Cap 97 La diosa de la luna

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POV de Ace

Mi padre nos sorprende a todos entrando en el salón de la casa de la manada. El sol está empezando a salir y proyecta un extraño resplandor sobre la habitación. Rápidamente mi madre vuelve a encender sus lágrimas mientras corre al lado de mi padre.
—Amor mío—, mi madre le agarra suavemente la mano. —Creía que te habían dicho que estarías varios días en el hospital—.
Mi padre ignora a mi madre por primera vez en su vida y se vuelve hacia nosotros. —Chicos, creo que tengo que hablar con vuestra madre a solas—.
—No lo creo—, dice Bryce con tono de listillo. -Creo que nos gustaría ver cómo se desarrolla esto—. Chris y yo asentimos con la cabeza.
—Chicos—, pone nuestra madre su voz severa. —Haced caso a vuestro padre—.
—No—, vuelve a decir Bryce. —No creo que lo hagamos. No cuando se trata de nuestra compañera.
Todos cruzamos los brazos sobre el pecho y esperamos la respuesta de nuestro padre. Nos mira fijamente con cara triste.
Todos sabemos que lo que ha hecho nuestra madre es motivo de expulsión de la manada. Pero siendo ella la actual Luna de la manada, las cosas se ponen un poco más difíciles.
En lugar de respondernos, nuestro padre se vuelve hacia nuestra madre y suelta un fuerte suspiro antes de sentarse en la silla más cercana. Está claro que se está recuperando, pero no lo suficiente como para ocuparse de este lío nada más entrar por la puerta del hospital.
Nuestra madre ha decidido que lo mejor que puede hacer es fingir que no ha pasado nada. —¿Por qué no llamaste? Habría ido al hospital a buscarte—.
—No creo que eso importe ahora—, dice papá. —Además, supuse que todos estarían durmiendo.
—Tus hijos han estado ocupados marcando a esa puta suya, suelta nuestra madre.
Padre ladea la cabeza y nos mira con una sonrisa en la cara. - Estoy orgulloso de vosotros, pero no veo ninguna marca en vuestros cuellos—.
—Nos marcará cuando esté lista—, le digo a nuestro padre.

—No puedo creer que consientas esto—, chilla madre. —No es natural que tengan una pareja entre los tres—.
—Es lo que quiere la Diosa de la Luna—, se encoge de hombros nuestro padre. —Quiénes somos nosotros para cuestionar el camino que la Diosa de la Luna ha trazado para nuestros hijos—.
—Porque ella iniciará una guerra entre las cuatro manadas—, grita nuestra madre. —Ha sido predicho—.
-Tonterías—, resopla padre. —No hay razón para que las manadas entren en guerra. Llevamos cientos de años en paz—.
Miro a mis hermanos y todos compartimos una mirada incómoda.
—Técnicamente hay una razón para que entremos en guerra con la Manada del Oeste. Intentaron quitarnos a nuestra legítima Luna y desterraron a lobos inocentes de su manada—. Dice Chris mientras se rasca la nuca.
—Eh, papá—, digo, dispuesto a respaldar a Chris. —Después de todo lo que ha admitido madre parece que tenemos motivos para atacar a la Manada Oeste—.
—¿Por qué querría la Manada Oeste a Erica?—. Pregunta mi padre confundido.
—Porque ella es el Lobo Blanco—, le digo. -
¿Recuerdas haber sentido una oleada de energía mientras luchábamos contra ese pícaro ? Era Erica. De alguna manera nos hizo más fuertes.
Mi padre dirige una mirada furiosa a nuestra madre. —No debías decirle a nadie que Erica era una loba blanca. Sus padres nos lo dijeron en secreto. ¿Cómo has podido traicionar así a nuestros amigos?—.
Mi madre finalmente abandona el acto lacrimógeno y se burla. - No eran amigos míos. Sólo tú serías amigo de alguien inferior a nosotros—.
Una mirada herida cruza el rostro de mi padre. Sinceramente pensaba que todos los años que pasaron siendo amigos de los padres de Erica nuestra madre estaba siendo sincera. Beta Aaron y su compañera Evelynn habían sido los mejores amigos de mi padre desde que teníamos memoria.
—Papá—, dice Bryce en voz baja. —Mamá le ha faltado al respeto a Erica, una futura Luna de esta manada. ¿Qué se va a hacer al respecto?—.
Papá nos mira con cara de asombro. Sabe lo que Bryce está sugiriendo.
—¿No estarás sugiriendo en serio que destierren a tu madre de la manada?—. El tono en la voz de Padre es dolido y asustado.
—Tenemos que proteger a nuestra compañera—, dice, Chris con confianza, —y si Madre sigue aquí entonces Erica nunca se sentirá segura aquí. Este es su hogar ahora—.
Nuestra madre suelta un grito. —¡Yo soy vuestra madre! Este ha sido mi hogar toda mi vida. No puedo creer que elijas a tu pareja antes que a tu propia madre—.
—¡No nos diste a elegir!— Chris le grita. —Dejé esta manada para descubrir la verdad y me horroricé cuando me enteré de todo lo que habías hecho. Intentaste interponerte entre nosotros y nuestra compañera. Nuestro regalo de la mismísima Diosa de la Luna. No mereces seguir siendo parte de esta manada—.
—Tal vez podamos llegar a algún tipo de acuerdo—, interviene nuestro padre. —No la obligues a volverse rebelde. Envíala a la Manada del Oeste y yo me reuniré con ella allí después de pasaros la manada a vosotros tres—.
Nuestra madre está de pie con una mirada atónita en su rostro. -
No puedo creer lo que estoy oyendo. ¿Me están obligando a abandonar mi hogar?—
—Ahora ya sabes cómo se sentían Beta Aaron y Evelynn—, dice Bryce mientras sale furioso del salón.
—¿Adónde vas?— Lo persigo.
—A estar con mi compañera—, me suelta. —Os sugiero que vengáis conmigo—.

Miro a Chris y ya está siguiendo a Bryce fuera del salón. Ninguno de nosotros ha dormido en casi cuarenta y ocho horas. No hay nada que nos apetezca más que acurrucarnos con nuestra compañera. Me doy la vuelta para seguir a mis hermanos fuera del salón antes de girarme y mirar a mi madre y a mi padre.
—Quiero que se vaya mañana y que no vuelva a hablar con nuestra compañera—

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora