Cap 59 Ella le pidió que se fuera

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POV de Erica
Escondida en la esquina más alejada del bar, marco rápidamente el número de Enzo. Vigilo como un halcón la puerta que comunica el bar con la trastienda. Estoy segura de que en cualquier momento
Ace y Bryce irrumpirán por la puerta y me arrastrarán por el pelo.
El teléfono suena una sola vez antes de que Enzo descuelgue al otro lado. —Hola, preciosa—, dice con su voz más encantadora. -
¿A qué debo el placer?—
—Necesito que vengas a recogerme, a la parte de atrás del bar.
Trae tu coche—. Escupo las palabras lo más rápido y bajo que puedo. Estoy segura de que los hermanos podrán oírme por encima del estruendo de la música.
—¿Va todo bien?— pregunta Enzo.
—Lo estará si vienes a buscarme—, susurro al teléfono.
—De acuerdo—. Enzo se muestra confuso, pero no discute. —
Estaré allí en cinco minutos—.
Vuelvo a la ventana que da al bar y veo que Bryce está en la barra hablando con Lynne. Ace sigue acorralado al otro lado de la barra por Randy. No puedo evitar reírme al ver la cara de asco de Ace.
Quién sabe de qué le estará hablando Randy. Sólo espero que aún no me haya delatado.
Justo cuando estoy a punto de darme la vuelta y esperar junto a la puerta trasera, alguien me rodea la cintura con los brazos y suelto un sonoro chillido. Rápidamente me tapo la boca con la mano.
Tanto Ace como Bryce levantan la cabeza y miran hacia la trastienda del bar. Mierda, me han oído.
Me doy la vuelta y veo que es Enzo quien me abraza. Pongo los ojos en blanco ante su atrevimiento y le aparto de mí. Enzo parece un cachorro herido y se aleja de mí varios pasos.
—Tenemos que irnos ya—, le siseo. Sé que será cuestión de un momento que Ace y Bryce se abran paso hasta el fondo del bar y me busquen.
—Sí que estás ansioso—, dice Enzo mientras mueve las cejas hacia mí.
—Estoy ansioso por salir de este lugar. Eso es todo—. Hago hincapié en mis palabras. No quiero que Enzo se haga una idea equivocada.
Agarrándome de la mano, Enzo me saca por la puerta trasera del bar. Su coche sigue en marcha detrás del bar. Salto al asiento del copiloto y doy golpecitos con el pie impaciente mientras espero a que Enzo suba al coche.
—¿Quieres darte prisa?— le siseo.
—¿Por qué tienes tanta prisa por salir de aqui?—. me pregunta
Enzo con curiosidad.
—Han aparecido unos tipos en el bar buscándome—. le digo. —No puedo dejar que me encuentren—.
—¿Cómo han averiguado dónde trabajabas?—. Enzo frunce las cejas con preocupación.
—No lo sé—, suspiro. —La única persona que lo sabe y que podría decírselo es mi amiga Ashley. Sé que ella no me habría delatado—.
—¿Estás segura de eso?— pregunta Enzo mientras acelera por la carretera hacia el edificio de apartamentos.
—Ya no estoy segura de nada—, murmuro más que nada para mí misma.
En unos instantes, Enzo y yo llegamos al apartamento. Abro la puerta y huelo el aire. No huelo chocolate caliente. Dejo escapar un suspiro de alivio y entro en el edificio sin darme cuenta de que Enzo me sigue de cerca.
Abro la puerta de mi piso y voy a cerrarla cuando me doy cuenta de que Enzo está bloqueando la entrada.

—Ya estoy bien—, le digo.

—Sólo pensé en echar un vistazo a tu apartamento antes de irme
-. Dice con una mirada extraña. —Parecías muy alterado y quería asegurarme de que estabas bien.

Intento cerrarle la puerta en las narices una vez más, pero se niega a apartarse.

—Puedo cuidarme sola—, le gruño ligeramente a Enzo. No me gusta lo insistente que está siendo ahora.

—Déjame ver tu apartamento y me iré—, me exige Enzo.

Suelto un suspiro frustrada, abro la puerta y dejo que Enzo entre en mi piso. Cierra la puerta rápidamente y se acerca a mí.

—Creía que nunca te encontraría a solas—, dice mientras camina hacia mí.

—Enzo—, digo mientras me alejo de él. —Tienes una idea equivocada. Te he dicho que tengo pareja—.

—Si tienes pareja, ¿qué haces aquí conmigo?—. dice Enzo con una mirada socarrona.

—Dijiste que querías echar un vistazo a mi apartamento—, gimo.
—No querías irte—.

—Mira—, dice Enzo mientras estira la mano y me acaricia una sola por la mejilla. —Llevamos demasiado tiempo jugando a este juego del gato y el ratón. Sé que me deseas tanto como yo a ti—.

—Enzo, definitivamente no estoy interesada en ti—, le digo la verdad.
—¿Entonces por qué siempre me llamas cuando necesitas ayuda?
-. dice Enzo mientras me pasa los dedos por el cuello y por los pechos.
—Tienes una idea equivocada—, le digo. —Creía que éramos amigos—.
—Después de esta noche vamos a ser más que amigos—, dice con una sonrisa de asco dibujándose en su cara.
Apartando su mano de mi pecho, me alejo varios pasos de Enzo. - No quiero tener que hacerte daño—, le digo con un poco de humor en la voz. Sé que podría derribarlo de un puñetazo si fuera necesario.
—No me harías daño—, dice Enzo mientras camina hacia mí una vez más.
—Enzo. Tienes que irte—, gruño. La envidia se apodera de mi mente. Dispuesta a protegerme.
Pero Enzo no se deja disuadir por mi gruñido ni por, mis ojos negros arremolinados.
De repente, el olor a chocolate caliente llena el aire y una voz grave viene de detrás de mí. —Creo que te ha pedido que te vayas—

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora