CAP 12 Primer beso

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BRYCE

Apoyo la cabeza sobre la de Erica durante unos instantes.
Nuestros cuerpos apenas se tocan, pero noto cómo su corazón late con fuerza en su pecho mientras permanecemos juntos en Silencio. Sabía que iba a besarla, pero no esperaba que me sintiera tan... bien. Cuando mis labios tocan los suyos, siento un hormigueo que recorre todo mi cuerpo. Es como si cada célula de mi cuerpo ardiera y lo único que apagara las llamas fuera estar cerca de Erica.
Me sorprende que Erica no me empujara ni me abofeteara. En lugar de eso, se inclinó hacia el beso como si fuera algo que hubiera estado esperando toda su vida. De repente siento que no quiero salir de esta habitación. Siento que todo lo que necesito está aquí.
El reloj de la pared suena con fuerza y los dos giramos la cabeza para mirar la hora. Erica se aclara la garganta y se aleja un paso de mí. —Deberías ir a tu fiesta antes de que te echen de menos—, se niega a mirarme a los ojos y los mantiene fijos en el suelo.
—Oye—, le digo mientras vuelvo a inclinar su cabeza para que me mire. —Quiero volver después de mi fiesta. ¿Me esperas?

— ¿Esperarte? —Erica inclina la cabeza hacia un lado y me mira confundida.
-Sí. ¿Me esperas aqui? —le pregunto una vez más.
Erica empieza a reír a carcajadas. — ¿Esperarte?— Dice una vez más, pero esta vez me aparta la mano de la barbilla y sus ojos se vuelven fríos. — ¿Estás de broma? Primero vienes y me desinvitas a tu fiesta, luego me insultas y luego me robas mi primer beso. ¿Y quieres que te espere aquí? Mientras tú te pasas la noche de fiesta con otras hembras, ¿esperas que me siente aquí a esperarte?
— ¿Ese fue tu primer beso?— Es lo único que se me ocurre decir en este momento.
—Largate—, me grita. Me quedo congelado en el mismo sitio mirándola. No puedo evitar sentir el corazón roto. —Fuera. Fuera—.
Me vuelve a gritar.
Giro sobre mis talones y salgo corriendo de su habitación. Por primera vez en mi vida me siento culpable por la forma en que hemos tratado a Erica en los últimos dieciocho años. Mientras atravieso la manada y salgo por la puerta trasera, veo que nuestra fiesta de dieciocho cumpleaños está en pleno apogeo. Ace y Chris están de pie en medio de todo el mundo, rodeados por un montón de lobas que intentan llamar su atención. Normalmente me gustaria estar en medio de ellos, pero hay algo que me hace dudar.
Aún siento el cosquilleo de los labios de Erica contra los míos. Es casi como si aquel delicado beso me hubiera arruinado para el resto de las mujeres.
De pie en la barra, pido un whisky con coca-cola y observo la fiesta desde la barrera. Varias lobas se me acercan, pero me encojo de hombros y sigo bebiendo.
Ace se abre paso entre la multitud y se coloca a mi lado en la barra. — ¿Dónde has estado? —Sus cejas se entrelazan con preocupación.
—Sólo observando los festejos—, respondo como si me aburriera.
—Eso no es propio de ti—, Ace me mira con suspicacia. —Con todos esos machos corriendo por ahí me sorprende que no estés en medio.
—No estoy de humor—, admito.
Ace da un sorbo a su bebida y asiente con la cabeza. —Sé lo que quieres decir.
Ambos observamos a Chris desde la barra, que intenta abrirse paso entre el grupo de lobas que lo rodea. Todos ellos saben que esta noche es la noche en la que por fin podremos sentir a nuestros compañeros. Sé que cada una de ellas espera ser una de las próximas Luna de la Manada del Norte.
— ¿Crees que encontraremos a nuestras compañeras esta noche?
— Puedo decir que Ace está tratando de actuar indiferente acerca de toda la situación, pero sé que está nervioso. Ha estado esperando encontrar a su pareja durante el último año. Es el único de nosotros que se muere por encontrar a su pareja y sentar la cabeza. Chris y yo nos lo hemos pasado muy bien viviendo la vida de solteros.
—Espero que no—, digo bromeando. —No estoy preparado para sentar la cabeza.
—Claro que no lo estás—, dice Ace con una sonrisa burlona en la cara. —Probablemente no estarás preparado para sentar la cabeza ni siquiera después de encontrar a tu pareja. Lo siento por quienquiera que sea tu pareja.
—Si fuera la mujer adecuada—, digo mientras pienso en el beso que comparti con Erica. —Podría convencerme para sentar la cabeza.
Me encojo de hombros sin querer revelar nada. Prometí a mis hermanos que me mantendría alejado de Erica y ni siquiera pude conseguirlo. Pienso en sus ojos azules brillando mientras me miraba desde detrás de sus pestañas oscuras. Era demasiado tentadora para resistirse.
Mientras revivo el beso una y otra vez en mi mente. La música se detiene de repente y el público se queda en silencio. Miro hacia el escenario y veo a mi padre de pie con una expresión de orgullo en la cara.

—Esta es una noche muy importante—, dice la voz de mi padre por los altavoces. —Esta noche nuestros tres herederos Alfa finalmente se transformarán en lobos y podrán encontrar a sus parejas.
Cuando mi padre menciona a nuestras parejas, varias lobas empiezan a chillar de emoción. Sacudo la cabeza con frustración mientras veo a las mujeres no casadas de la manada desmayarse ante la idea de ser una de nuestras compañeras.
—La luna esta casi en su apogeo—, grita mi padre por encima de los chillidos de las mujeres de la multitud. —Ya casi es hora de que los chicos cambien por primera vez.
Mi padre nos hace un gesto a mis hermanos y a mí para que nos dirijamos al escenario. La multitud se separa mientras nos dirigimos al escenario. Hay un gran telón detrás del cual nos colocaremos por primera vez. Nos colocamos detrás del telón, nos quitamos la ropa y esperamos. La luna llena alcanza su punto álgido y un dolor agudo recorre mi columna vertebral.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora