Punto de vista de Bryce
El oráculo me arrastra hasta la cabaña y la puerta se cierra tras de mí. Pongo la mano en el pomo e intento abrirla, pero no se mueve.
—Abre la puerta—, le ordeno a la oráculo, pero no me hace caso.
—¡He dicho que abras la puerta!- grito con fuerza.
—No puedo hacerlo—, dice el oráculo con tristeza. —He recibido instrucciones de mantenerte aquí hasta que se ponga el sol.
-¿Instrucciones de quién?— gruño enfadado.
—Tienes que entender que no tuve elección—, frunce el ceño el oráculo en mi dirección.
—No tienes una visión para mí, ¿verdad?—. pregunto ya sabiendo la respuesta a la pregunta.
La mujer de pelo negro mira en mi dirección con sus ojos incoloros.
—Cuando nací mis padres querían que me mataran. Pensaron que me quedaría sin lobo porque mis ojos están vacíos de color. No querían pasar la vergüenza de tener una hija sin lobo, así que intentaron ahogarme en el río. El padre del Alfa Jet fue quien me sacó del río y él y su compañera me criaron dentro de la casa de la manada. Me criaron junto a Jet—.
La frustración comienza a crecer en mi pecho mientras escucho la historia del oráculo. —¿Por qué me cuentas esto?—
—Porque necesito que entiendas mi posición antes de que me mates—, dice pero no hay miedo en sus ojos. Sólo aceptación.
—¿Por qué iba a matarte? Siento cómo mi frustración se convierte en ira y quiero matar a la mujer que tengo delante sólo para poder volver con mi compañera.
La oráculo respira hondo antes de ignorar mi pregunta. —Cuando Jet y yo nos hicimos mayores, empecé a tener visiones. El hombre que yo consideraba mi padre vio en mis visiones una oportunidad.
Así que me encerró aquí y difundió el rumor de que la Manada del Este tenía un oráculo. La gente venía de todas partes y pagaba para que les leyera el futuro. Sólo que no siempre podía dar una visión. Así que me vi obligada a fingir—. -¿Fingiste la profecía que le dieron a mi madre hace tantos años?
— le grito a la mujer que ahora tiembla delante de mí.
—No, no—, el oráculo se precipita hacia mí. —Recuerdo ese día—.
—¿Así que daremos paso a una guerra siendo apareados con Erica?
—. Hago la pregunta que me ha estado molestando.—Sí y no—, la oráculo ladea la cabeza con curiosidad. —Conocer el futuro puede ser complicado. Uno puede cambiar el resultado de lo que veo. Las elecciones que tú y tus hermanos hagáis decidirán el resultado de vuestro futuro—.
—¿Y Erica? ¿Le diste una profecía falsa?— Exijo saber.
—La visión que le di a tu compañera es real—, dice con semblante serio. -—Por eso no puedo dejar que te vayas—.
—¿Qué le dijiste a mi compañera?— grito.
—Una vez que la profecía sale de mis labios, no se puede volver a decir—, me dice el oráculo. —Pero puedo decirte que una profecía similar le fue dada a otro.
Antes de darme cuenta de lo que estoy haciendo, agarro a la oráculo por el cuello y dejo que mis garras se extiendan por su carne. —¿A quién?— Gruño.
La oráculo me agarra las manos, intentando arrancármelas del cuello. —Tu madre—, tose y balbucea.
Lanzo a la oráculo al otro lado de la habitación y ella cae contra la pared, junto a la chimenea. Se golpea la cabeza contra los ladrillos de la chimenea e inmediatamente empieza a brotarle sangre por un lado de la cara.
Busco mi teléfono en el bolsillo, pero me doy cuenta de que me lo he dejado en el coche. La oráculo se limpia la sangre que le cae por la cara mientras me mira.
—Para cuando me mates y abandones este lugar, ella ya se habrá ido—, tose el oráculo y la sangre brota de su boca.
Vuelvo a empujar la puerta para intentar abrirla. Apoyando el hombro contra la puerta, intento golpearla con mi cuerpo, pero reboto en ella como si fuera de acero.
—La única forma de romper la magia de este lugar es matándome
-. El oráculo parece suplicarme que le quite la vida.
Nunca he quitado una vida antes y no estoy seguro de querer empezar con esta pequeña mujer que yace indefensa en el suelo.
—No te mataré—, le gruño.
—Entonces tu compañera se perderá para siempre—, vuelve a toser el oráculo. —Por favor, acaba con mi vida para salvarla. No quiero seguir haciendo esto—.
—¿Por qué debería hacerte ese favor?— le grito.
Es entonces cuando la oigo. —Bryce—, oigo a mi compañera llamándome por mi nombre. —Bryce, te necesito. ¡Ayúdame!-
Escuchar a mi compañera llamarme enciende un fuego dentro de mi alma y marcho hacia el oráculo. —Tu marca la llamará. Sigue tu marca y la encontrarás—.Antes de que pueda detenerme, agarro a la oráculo por los lados de la cabeza y la retuerzo. El sonido de su cuello al romperse resuena en la pequeña cabaña y las paredes estallan en llamas a mi alrededor. Contemplo el cuerpo sin vida a mis pies conmocionado por lo que acabo de hacer, pero antes de que el fuego pueda alcanzarme corro hacia la puerta. La puerta se abre sola.
Salgo corriendo de la cabaña en llamas y miro a mi alrededor. No hay rastro de Erica por ninguna parte. -¡Erica!— Grito en la noche. -¡Zorrita! ¿Dónde estás?
Levantando la nariz al aire busco el aroma de la lavanda pero el único olor que llega a mi nariz es el de la carne podrida. Es entonces cuando me doy cuenta de que los pícaros se han llevado a mi compañera, pero mi instinto me dice que probablemente Alpha Jet y mi madre estén detrás de esto. Saltando al coche, acelero por el camino de tierra y marco a mis hermanos mientras me dirijo de vuelta a la casa de la manada del Este.
—¿Qué ha pasado?— Ace grita al teléfono.
—Ha sido un puto montaje—, gruño a través del teléfono.
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Maldecida con los trillizos alfa
Werewolf-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo la llamo virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos. Erica se encuentra sin hog...