Cap 98 Cruel

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Punto de vista de Erica

El sol brilla con fuerza a través de la ventana de la habitación de Bryce. Intento estirar las extremidades, pero no importa en qué dirección empuje los brazos o las piernas, choco contra algo duro.
Abro los ojos de uno en uno e intento que el pánico no se apodere de mi pecho. La última vez que me fui a dormir con mis tres compañeros, me desperté y uno de ellos había desaparecido.
Cuando abro los ojos y miro mi cuerpo, veo tres pares de brazos rodeándome con fuerza. Me pregunto cómo habrán decidido a quién le toca cada sitio. El pobre Ace parece haberse llevado la peor parte. Duerme encima de mis piernas y me rodea las caderas con los brazos. Bryce me rodea la cintura con los brazos y Chris, los hombros. No puedo moverme.
Estoy atrapada, tengo que hacer pis y tengo las piernas entumecidas. Me quito de encima los brazos de Bryce y Chris y consigo sentarme en la cama. Ahora sólo tengo que alejarme de Ace. Me agarra con demasiada fuerza y no puedo zafarme.
—Mierda—, murmuro mientras las ganas de mear se hacen más fuertes. —Ace—, susurro. —Ace, tengo que mear—.

Le doy un golpecito en el hombro, murmura algo sobre que esta es mi casa y me abraza con más fuerza. Me río entre dientes mientras intento zafarme de él.
Al final, me zafo de todos los hermanos, salgo torpemente de la cama y corro al baño. En cuanto hago mis necesidades, decido que necesito una ducha urgentemente. Todavía tengo restos de barro y manchas de hierba en la piel de la noche anterior.
Como no quiero despertar a los hermanos, voy de puntillas hasta la puerta del baño y la cierro suavemente. Me meto en la ducha sobredimensionada de Bryce y giro los pomos. El agua me cae encima y está helada. Me muevo de un pie a otro intentando mantenerme caliente bajo el agua helada.
Busco en la ducha algo con lo que lavarme, pero lo único que encuentro es la toallita de Bryce. Arrugo la nariz al verla y decido restregarme con las manos. Me echo el jabón de Bryce en las manos y empiezo a frotarme suavemente. El jabón llena el cuarto de baño del aroma de los hermanos y mis dedos exploran mi cuerpo.
Recorro mi cuerpo con las manos, me agarro los pechos y los masajeo suavemente. Apoyada en la pared de la ducha, dejo que el agua me limpie el cuerpo de jabón mientras mis dedos recorren el sur. Echo un vistazo a la puerta del baño para asegurarme de que sigue cerrada antes de deslizar un dedo entre mis pliegues.
Inmediatamente siento en el aire el aroma de mi excitación, pero no me importa. Al pasar los dedos por mi raja, recuerdo la sensación de las manos de mis compañeros sobre mí al mismo tiempo. De algún modo, incluso después de haberlos tomado todos ayer, tengo ganas de más.
Pienso en hundir mis caninos en su carne y marcarlos como míos.
Siento un apretón familiar en mi interior y sé que estoy a punto de liberarme.
Justo cuando estoy a punto de alcanzar el punto álgido de mi placer, la puerta del baño se abre de golpe y los trillizos están de pie en la puerta mirándome con los ojos muy abiertos.
—Erica—, respira Ace con fuerza y suelta un suave gruñido. Sé que puede oler el aroma de mi excitación en la habitación. -¿Qué haces ahí?
La vergüenza me invade y aparto las manos de mi cuerpo. Por suerte, el vapor de la ducha ha empañado el cristal y no pueden ver lo que estoy haciendo.
—Sólo me estoy duchando-, escupo con demasiada rapidez.
Puedo oír la culpa en mi propia voz.
—No huele como si te estuvieras duchando—, gruñe Bryce. —Nos despertamos con el olor más delicioso que sale del baño. No te estás divirtiendo sin nosotros, ¿verdad?—.
—¿Por qué piensas eso?— tartamudeo.

—Porque toda la habitación huele como si estuvieras a punto de correrte en tus bonitos deditos—, Chris ríe seductoramente.
La puerta de la ducha se abre de golpe y los tres hermanos entran sin esperar invitación. Bryce se me acerca inmediatamente y me coge el coño con la mano. Sus dedos recorren mis húmedos pliegues.
—Está empapada—, les dice a sus hermanos con una sonrisa en la cara.
Jadeo fuerte cuando sus dedos rozan mi clítoris. —Estoy en la ducha—, exhalo con fuerza.
—No tan mojada, zorrita—, me sonríe Bryce.
Despacio, desliza un dedo dentro de mí y empieza a meterlo y sacarlo lentamente.
Ace y Chris me aprietan los pechos con las manos antes de morderme los pezones.
—Habría pensado que ya había tenido bastante después de lo de ayer—, se rie Ace.
—Nuestra zorrita es codiciosa—, gruñe Chris. —Me gusta-.
—No soy codiciosa—, jadeo.

—¿En qué estabas pensando mientras te dabas placer?—, me susurra Bryce al oído.
Sin dudarlo, se lo digo. —Pensaba en hundir mis caninos en vuestros cuellos y marcaros como míos para siempre—.
—Oh, Zorrita—. La voz de Chris es ronca mientras pellizca y chupa mi marca. —Eso se puede arreglar—.
—Quiero marcaros—, les digo a todos mientras sus manos exploran mi cuerpo. -Quiero haceros míos-.
—Entonces saquemos esta fiesta de la ducha—, dice Ace mientras sale de la ducha y coge una toalla. Pero Bryce no se mueve.
—Está tan cerca—, susurra Bryce a sus hermanos. —Sería cruel parar ahora—.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora