, susurro mientras la miro. Sus brillantes ojos azules me miran fijamente. —Me gusta. Le queda bien—.
Mientras sostengo a Raven en mis brazos, no puedo evitar sentirme incompleta. Me pregunto cómo sería tener a mis dos hijos en brazos al mismo tiempo. Unos sollozos silenciosos empiezan a sacudir mi cuerpo mientras estrecho a Raven contra mi pecho.
Raven arrulla suavemente mientras chupa la mano y eso me hace llorar con más fuerza.
Quiero saber, no, necesito saber si mi hijo hace lo mismo cuando intenta calmarse. Necesito sentir su peso en mis brazos. Necesito saber si está bien.
-Encontraremos a nuestro hijo—, dice Ace en voz baja. —Te prometo que encontraremos a nuestro hijo—.
—¿Y qué hay de tu madre?— pregunto fríamente. —¿Qué le pasará cuando la encontremos?—
Los trillizos se alejan un paso de mí y se arrastran torpemente. -
¿Qué quieres que hagamos?— pregunta Ace vacilante.
—Quiero que muera—, digo mientras miro al bebé en mis brazos.
—Quiero que tenga una muerte lenta y dolorosa. Me secuestró cuando estaba embarazada, me encerró en una pequeña habitación durante meses y me obligó a dar a luz a mis hijos sin vosotros a mi lado. Luego se llevó a nuestro único heredero y huyó.
Dejándome morir con mi hijo en brazos—..
Los trillizos me miran con cara de terror.
—Erica—, empieza Bryce. —No teníamos ni idea...—
-..No creíamos que fuera capaz de semejantes atrocidades—, dice Ace mientras corre a mi lado.
—Lo sabía—, Chris se encoge de hombros. —Simplemente no supimos mantenerte a salvo. Eso no volverá a ocurrir—.
Antes de que tenga oportunidad de responder. La puerta se abre y me quedo con la boca abierta al ver quién está en el umbral.
—Doctor Wilson—, dice Ace alegremente. -Mira quién ha decidido despertarse por fin—.
El doctor Wilson deja caer su portapapeles al suelo y me mira con cara de asombro. Sin dudarlo ni un momento más, sale corriendo de la habitación del hospital dejando los papeles en el suelo tras de sí.
—Estaba ayudando a tu madre—, grito mientras sostengo a mi bebé contra el pecho.
Ace y Bryce salen corriendo tras él mientras Chris se queda atrás para protegerme. Nos estrecha a Raven y a mí contra su pecho y nos mece de un lado a otro, tratando de calmar el pánico que crece en mi pecho.
—No es seguro para mí en ningún sitio—, empiezo a sollozar. -Tiene ojos en todas partes—.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora