[Contenido Maduro]
POV de Bryce
Las hormonas del embarazo de Erica están haciendo que su apetito sexual sea insaciable. Después de nuestro rapidito en la cama, nos metimos en la ducha, e inmediatamente se arrodilló y envolvió mi polla con su preciosa boquita. Intenté razonar con ella, pero con sus labios sobre mí, me resultaba difícil protestar. Antes de que me diera cuenta, sus piernas me rodeaban por la cintura y mi polla estaba enterrada en su interior.
Aprieto su espalda contra las frías baldosas de la ducha, la sujeto por el culo y le meto la polla una y otra vez. Orgasmo tras orgasmo sacuden su cuerpo hasta que tiembla bajo el agua fría de la ducha.
Estoy seguro de que está agotada. Así que me dejo perder en los pliegues de su coño. Mi polla se endurece y la penetro por última vez. Las piernas de Erica se desenvuelven alrededor de mi cuerpo y casi se deja caer al suelo de la ducha.
—Tengo que volver a la cama—, dice somnolienta.
—Oh, no—, la increpo. —Tenemos que estar en el oráculo en diez minutos. Puede que los hermanos no se enfaden porque te haya follado sin ellos, pero se cabrearán si faltamos a la reunión—.
Erica sale de la ducha y se envuelve en una toalla. Intenta ponerse los vaqueros, pero no le abrochan la barriga.
—Te dije que se te notaba—, le digo sonriendo mientras le tiro un par de mis pantalones de chándal.
—No puedo llevar esto al oráculo—, exclama. —Tengo que estar guapa—.
-Entonces te sugiero que vayas desnuda—. Le guiño un ojo y ella pone los ojos en blanco.
Rebusca en su pequeña maleta y saca un vestido negro. Se lo pone por la cabeza y gime con fuerza. La blancura de la falda acentúa su creciente barriga. Está prácticamente radiante. Nunca la había visto tan guapa.
Antes de que pueda protestar, cojo el móvil y le hago unas cuantas fotos antes de enviárselas a mis hermanos. Los dos responden inmediatamente con emojis de corazones. Erica me pilla sonriendo a la pantalla y me arranca el móvil de la mano.
—Uf—, protesta, —estoy enorme—.
—Estás preciosa, contraataco, —no puedo esperar a que ya no se te vean los pies—.
Erica me mira horrorizada. —Por favor, no me digas que tienes algún tipo de fetiche enfermizo con el embarazo-.
—Normalmente... No.— Me río. —Pero contigo, puede que desarrolle uno
-Qué asco—, arruga la nariz en señal de disgusto, pero no se me escapa la sonrisa que juguetea en la comisura de sus labios.
—Vamos, Zorrita. Ya vamos tarde—. le digo antes de darle un beso en la frente y sacarla de la habitación.
Alpha Jet nos prestó uno de sus coches para hacer el corto trayecto hasta el límite de su territorio para encontrar el oráculo.
No muchos hombres lobo nacen con el don de la vista y los que lo tienen suelen ser híbridos de bruja. Ahora mismo el oráculo de la Manada del Este es el único oráculo conocido en Norteamérica.
Aunque nació dentro de la Manada Este prefiere su soledad y vive en las afueras del territorio.
Giramos por un viejo camino de tierra que sube por la ladera de una montaña. El camino es duro y me doy cuenta de que está afectando al estómago de Erica. Se tapa la boca con cada bache y, en secreto, rezo para que no vomite en el coche. Por fin llegamos a una pequeña cabaña en la ladera de la montaña. Antes de que pueda abrirle la puerta, Erica ya la ha abierto de golpe y está vaciando el contenido de su estómago por todo el suelo junto al coche.
—No mires—, grita entre jadeos.
En lugar de escucharla, me acerco a su lado y le aparto el pelo de la cara. Apoyada en el lateral del coche, le froto la espalda y le digo que todo irá bien.
Cuando termina de vomitar, llegamos oficialmente tarde a ver al oráculo. Mientras subimos las escaleras, se le saltan las lágrimas.
—Es culpa mía que lleguemos tarde—, llora contra mi hombro. -
Debería haberte hecho caso esta mañana—.
—Shh—, la arrullo. —Todo irá bien—.
Levanto la mano para llamar a la puerta, pero antes de que pueda golpearla, se abre sola. Una mujer que parece más joven que Erica está delante de nosotros. Tiene
el pelo oscuro como un cuervo y los ojos vacíos. Es mucho más baja que Erica, probablemente no mida más de metro y medio. Su piel parece fina y frágil, como si no hubiera visto la luz del sol en toda su vida.
Erica y yo permanecemos juntos en un silencio atónito mientras miramos a la mujercita que tenemos delante. Erica se aclara la garganta torpemente y me saca de mis pensamientos. —Estamos aquí para ver el oráculo—, digo estúpidamente. Por supuesto, estamos aquí para eso.
—Yo soy el oráculo—, dice la mujer con una sonrisa en los labios.
-Llegas tarde—
La cara de Erica se sonroja de vergüenza y arrastra los pies por el suelo. —Es culpa mía—, comienza.
El oráculo inclina la cabeza hacia un lado y mira fijamente en dirección a Erica. —No todo es culpa tuya—, dice con una risita en la voz. —Has tenido algo de ayuda para llegar tarde—.
Erica esconde la cara en mi hombro para que el oráculo no la vea sonrojarse.
—No tienes por qué ser tímida, niña—, le dice el oráculo a Erica. - Yo te sonrojaría por las cosas que he visto.
Erica acaba por apartar la cara de mi hombro. -¿Nos recibirás aunque lleguemos tarde?—. Le pregunta al oráculo.
—Por supuesto—, el tono del oráculo se vuelve serio. —Sabía que llegaríais tarde. Pero debéis obedecer las reglas—.
—¿Reglas? Pregunto con un deje de nerviosismo en la voz.
—Hay reglas que debes seguir para entrar en mi santuario—, el oráculo iguala mi tono.—¿Cuáles son las reglas?— pregunta Erica inocentemente.
—Sólo uno de vosotros puede entrar a la vez—, dice el oráculo con seriedad. —Ambos recibiréis una visión, pero no puedo determinar lo que veo u oigo. Una pregunta que se os permite hacer pero no puedo garantizar una respuesta.
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Maldecida con los trillizos alfa
Werewolf-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo la llamo virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos. Erica se encuentra sin hog...