Cap 73 ¿Traicionado el vínculo de pareja?

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Punto de vista de Erica

Me vendé con cuidado la mano herida, intentando ignorar al compañero que me había traicionado. Pero es más fácil decirlo que hacerlo. Su aroma a chocolate caliente y vainilla se arremolina a mi alrededor y es como un detonante para mis partes femeninas. Sólo puedo pensar en cómo sus manos y su lengua recorren mi cuerpo.
Noto que mi cuerpo se tensa y que mis bragas empiezan a mojarse. Espero que el olor de mi excitación quede enmascarado por el resto de los olores del bar.
Bryce hace todo lo posible por explicarme por qué ha hecho lo que ha hecho, pero yo sé por qué está aquí y sólo quiero que acabe de una vez.
—Entonces, ¿quieres hacerlo tú o quieres que lo haga yo?—. le pregunto.
Los ojos de Bryce se abren de golpe. —No lo entiendo—. Está mintiendo y lo sé.
—Estás aquí para rechazarme—, le digo con la mayor seguridad. -

Deberíamos acabar con esto de una vez—.
Bryce se pasa la mano por la cara y gime de frustración. —Pensé que había venido aquí para rechazarte—, me dice con sinceridad.
—Pero ahora que estamos aquí juntos, sólo quiero llevarte a casa.
Te echo de menos—.
—Hoy no parecías echarme de menos—, le digo bruscamente.
—¿Qué quieres que haga para arreglar esto?—. Bryce me suplica.
—Si pudiera volver atrás, lo haría—.
—No te estoy pidiendo que lo retires—, le digo mientras vuelvo a ponerme en pie. —Para ser sincera yo también me he acostado con otra—.
Bryce me mira con cara de asombro. —Eso es imposible. Lo habríamos sentido si hubieras traicionado el vínculo de pareja-.
—¿Quién dice que he traicionado el vínculo de pareja?—. Le respondo crípticamente.
Bryce se pone en pie y derriba la silla en la que está sentado. Veo cómo se le acumula la rabia en el pecho al darse cuenta de lo que ha pasado. —Así que Chris y tú os escapasteis para poder estar juntos sin Ace y sin mí-.
—No—, digo con calma. —Él me siguió la pista. Igual que hicisteis Ace y tú—.

—Así que prefieres estar sola con Chris, que con nosotros tres juntos—, me grita Bryce.
El calor me sube a la cara avergonzado porque sé que todos los bailarines están escuchando a escondidas nuestra conversación.
—¿Puedes bajar la voz?— le siseo.
—No hasta que me respondas—, me grita Bryce.
—Nunca planeé escaparme para estar con Chris—, le digo bruscamente a Bryce. —Huí porque no entendías la importancia de que os necesitara a los tres para sentirme completa—.
Bryce se burla de mi respuesta. —Parece que sólo necesitas a uno de nosotros—.
Termino de vendarme la mano y levanto la vista para mirar a mi compañera a los ojos. Aunque me supera en altura, me niego a retroceder. —Y parece que tú no me necesitas en absoluto para ser feliz-.
Bryce se queda con la boca abierta como un pez fuera del agua.
Tiene algo en la punta de la lengua que quiere decir, pero se contiene.
—Entonces—, digo secamente. —¿Quieres rechazarme o voy a rechazarte yo?—.

Bryce sigue mirándome con la boca abierta. —No quiero rechazarte—, dice en voz baja.
—No voy a dejar que me hagas daño cada vez que decidas acostarte con tu pieza lateral—, gruño.
—Ella no es una pieza lateral—, me gruñe Bryce de forma protectora y eso me dice todo lo que necesito saber.
-Yo, Erica, que una vez fui miembro de la Manada del Oeste, te rechazo a ti, Bryce, de la Manada del Norte, como mi pareja—, las palabras salen de mi boca con facilidad, pero el dolor que las acompaña no es algo para lo que estuviera preparada.
Empiezo a jadear con fuerza, intentando aliviar el dolor que irradia mi pecho. Siempre he oído que rechazar un vínculo de pareja es una de las cosas más dolorosas que puedes hacer como hombre lobo, porque estás rechazando algo sagrado que te fue dado por la Diosa de la Luna. Pero no esperaba que doliera tanto.
Las lágrimas ruedan por mis mejillas. Tanto por el dolor como por la pérdida de uno de mis compañeros. Levanto los ojos y miro a Bryce, que también se está apretando el corazón de dolor. Le miro a los ojos y parece como si le hubieran traicionado.
—Acéptalo—, digo apretando los dientes.
—No—, dice Bryce mientras sale corriendo de la trastienda del bar.

En cuanto se va, las bailarinas de la trastienda vienen corriendo a mi lado. Lacey y Stacey me abrazan mientras lloro.
—¿Estás bien?— me pregunta Lacey mientras me seca las lágrimas que corren por mis mejillas.
—Creo que lo estaré—, le digo con sinceridad.
Lacey me da otro abrazo y me aprieta los pechos contra la cara.
Intento zafarme de su abrazo y de sus pechos, pero me aprieta con más fuerza.
—Tengo que volver al frente—, digo cuando por fin me suelto de
Lacey.
—Estoy segura de que a Romeo no le importará que te tomes la noche libre—, me dice Lacey, pero lo último que quiero es pasar la noche sola.
De repente, la puerta de la trastienda se abre de golpe y Chris irrumpe por ella.
Lacey me suelta y se pone delante de mí para protegerme. —¿No has hecho suficiente?— le espetó a Chris.
Chris la mira confundido y yo no puedo evitar reírme un poco.
—Lacey—, me río entre dientes. —Este es su hermano--.

Lacey lo mira con desconfianza antes de apartarse. —Te estoy vigilando—, le dice mientras señala con dos dedos en su dirección.
—Vamos—, dice Chris mientras me coge en brazos. Me abraza como a una novia y yo me acurruco en su pecho. Respiro su suave aroma. —Te llevo a casa—.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora