Cap 47 Tiempo es juego

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Punto de vista de Erica

[Contenido para adultos]

Me zafo de Bryce y lo miro con los ojos muy abiertos.
—No creo...—, empiezo, pero Bryce me interrumpe.
—Prometo no forzarte más allá de un pequeño juego previo—, dice Bryce mientras acecha hacia mí como si fuera su presa. —Además, todos estuvimos de acuerdo en que deberíamos estar allí para tu primera vez—.
Dando unos pasos hacia atrás me alejo de Bryce. La parte trasera de mis rodillas choca contra su cama y caigo sobre ella con la falda levantada por encima de las rodillas. Me pongo de rodillas en la cama a toda prisa y me estiro el vestido sobre el cuerpo.
—Awe, Little Fox—, dice Bryce mientras se acerca a la cama. -
¿Vas a hacerme rogar?—.
—No creo que sea el momento de tontear mientras me peleo con tu hermano—. Intento razonar con Bryce pero solo consigo que se ría entre dientes.

—Creo que es el momento perfecto para tontear—, se ríe Bryce. —
Te distraería un poco—.
Bryce me agarra por la cintura antes de que pueda apartarme y me acerca a su pecho. Aunque todavía estoy de rodillas en la cama, Bryce sigue siendo más alto que yo. Me pasa la mano por detrás del pelo y me lo suelta. Me agarra la cabeza por la nuca y me acerca la cara a la suya.
—¿Siempre estás tan cachondo?— le pregunto bromeando.
—Sólo cuando estoy cerca de ti—, dice Bryce antes de que sus labios se estrellen contra los míos.
Siento un hormigueo por todo el cuerpo cuando profundiza el beso. Abro la boca y su lengua se introduce inmediatamente en la mía. Sus movimientos son tranquilos y calculados. Me mete la mano bajo la falda, la levanta y me masajea las nalgas.
Se me escapa un gemido y sé que estoy acabada. Para ser sincera, Bryce es mucho más hábil con las manos que sus hermanos y no me doy cuenta de que me ha metido los dedos dentro de las bragas hasta que me rodea suavemente el clítoris.
Bryce se separa del beso y apoya la frente en la mía. Jadeo con fuerza mientras él sigue frotándome el clítoris con el pulgar.
—Creía que no querías jugar conmigo. dice Bryce mientras desliza un dedo en mis pliegues. —Joder, nena. Estás tan apretada-. Hábilmente Bryce me mete los dedos en el coño y me frota el clitoris al mismo tiempo y puedo sentir cómo me mojo más y más por momentos. Si no para pronto, acabaré corriéndome sobre su mano.
—Bryce—, susurro su nombre seductoramente y él reduce sus movimientos a una velocidad dolorosamente lenta.
—¿Vas a dejar que te pruebe?— pregunta Bryce. Sus ojos azules brillan con picardía mientras me mira.
Soy incapaz de encontrar la voz, así que me limito a asentir con la cabeza. No quiero que deje de hacer lo que está haciendo. Pero, de repente, sus manos desaparecen de mis bragas y me entran ganas de que me toque.
Antes de que pueda detenerlo, Bryce me ha puesto las bragas en las manos y me las arranca de un tirón. Las deja caer al suelo y se arrodilla. Levanta el dobladillo de mi falda y no duda. Se zambulle de lleno y empieza a chuparme el clítoris mientras sus dedos exploran con maestría los pliegues de mi coño.
Yo sigo de rodillas sobre la cama y la cabeza de Bryce está oculta bajo la falda de mi vestido. Estaba tan ansioso que ni siquiera se molestó en dejar que me tumbara. Con una precisión perfecta, me lame el clítoris mientras empapa sus dedos en mis jugos. Primero me introduce un dedo y luego otro. Los mete y saca lentamente.
Me lleva al borde del orgasmo antes de retroceder y empujarme de nuevo al límite. Justo cuando creo que no puedo aguantar más, llaman a la puerta del dormitorio.
Siento vergüenza en la cara porque sé que el olor de mi excitación es tan fuerte en el aire que cualquiera podría percibirlo. Bryce saca la cabeza de mi falda y se pone en pie. Se limpia la barbilla con la palma de la mano y grita a quienquiera que esté en la puerta para que entre.
Dejo escapar un suspiro de alivio cuando Ace entra, pero me tenso una vez más cuando veo a Chris entrando detrás de él.
—Bueno... bueno... bueno...— dice Ace con una sonrisa de satisfacción en la cara. —¿Qué tenemos aquí?
—Nada—, consigo espetar pero tanto los ojos de Chris como los de Ace se arremolinan hacia el negro mientras olfatean el aire.
—Habéis llegado justo a tiempo, hermanos—, dice Bryce con suficiencia. —Estaba a punto de empujarla al abismo—.
De rodillas, Bryce se sumerge de nuevo en mi coño con sus dedos y su lengua. Cada centímetro de mi cuerpo pide a gritos que los otros dos hermanos se acerquen a mí. Ace no pierde el tiempo, deja las bolsas de comida rápida y se coloca detrás de mí. Pero Chris se queda mirándonos a los tres, como si no supiera qué tiene que hacer.
Ace me levanta la parte inferior del vestido para que Chris pueda ver exactamente lo que sus hermanos me están haciendo. Lentamente, Ace me levanta el vestido por encima de la cabeza y lo tira al suelo delante de Chris. Mis ojos no se han apartado de los de Chris desde que entraron en la habitación.
Bryce retira los dedos de mi coño y deja que Ace tome el relevo mientras sigue chupándome el clítoris. Lentamente Ace frota un rastro desde mi coño hasta mi culo cubriéndome de mis propios jugos. Me aparta el pelo y me susurra al oído. —¿Confías en mí?—.
Asiento rápidamente con la cabeza y siento cómo Ace me empuja suavemente el culo con uno de sus dedos. Lentamente, Ace empuja uno de sus dedos en mi culo y yo jadeo. Puedo sentir a Bryce riéndose contra mi clítoris.
Con un solo dedo le hago señas a Chris para que se acerque a mí.
Yo también necesito sentir sus manos sobre mí.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora