Cap 55 Apestas

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POV de Ace

Han pasado dos semanas desde que Chris y Erica desaparecieron.
Mi lobo, Azul, ha estado aullando sin parar en mi cabeza, rogándome que vaya a buscar a mi pareja. Para empeorar las cosas, Bryce no habla con nadie. Está tan sumido en la depresión por la pérdida de nuestra pareja que apenas ha salido de su habitación. Sólo puedo esperar que Erica decida volver a casa pronto.
Para empeorar las cosas, nuestra madre no nos habla ni a Bryce ni a mí porque su hijo dorado se ha escapado. Culpa a Erica de todo lo que ha ido mal y a su vez nos culpa a nosotros por ponernos de su parte. Nuestro padre está atrapado en el medio. Quiere complacer a su pareja, pero también quiere que seamos felices.
Está en una situación sin salida.
Frente a la puerta de Bryce, golpeo tan fuerte como puedo, pero no hay respuesta. Levanto la nariz y puedo oler su dulce aroma. Sé que está ahí dentro.
-Abre—, grito a través de la puerta. —Tenemos que hablar.
—Vete—, me grita Bryce a través de la puerta.

Giro el pomo con todas mis fuerzas, rompo el cerrojo y la puerta se abre de golpe. Arrugo la nariz en cuanto entro en su dormitorio.
Hay platos sucios en todas las superficies vacías y asquerosa ropa sucia por todo el suelo. Bryce está sentado en la cama, en calzoncillos, jugando a la videoconsola.
—¿Qué haces? le digo. Intento contener la respiración porque el olor del dormitorio es insoportable.
—Revolcándome en mi autocompasión, dice Bryce mientras se mete un montón de patatas fritas en la boca. Sólo se mete la mitad de las patatas en la boca. El resto caen sobre la cama a su alrededor. Bryce limpia las patatas del suelo y sigue jugando a su videojuego.
—No puedes regodearte en la autocompasión—, gimo. —Tenemos una manada que se supone que estamos aprendiendo a dirigir—.
—Perdimos a nuestro hermano y a nuestra compañera—, Bryce se atraganta con sus palabras. —¿Qué más quieres que haga? Los echo de menos—.
—Yo también los echo de menos—, le digo a Bryce. —Pero no podemos seguir dándole vueltas a algo que no podemos controlar
—He intentado llamarles a los dos—, la voz de Bryce está llena de remordimiento. —El teléfono de Chris va directo al buzón de voz y Erica ha bloqueado mi número—.

Limpio las migas de patatas fritas de la cama junto a Bryce y me siento a su lado. —He intentado hacer lo mismo—, admito. —He obtenido la misma respuesta—.
—¿Qué se supone que vamos a hacer sin ellos?—. Bryce tiene lágrimas nadando en sus ojos azules.
—No lo sé—, le digo con tristeza.
Miro el estado en el que se encuentra Bryce y tengo que admitir que quiero hacer lo mismo. Quiero revolcarme en mi propia autocompasión, pero somos los futuros alfa de la manada del Norte. Tenemos responsabilidades. Bryce tiene que recomponerse.
—Vamos—, le digo empujándolo a un lado. —Vamos a interrogar a Ashley una vez más. A lo mejor esta vez conseguimos por fin que se derrumbe—.
Finalmente una sonrisa socarrona se dibuja en el rostro de Bryce.
El sabe, tan bien como yo, que Ashley es la que ayudó a Erica a huir.
Bryce salta de la cama y sale corriendo de su habitación sin molestarse siquiera en ponerse la ropa o esperar a que lo siga. Lo persigo por el pasillo y los dos nos plantamos delante de la habitación de Ashley y aporreamos su puerta. Ashley abre y tiene el pelo rubio revuelto. Debe de estar durmiendo. Arruga la nariz cuando percibe el olor de Bryce y su aspecto.

—No vas a entrar aquí oliendo así—, dice mientras bloquea la puerta. —¿Y por qué estás desnudo?—.
—Hemos venido a hablarte de Erica—, dice Bryce, sin molestarse en andarse con rodeos. —Y no estoy desnuda—.
Ashley pone los ojos en blanco. —Ya os lo he contado. Fuimos de compras y desapareció mientras yo estaba en el probador. No pude localizarla—.
-¿Intentaste siquiera localizarla?—. pregunto enfadada.
—Claro que si—, se burla. —Era la única amiga que tenía en esta manada abandonada por la Diosa—.
Bryce y yo compartimos una mirada cómplice. Sabemos que nos está mintiendo, pero no tenemos forma de demostrarlo. Padre nos ha prohibido usar nuestra Aura Alfa en ella para sacarle la verdad.
Su excusa es que si Erica realmente nos quiere como compañeros, volverá cuando esté lista y no deberíamos rastrearla y arrastrarla de vuelta como ambos queremos.
Creo que deberíamos usar nuestra aura—, dice Bryce a través del enlace mental. Padre no tiene por qué saberlo'.
Si no crees que irá corriendo a ver a papá en cuanto acabemos, te equivocas—, le recuerdo. Ashley siempre ha sido una chismosa.
Sólo cuando se trata de nosotros—, gruñe Bryce en voz alta. Pero cuando se trata de nuestro compañero, es sorprendentemente reservada—.
—Si habéis terminado de tener una conversación privada en mi puerta, me gustaría volver a dormir-, gime Ashley. Nos cierra la puerta en las narices y nos miramos con cara de asombro.
¿Acaba de cerrarnos la puerta en las narices?—. pregunta Bryce.
—Lo ha hecho—, digo en voz baja.
Tenemos que coger su teléfono—, le digo a Bryce a través del enlace mental. —Apuesto a que ha estado enviando mensajes a
Erica todo este tiempo—.
Nunca dejará su teléfono—, Bryce dice lo obvio. Lo lleva prácticamente pegado a la mano—.
Creo que es hora de que empiece a entrenar—, digo sonriendo.
—¿Podríais alejaros de mi puerta?— Ashley grita con fuerza desde el otro lado. —¡Apestas!-

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora