Cap 89 Mendigar

3.5K 224 1
                                    

Punto de vista de Erica

[Contenido para adultos]

Bryce desliza su mano dentro de mis bragas y pasa suavemente sus dedos por mis pliegues. Sus dedos se deslizan sin esfuerzo sobre mi raja. Un leve ronroneo retumba en su pecho mientras se inclina para presionar sus labios contra los míos. Separando mis pliegues con sus dedos, introduce lentamente uno de ellos. Jadeo fuerte ante la intrusión y Bryce aprovecha para deslizar su lengua dentro de mi boca.
Sus movimientos son lentos y calculados. Las suaves caricias de su lengua contra la mía y la forma en que su dedo se desliza con facilidad dentro y fuera de mi núcleo me hacen saber que va a ser un día largo y lleno de acontecimientos. Bryce prometió que se tomaría su tiempo y no mentía.
Llega hasta mi espalda y me desabrocha el sujetador con un solo movimiento de sus dedos. El sujetador se afloja contra mi cuerpo, haciendo que mi pecho se derrame. Bryce me arranca el sujetador del cuerpo y lo tira al suelo. Me coge el pecho con las manos libres y me pasa suavemente el pezón entre dos dedos. Bryce se separa del beso y me deja jadeando.
Bryce deja un rastro de besos en mis labios, mi cuello y mis pechos. Se lleva uno de mis pezones a la boca, lo muerde suavemente mientras hunde un dedo en mi interior. Grito de éxtasis y de dolor. Bryce me pasa la lengua por el pezón, calmando el dolor que me acaba de causar.
Su mano sube y baja por mis costados. Me agarra los pechos y hunde los dedos en mis caderas mientras aprieta su bulto contra mí. Sus vaqueros me rozan los costados mientras sigue introduciéndome su erección.
Tanteo los botones de sus pantalones, necesito sentirlo contra mí.
Quiero sentir cómo se endurece.
Bryce retira las manos de mi cuerpo y se levanta junto al borde de la cama. —Parece que crees que voy demasiado vestida—, me dice guiñándome un ojo.
Me siento en el borde de la cama, le desabrocho despacio los vaqueros y se los bajo por las caderas. Tiro del dobladillo de su camiseta y se la quito por la cabeza. Le dejo sólo en calzoncillos, me vuelvo a sentar en la cama y admiro al Dios que tengo delante.
—¿Te gusta lo que ves?— dice Bryce mientras me pasa el pulgar por el labio inferior.
Asiento con la cabeza con impaciencia mientras le miro. Su pelo rubio oscuro está desordenado en lo alto de la cabeza y sus ojos azules brillan mientras me mira. Engancho los pulgares en la cintura de mis bragas, me las bajo y las tiro a un lado. Me tumbo en la cama y le hago señas con un dedo. Espero que Bryce salte encima de mí, pero no lo hace.
Se arrodilla junto al borde de la cama y me rodea los muslos con los brazos. Me acerca a él y chillo al deslizarme por la cama. Me apoyo en los codos y miro hacia abajo justo cuando Bryce empieza a besarme los muslos de arriba abajo. Empieza por una de mis rodillas y se acerca a mi vértice. Contengo la respiración cuando sus labios rozan mi vientre. Me preparo para sentir sus labios sobre mí, pero me da un beso bien colocado en el centro y sigue bajando por el otro muslo.
Me retuerzo bajo sus besos, ansiosa por sentir sus labios en mi vientre. Meneo las caderas incómoda e intento apretar los muslos para aliviar la presión que se está acumulando en mi cuerpo, pero la cabeza de Bryce se interpone.
Bryce me aprieta las piernas y no puedo moverme. —Bryce—, gimo.
—Eres una cosita ansiosa, ¿verdad?—, dice, pasando un dedo por mi cuerpo. —¿Me deseas?
—SI—, jadeo con fuerza. —Te necesito—. Hago hincapié en la palabra —necesito—.

—¿Es esto lo que quieres?— Bryce dice mientras empuja un dedo dentro de mí.
Gimo al sentir por fin algo de fricción entre mis pliegues. Mi espalda se arquea sobre la cama y mis caderas se elevan en el aire. Bryce me agarra de las caderas y evita que vuelva a tumbarme en la cama. Su dedo sigue entrando y saliendo de mi interior cuando, de repente, se adentra con su lengua, lamiéndome y chupándome el clítoris.
Es exactamente lo que estaba esperando. Agarro una almohada, me la pongo en la cara y grito tan fuerte como puedo. Con la mano libre, Bryce arranca la almohada y la tira al suelo. Me pasa la mano por el costado, me agarra el pecho y me lo aprieta suavemente.
Una oleada de cosquilleos sigue a su contacto y sólo sirve para aumentar el placer que recorre mi cuerpo.
Bryce sigue metiendo y sacando el dedo a un ritmo dolorosamente lento. Mi cuerpo pide más. Meneo las caderas contra su cara.
Siento cómo Bryce se ríe contra mi cuerpo mientras intenta mantenerme quieta.
Por fin añade otro dedo a mi cuerpo y es exactamente lo que necesito para llegar al límite. Mi cuerpo empieza a estremecerse y a temblar mientras alcanzo el punto álgido de mi orgasmo y caigo por el otro lado. El placer que siento es inconmensurable y me golpea oleada tras oleada.
Bryce no deja de lamerme y chuparme el clítoris hasta que mi cuerpo deja de temblar por las oleadas de orgasmos que destrozaron mi cuerpo.
Retira la boca de mi coño, pero sigue metiéndome y sacándome los dedos. No pasa mucho tiempo hasta que mi cuerpo vuelve a pedir más.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora