CAP 25 Más bajo que una Omega

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Punto de vista de Erica

Después de una exhibición increíblemente embarazosa en la panadería donde Ace obligó a la camarera a volver y tomar mi pedido. No podía comer la deliciosa comida que tenía delante.
Incluso después de que la camarera se disculpara una y otra vez.
Estaba seguro de que había escupido en mi comida, así que Ace se ofreció a comer la mía y me dio la suya. El Ace de antes me habría escupido en la comida. Todavía estoy intentando sacarme de la cabeza las imágenes de todo lo que me hacían.
Mientras nos amontonamos de nuevo en el coche, decido poner a prueba los límites de este acuerdo. —Creía que Bryce tenía que acompañarme al almuerzo—.
Miro por encima del hombro y Bryce abre mucho los ojos mientras gira lentamente la cabeza para mirar a Chris. —¡Te sentaste en ese lado del coche a propósito!—. le grita Bryce a Chris.
No puedo evitar soltar una risita al ver la cara de asombro de Bryce y la cara de suficiencia de Chris. —Eso no ha estado bien, Chris—, le reprendo.
La sonrisa de suficiencia de Chris se apaga hasta que me ve ocultar mi sonrisa detrás del asiento. —No está bien fingir que estás enfadado con nosotros—, Chris deja escapar un suspiro de alivio.
Cuando llegamos a la entrada, veo que Luna Alice nos está esperando en el enorme porche. —¿Por qué tengo la sensación de estar a punto de meterme en un lío?—, me quejo mientras intento salir del coche, pero Chris me cierra la puerta y la mantiene así hasta que Bryce corre alrededor del todoterreno para abrirme.
Pongo los ojos en blanco, pero me alegra ver que se llevan bien. Lo último que querría es interponerme entre los hermanos.
Bryce me coge de la mano izquierda y Chris de la derecha mientras subimos las escaleras de la casa de la manada.
-Hola, madre—, dicen los trillizos a la vez.
—Tenemos que hablar—, les dice a los tres mientras me fulmina con la mirada. —Sin ella—
—Ella va donde nosotros vamos—, dice Ace con un poco de filo en la voz.
—Esta vez no—, dice Luna Alice enfadada.
—Está bien—, digo mientras retiro mis manos de ellos. Aprieto la mano contra el pecho de Ace y él me mira con cara de preocupación.

—¿Estás segura? dice Ace mirándome a los ojos.
—Por supuesto—, me sacudo los pensamientos irracionales que rondan por mi cabeza. Estos zapatos me están matando los pies.
—Sube a mi dormitorio y espéranos allí—, dice Chris mientras me da un pequeño beso en la mejilla.
Cuando voy a entrar en la manada, unos brazos me rodean la cintura y tiran de mi hacia atrás. Ace me roza el cuello con la nariz y me da un beso en el hombro antes de soltarme. Se me pone la cara roja y me doy la vuelta para que Luna Alice no vea mi vergüenza. Utilizando mis pelos sueltos como cortina para ocultar mi cara, me doy la vuelta para correr de nuevo hacia la manada.
Sólo que esta vez, Bryce me coge de la mano y tira de mí hacia atrás. —No creías que podrías escaparte sin un beso mío,¿verdad?—,
Bryce me atrae hacia el y me besa peligrosamente cerca de los labios. No creía que fuera posible, pero todo mi cuerpo empieza a sonrojarse aún más de lo que ya estaba. Cuando me suelta, no puedo evitar sentirme un poco mareada por toda la atención que he recibido. Una risita femenina sale de mis labios mientras miro a los trillizos, que ahora sonrien de oreja a oreja.
—¿Y qué ha sido todo eso?— dice Luna Alice con el ceño fruncido.

—Sólo nos despedíamos de nuestra compañera—, dice Ace con la cabeza bien alta.
—Ella no puede ser tu compañera—, grita Luna Alice. —No es más que una pícara. Inferior a un Omega-.Oigo las palabras de Luna Alice justo cuando estoy a punto de girar el pomo de la puerta principal. Respirando hondo, me doy la vuelta y miro a Luna Alice. —¿Qué acabas de decir?—
—Ya me has oído, tú, PequeñaVagabunda—, las palabras de Luna Alice calan hondo. —Tu madre y tu padre venían aquí todos los veranos y se metían a la fuerza en nuestra casa. Alterando nuestras vidas. Claro que Devin era demasiado bueno para decir algo, pero ninguno de los dos te quería aquí—.
—Oh,— digo y no puedo evitar el dolor en mi voz. —Nunca quise ser una molestia-.
—No eres una molestia—, dice Chris mientras se pone a mi lado.
—Claro que no lo es—, dice Bryce acercándose también a mí. Me rodea la cintura con los brazos y me estrecha contra él.
—Mamá—, dice Ace con un deje de advertencia en la voz. —Erica es la futura Luna de esta manada. Deberías vigilar cómo le hablas
—Yo soy la Luna actual de esta manada—, se burla Luna Alice.

—No, chicos—, miro a los trillizos. —Ella tiene razón. Nunca me quiso aquí, pero ahora no puede echarme. Debemos estar juntos.
La Diosa Luna nos juntó a todos por una razón—,
—¡No!— Luna Alice grita fuerte. —No permitiré que mis hijos se unan a una pícara—.
—No soy una pícara—, le espeté. —Soy la hija del Beta de la Manada del Oeste. Soy de sangre Beta. No soy una pícara—.
—¿Por qué no te enviamos de vuelta a la Manada Oeste para ver qué tendrían que decir al respecto?— Luna Alice da un paso adelante en mi dirección, pero sus tres hijos se ponen delante de mi, bloqueándole el paso.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora