POV de Erica
Camino lentamente de vuelta a la habitación de Chris. En mi mente intento practicar el discurso que Ashley y yo habíamos preparado en su habitación. Tenía razón. Si alguien podía ayudarme a averiguar qué les había pasado a mis padres, eran los trillizos.
Espero que se preocupen por mí lo suficiente como para averiguar algo de la información que estoy buscando.
Fuera de la habitación de Chris, jugueteo con los dedos. No sé si tengo que llamar a la puerta o si puedo entrar sin más.
Estos son tus amigos—, me dice Envy. Entra-.
Pero ¿y si están hablando de... mí?—, sigo dudando al otro lado de la puerta.
Y qué—, dice Envy con una risita. Seguro que todo son cosas buenas—
Apoyo la oreja en la puerta y escucho a los hermanos, pero no oigo hablar a ninguno. Alzo la nariz y el olor a chocolate caliente invade mis sentidos. Sé que están dentro. Si yo puedo sentirlos, estoy segura de que ellos pueden sentirme a mí. Pongo la mano en el pomo de la puerta, giro y entro despacio en el dormitorio.
Los tres hermanos están sentados en la cama jugando a videojuegos en la televisión de pantalla grande de la pared. -Te dije que tardaría menos de cinco minutos en entrar—, dice Bryce mientras machaca los botones del mando.
—Y yo dije que no apostaba porque va contra las reglas—, dice
Chris mientras le da un codazo en el costado a Bryce.
—No es apostar si no hay premio. ¿No es cierto, Zorrito?—, dice Bryce con una sonrisa dibujada en la cara.
—¿Apostáis por todo?— pregunto con los brazos cruzados sobre el pecho.
—Sobre todo menos sobre ti—, dice Ace mientras pulsa con fuerza los botones de su mando de juegos. —Mantiene las cosas interesantes—.
Pongo los ojos en blanco al verlos a los tres jugando a videojuegos y haciendo apuestas sobre cualquier cosa. Pero no puedo evitar pensar en lo monos que son en este momento y una extraña sensación empieza a cosquillearme entre las piernas.
Chris gira inmediatamente la cabeza en mi dirección y olfatea el aire. —¿Qué necesitabas exactamente?—me pregunta, y noto que sus ojos se oscurecen de lujuria.De repente, me vienen a la mente recuerdos de él entre mis piernas. El hormigueo entre mis piernas se hace más intenso y aprieto las mías tratando de aliviar la presión que se está acumulando. Antes de que los tres se den cuenta de que estoy excitada, decido que es mejor que pida lo que necesito.
—Yo... umm... esperaba que pudieras ayudarme con algo—. Digo timidamente.
—Podemos ayudarte con lo que necesites—, dice Bryce, dejando caer su mando.
—No—, agito las manos delante de mí. -Necesito un favor—.
—¿Qué clase de favor?— Ace es el último en apartar su atención de la pantalla de la tele.
—Necesito saber qué les pasó a mis padres—, digo rápidamente.
—Cariño—, dice Ace con demasiada suavidad. —No creo que podamos ayudarte con eso—.
El corazón me late con fuerza y noto que me enfado. Aprieto los puños y un pequeño gruñido sale de mis labios. Los chicos me observan atentamente, como esperando a que explote.
—No es que no queramos ayudarte—, interviene Chris antes de que pierda los nervios. -Ya le hemos preguntado a nuestro padre qué pasó y seguro que nos dijeron lo mismo que a ti—.
—¿Qué os dijeron?— pregunto con curiosidad.
—Que tus padres fueron incriminados por un crimen dentro de la Manada Oeste—, dice Bryce con una mirada triste.
—Eso es más de lo que me dijeron—, digo mientras me dirijo hacia la cama y me dejo caer detrás de donde están sentados los hermanos.
—¿Qué te dijeron?— me pregunta Ace.
—Que hubo un malentendido y que no podía volver a la Manada del Oeste—, lucho contra las lágrimas que amenazan con caer de mis ojos.
—¿Esto es realmente importante para ti?—. pregunta Bryce.
Levantando la cabeza de la cama le miro como si hubiera perdido la maldita cabeza. —Claro que es importante para mí—, le digo bruscamente. —Si fueran tus padres, ¿cómo te sentirías?—.
—Lo siento, ha sido una pregunta estúpida—, Bryce se pone colorado.
—No—, suspiro. —No debería haberme enfadado contigo. No debería haberos gritado a ninguno de vosotros. Tampoco es culpa tuya que te dijeran nada—.
—Sabes que aquí estás a salvo. ¿Verdad?— Me pregunta Ace en voz baja.
—Lo sé—, digo con tristeza. —Sólo me preocupa que nunca seré feliz si no sé qué les pasó a mis padres. Mi padre era mi mayor héroe y mi madre mi mejor amiga. Antes de vosotros tres, eran todo lo que tenía en este mundo-
—Reunión de trillizos—, suelta Ace y los tres hermanos se apiñan al otro lado de la
habitación.
Sentada en la cama, los observo con curiosidad mientras hablan entre ellos. Se echan los brazos a los hombros y, de vez en cuando, uno de ellos me mira y sonríe antes de volver a meterse en el grupo. Después de unos cinco minutos de conversación, los chicos se separan y se vuelven hacia mí. Ace y Bryce sonríen, pero
Chris parece serio.
—Te ayudaremos a encontrar lo que buscas—, dice Ace.
—Pero tienes que prometernos que no importa lo que encontremos—, continúa Bryce.
—No puedes enfadarte con nosotros—, continúa Chris.
—¿Por qué iba a enfadarme con todos vosotros por algo que hicieron mis padres?—. Mis cejas se juntan en señal de confusión.
—Sólo prométenos que no nos veremos atrapados en el punto de mira de este - malentendido-
—. Chris me hace prometer.
—Lo prometo—, péro al pronunciar las palabras me pregunto si los trillizos saben más de lo que dicen.
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Maldecida con los trillizos alfa
Werewolf-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo la llamo virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos. Erica se encuentra sin hog...