Punto de vista de Erica
Es como si todo se moviera a cámara lenta. Me siento en el sofá y veo cómo los guerreros registran la casa en busca de alguien que no debería estar aquí. Me rodeo el vientre con los brazos e intento proteger la vida que está creciendo en mi interior.
Mi madre se sienta a mi lado y me frota la espalda, pero, por alguna razón, solo consigue agitarme más. Mi cuerpo tiembla incontrolablemente de rabia y de miedo. Alguien que quiere hacer daño a mi hijo ha estado aquí, en la manada.
Hago una lista en mi cabeza de todos los que querrían hacerme daño, pero sólo una persona viene a mi mente. Alice. Aparte de ella y el Alfa Devin nadie más sabe que soy un lobo blanco.
Chris finalmente viene y se sienta a mi lado. Me rodea con sus brazos y el cosquilleo del vínculo de pareja calma un poco mi ansiedad.
—Vamos a averiguar quién lo hizo—, me asegura Chris.
—Creo que ya sé quién lo ha hecho—, digo dubitativa. La última vez que acusé a su madre de algo salió corriendo.
—Sé lo que vas a decir—, me detiene Chris antes de que pueda continuar. —Y a mí también se me ha pasado por la cabeza—.
—¿No estaría su olor por toda la casa de la manada si estuviera aquí?—. Pienso en voz alta.
Chris mueve la cabeza de un lado a otro. —¿Recuerdas cuando estuve en tu apartamento y no captaste mi olor enseguida? Es porque enmascaré mi olor con acónito—.
—El acónito es mortal—, jadeo.
—Sólo en grandes dosis—, me dice Chris. —Si sólo ingieres una pequeña cantidad puede enmascarar tu olor, pero también suprime a tu lobo.
Me muerdo el labio inferior mientras me pierdo en mis pensamientos. Seguramente ella no habría sido capaz de colarse en la casa de la manada completamente desapercibida.
—¿Cómo supo siquiera que estoy embarazada?—. le pregunto a Chris. El miedo empieza a subirme por el pecho y se filtra por mis bocas llenando el aire que nos rodea.
—No lo sé—, dice Chris con cara de preocupación.
Mi madre se levanta y empieza a caminar por el suelo delante de nosotros. —¿Y si no trabaja sola? Seguro que tiene gente dentro de la manada que aún le es leal—.
—Eso significaría que Alice tiene contactos tanto en el hospital como, aquí, en la casa de la manada—. Se me atragantan las palabras. De repente no me siento segura en ningún sitio.
De repente, la puerta principal de la manada se abre de golpe y Ace y Bryce, muy desnudos, entran corriendo. Mi madre chilla de asombro y se tapa los ojos con las manos.
Ace y Bryce cogen unos calzoncillos del armario del vestíbulo y se los ponen mientras se disculpan en voz baja.
—Hemos corrido todo el camino de vuelta—, bromea Ace ligeramente.
-¿Dónde está Aaron? pregunta mi madre mientras echa un vistazo a través de sus manos, asegurándose de que mis compañeros ya están cubiertos.
—Decidió adelantarse a la Manada Oeste—, dice Bryce mientras se abre paso hacia mí. -Pensamos que sería lo mejor—.
—¿Crees que lo aceptarán?—. La voz de mi madre está llena de preocupación.
—Hemos llamado antes al Beta en funciones—. Ace intenta sonar confiado. —Esperemos que no haya ningún problema. —¿Dónde está la carta?— pregunta Bryce, que me sube a su regazo y me acaricia el cuello con la nariz.
Chris le entrega la carta a Ace y luego Ace se la entrega a Bryce.
Escondo la cara en el cuello de Bryce. No quiero volver a ver la carta. Sólo servirá para darme más ansiedad.
—Todos sabemos quién ha hecho esto—, dice Bryce con un gruñido.
—Madre—, dicen los tres al mismo tiempo.
Me sorprende un poco que los tres estén tan ansiosos por admitir que su madre está detrás de todo esto. Pero, sinceramente, ella es la única opción lógica.
—¿Cuál es el plan?— dice Bryce mientras le devuelve la carta a Ace.
Ace frunce las cejas mientras piensa en un plan. —Está claro que no podemos dejar a Erica desatendida. Como no sabemos en quién podemos confiar y en quién no, uno de nosotros tiene que estar con ella en todo momento.—
Cada fibra de mi cuerpo quiere protestar. Soy una adulta a la que han enseñado a luchar y a protegerse, pero en el fondo sé que los hermanos tienen razón. Estaré más segura con uno de ellos a mi lado en todo momento.—En segundo lugar—, Bryce interviene. —Tenemos que encontrar a las ratas de nuestra manada—.
Chris mueve la cabeza arriba y abajo en señal de acuerdo. -
Alguien le ha estado dando información a nuestra madre y tenemos que averiguar quién—.
—Siempre podríamos usar nuestra aura Alfa y ordenarles que nos digan la verdad—, dice Bryce mientras me abraza más fuerte.
—Papá siempre decía que usáramos eso como último recurso—, dice Chris con cara de preocupación.
—Papá ya no está al mando—, gruñe Ace en dirección a Chris, — y la vida de nuestra compañera está en juego.
Chris cierra la boca y sabe que no debe discutir con Ace cuando usa ese tono. Pero Ace y el se miran durante unos segundos. Sus ojos se vuelven vidriosos y sé que están hablando entre ellos a través del enlace mental.
—Deberíamos empezar por el médico-, dice finalmente Chris en voz alta. —Si alguien sabía que Erica iba a tener un niño, era él—.
Llevo demasiado tiempo sentada en el regazo de Bryce en silencio.
—Si el médico sabía lo que íbamos a tener, ¿por qué no nos lo habría dicho?—.
Todos los hermanos me miran con cara de confusión. -¿Qué intentas decir, Zorrita?— dice Bryce mientras sujeta mi cabeza contra su pecho.
—¿Y si ha vuelto a visitar el oráculo?—. Digo titubeando. —¿Y si el oráculo le dio otra visión?—.
—Quizá nosotros también tengamos que visitar el oráculo—, dice Ace con seriedad. —Puede que sea la única que tenga las respuestas que necesitamos.
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Maldecida con los trillizos alfa
Werewolf-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo la llamo virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos. Erica se encuentra sin hog...