Cap 87 La ruptura

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POV de Erica

Amber se acomoda en el diminuto asiento trasero del deportivo de Ashley. Cruza los brazos sobre el pecho en señal de protesta silenciosa. Está claro que cree que sentarse en el asiento trasero es indigno de ella. Ashley y yo nos limitamos a ignorarla y charlamos juntas durante todo el camino de vuelta al albergue. No hablamos de nada importante. Sólo nos ponemos al día de lo que nos ha pasado mientras yo no estaba.
—¿No tenéis nada más importante de lo que hablar?— se queja Amber desde el asiento trasero.
-La verdad es que no—, dice Ashley alegremente. Sé que está disfrutando del hecho de que Amber se sienta miserable en el asiento trasero.
—¡El Alfa está en el hospital!— Amber chilla. —¿No deberíamos estar hablando de eso?—
—¿Qué hay que decir?— Ashley se encoge de hombros. —Ha salido del quirófano y se pondrá bien. No hay razón para insistir en las partes negativas de la situación—.

—Bueno—, resopla Amber. —Sé que se espera que los hermanos elijan pronto a sus Luna. Creo que todos sabemos a quién elegirá Bryce, pero ¿y Ace y Chris?—.
Abro la boca para hablar, pero la voz se me queda atascada en la garganta. Los trillizos son míos. Trago saliva e intento ignorar la pregunta de Amber.
—Creo que deberían estar con su pareja predestinada—, Ashley enfatiza la palabra —predestinada—.
Veo que Amber pone los ojos en blanco por el retrovisor. —No quiero ofenderte ni nada, pero sería una desgracia que alguno de los hermanos te eligiera a ti. No eres exactamente material Luna—.
Giro las manos sobre el volante hasta que los nudillos se me ponen blancos. Ashley me da un codazo en las costillas para que le responda, pero vuelvo a negarme a rebajarme a su nivel. La última vez que lo hice acabé abofeteándola.
Ashley suelta un resoplido de frustración antes de darse la vuelta en su asiento y fulminar a Amber con la mirada. —¿Y supongo que crees que tienes madera de Luna?—.
Amber se pasa el pelo por detrás de la oreja y sonrie alegremente a Ashley. —De las tres... Probablemente sea la más cualificada.
Llevo toda la vida entrenándome para el puesto—.
Pongo los ojos en blanco con tanta fuerza que creo vislumbrar mi cerebro. Claro que lleva toda la vida entrenándose para esto. Estoy segura de que estaba prometida a Bryce desde que nació.
¿Qué pasa cuando encuentras a tu pareja predestinada?—
Ashley le pregunta a Amber.
—Obviamente lo rechazaré—, dice ella con naturalidad. —Ser la Luna de la Manada del Norte es el mayor honor. No puedo imaginar que mi futuro compañero sea capaz de igualar ese estatus—. Por fin encuentro mi voz.
—Cuando encuentras a tu pareja predestinada, nada más parece importar. Ni el hecho de que se haya burlado de ti durante la mayor parte de tu vida o cualquiera que sea su estatus. Cuando la encuentras, completa una parte de ti que ni siquiera sabías que te faltaba. Cuando estás lejos de ellos, sientes como si cada fibra de tu ser tratara de encontrarlos.
Amber y Ashley se callan al oír mis palabras. Entro en la entrada de la casa de la manada y aparco el coche de Ashley en su sitio.
Antes de que Ashley salga del coche, se vuelve hacia mí y me abraza. —No veo la hora de encontrar a mi pareja predestinada—.
—Sigo pensando que están sobrevalorados—, dice Amber mientras se escabulle de la parte trasera del coche de Ashley.
Mientras subo las escaleras de la casa de la manada, me doy cuenta de que Bryce está en el porche esperándonos. Intento ignorarlo, pero me agarra del brazo y me acerca a él. —Voy a arreglar las cosas—, me susurra al oído.
—Lo creeré cuando lo vea—, le susurro.
Entro en la casa de la manada y empiezo a subir las escaleras cuando Ashley me agarra de la muñeca y tira de mí hacia la ventana de la puerta principal.
—¿No sientes curiosidad por lo que está pasando ahí fuera?—, me dice mientras se agacha detrás de la maceta de la ventana para observar lo que ocurre.
—Me importa un bledo lo que esté hablando con su pareja, miento. La verdad es que quiero apartar a Ashley y ver por mí mismo lo que se dice.
—No oigo lo que dicen—, se queja Ashley, —pero parece acalorado—.
En lugar de subir las escaleras, me dejo llevar por la curiosidad.
Tomo asiento en la escalera de abajo y espero a que Ashley me cuente todo.
—¿Qué está pasando?— Susurro.
—La cara de Amber está muy roja. Casi tan roja como su pelo-. Ashley se ríe entre dientes.

Me inclino hacia adelante en el escalón tratando de escuchar lo que se dice a través de la pesada puerta de madera, pero todo lo que puedo oír son voces apagadas. Desde luego, no parece una conversación amistosa.
—Ahora está llorando—, susurra Ashley por encima del hombro.
Aunque eso debería alegrarme, no puedo evitar sentir un poco de lástima por Amber. Vino aquí esperando ser una de las Luna de esta manada y ahora le han roto el corazón.
—Oh,— Ashley exclama un poco demasiado alto. —Ella acaba de darle una bofetada en la cara. Rápido, escondete, ahí vienen—.
Miro a mi derecha y a mi izquierda. No hay sitio donde esconderme. De repente, la puerta principal de la casa de la manada se abre y Amber entra furiosa. Ashley finge estar inspeccionando la planta junto a la ventana, mientras yo sigo sentada en el último escalón. Amber me echa un vistazo y cierra los puños. Echa el puño hacia atrás y me da un puñetazo en la cara.
Su puñetazo es tan débil que apenas me mueve la cabeza hacia un lado. La miro y sonrío dulcemente. —Supongo que me lo merecía-, le digo.
Amber me gruñe antes de empujarme y subir las escaleras:
—No me puedo creer que te haya pegado—, dice Ashley conmocionada.
—Sí que puedo—, me río. —Bryce es muy bueno con las manos—.
—Asco—, Ashley se tapa los oídos y sube corriendo las escaleras.
—¡No quiero oír hablar de esto!—.
—¿Estás bien?— La voz de Bryce viene de la puerta principal.
—Ya lo estoy—, le digo.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora