CAP 16 Me deseas tanto como yo a ti

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ERICA
Hace un calor insoportable y el olor a chocolate caliente me despierta del sueño. Mis ojos se abren y se adaptan fácilmente a la oscuridad que me rodea. Intento incorporarme, pero algo me sujeta. Me sorprendo al ver que un brazo me sujeta con fuerza. El pánico me recorre el cuerpo mientras intento recordar qué ocurrió exactamente anoche. Recuerdo que tuve mi primer turno, pero después de eso todo está un poco borroso.
Giro la cabeza hacia un lado y veo una cara que me mira fijamente.
Dios mío, es Bryce. Me sonrie con los dientes mientras sigue mirándome. —Buenos días—, susurra.
Giro el cuerpo y suelto un gritito al ver que es Ace quien me sujeta por la cintura. Noto que intenta apretarme más y murmura algo como "cinco minutos más". Suelto otro grito y le quito el brazo de encima antes de darle una patada y tirarlo de la cama.
Ace cae al suelo con un ruido sordo e inmediatamente empieza a frotarse el lado de la cabeza que ha golpeado contra el suelo. —
¿Por qué ha sido eso?— gime mientras me mira.
Estoy demasiado aturdida para hablar. Empiezo a patalear cuando me doy cuenta de que hay alguien al final de la cama. Suelto otro grito cuando veo que es Chris el que está al pie de la cama. Me agarra los pies y me los sujeta a la cama para evitar que le dé una patada en la cara.
— ¿Quieres calmarte?—, me grita Chris.
Abro la boca para volver a gritar, pero Bryce me tapa la boca con la mano. Le muerdo la mano y grita de dolor. Ace se levanta junto a la cama y sólo lleva puestos los calzoncillos. Mi respiración se entrecorta por un momento al ver su pecho y sus brazos tonificados. Mis ojos bajan y jadeo al ver el bulto que se esconde bajo la tela de sus calzoncillos.
Vuelvo a mirar a Ace, que me sonrie. — ¿Te gusta lo que ves, Feisty Pants?
Un gruñido sale de mis labios al oir el apodo que Ace me acaba de poner. — ¿Qué estoy haciendo en tu habitación? — digo apretando
los dientes.
—Oh, es peleona—, dice Bryce con una sonrisa en la cara. —Como una zorrita.
—Chicos—, gruñe Chris en voz alta. — ¿No ven que esta asustada?
Chris me suelta las piernas y yo las enrosco a mi alrededor. Justo entonces recuerdo que apenas estoy vestida. Cojo las mantas de la cama y me tapo.
—Ya te hemos visto—, dice Bryce bostezando. —No hace falta que te tapes.
Chris golpea a Bryce en la pierna. —Te he dicho que está asustada. Probablemente está tan asustada que ni siquiera está escuchando a su lobo.
— ¿Qué tiene que ver mi lobo?— Le grito.
—Cierra los ojos y escucha a tu lobo—, dice Ace mientras se sienta en la cama, justo fuera de mi alcance.
Miro a los tres hermanos y cruzo los brazos sobre el pecho. No hay forma de que confíe en estos chicos.
—Vamos—, dice Bryce con una sonrisa dibujada en la cara. —No morderemos... a menos que nos lo pidas—. Bryce mueve las cejas arriba y abajo mientras intenta pasarme un dedo por la mejilla.
Apartando de un manotazo la mano de Bryce los miro a los tres como si hubieran perdido la cabeza. —De ninguna manera Voy a
cerrar los ojos ante ninguno de ustedes.
Chris estira la mano y me toca en el pie y me saltan chispas por toda la piel. ¿Cómo no me di cuenta antes? Pero eso sólo puede significar una cosa. Que Chris es mi pareja. Pero si Chris es mi pareja, ¿por qué deja que Ace y Bryce se acerquen tanto a mí? ¿No se supone que los machos alfa deben proteger a sus compañeras?
—Escucha a tu lobo—, Chris me mira con ojos suplicantes.
Me suelta el pie y cierro los ojos. "Envy", susurro en mi cabeza.
"¿Qué está pasando?"
"Parece que acabas de pasar la primera noche con tus mates",
Envy bosteza y se despereza en mi mente.
"¿Mates?" pregunto. "¿Qué quieres decir?"
Envy sonrie mientras me pasa por la mente imágenes de los trillizos.
"Eso no es posible", le respondo a mi loba, pero ella ha vuelto a los recovecos de mi mente y se ha quedado dormida.
Abro los ojos y veo a los tres hermanos mirándome fijamente. —Bueno—, Ace parece impaciente.
Levanto la nariz al aire, inhalo profundamente y el olor a chocolate caliente inunda mis sentidos. El aroma es seductor, pero cuanto más huelo el aire, percibo tres olores diferentes entre el chocolate caliente. Puedo oler toques de canela, vainilla y menta. Cada aroma es tentador, pero juntos son casi insoportables. Se me hace la boca agua y me tiemblan las rodillas.
Abro los ojos y los trillizos me miran con la misma cara de satisfacción.
—No es posible—, murmuro.
—Pero lo es—, dice Bryce acercándose a mí en la cama.
Me rodeo con los brazos tratando de mirar a otra cosa que no sean los hermanos. Chris me agarra por los tobillos y tira de mí con fuerza para que vuelva a tumbarme en la cama. Me tumbo en la cama atónita mientras él trepa por mi cuerpo y me acaricia el cuello con la nariz. Se me escapa un pequeño gemido cuando me pasa la lengua por el lugar donde me marcará. Me tapo la boca con la mano, horrorizada por el sonido que acabo de hacer.
—Ves—, susurra Chris junto a mi oído. —Me deseas tanto como yo a ti. Tanto como te queremos todos.
Tiene razón y lo sé, pero eso no significa que tenga que estar dispuesta a aceptarlo. Levanto la mano, le doy una bofetada y
gruño. —Suéltame.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora