Cap 95 Una luna adecuada

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POV de Ace

Mis dedos suben y bajan por su raja. Aunque estamos en el agua fría del lago, noto cómo se moja mientras sigo metiendo mis dedos en su interior. Sus delicados pliegues se aprietan alrededor de mis dedos y me siento ávido. Quiero sentir cada uno de sus orgasmos
en mi polla.
Saco los dedos de su interior y la hago girar entre mis brazos. La levanto en el aire y me rodea la cintura con las piernas. La punta de mi polla roza su entrada y ella se contonea contra mí.
Nuestros ojos se fijan el uno en el otro mientras la bajo sobre mi polla. Me deslizo en su coño con facilidad. Es como si estuviera hecha para mí. Incluso después de follarme a mis dos hermanos antes que a mí, sigue siendo estrecha. Gimo al sentir cómo se aprieta a mi alrededor.
El agua chapotea suavemente a nuestro alrededor mientras la subo y la bajo sobre mi polla. Erica se echa hacia atrás en mis brazos, apretando su coño contra mi polla. La luz de la luna resplandece en el agua sobre su suave piel. Sus pechos rebotan con cada embestida. Tiene los ojos ligeramente cerrados y las pestañas se abren en abanico contra sus mejillas sonrojadas. Su boca perfecta forma una —O— mientras gime con fuerza.
Se aprieta más y sus movimientos se vuelven más erráticos. Me hipnotiza verla deshacerse bajo la luz de la luna.
—As—, susurra y sé que ha llegado el momento de hundir mis caninos en su cuello.
Tirando de ella hacia delante, le agarro la nuca y tiro de ella hacia atrás y hacia un lado. Sin dudarlo, le muerdo el cuello, justo al lado de donde mis hermanos la marcaron antes. Erica maulla en voz baja mientras jadea mi nombre en éxtasis. En cuanto oigo mi nombre en sus labios, me desato, derramando mi semilla profundamente dentro de ella.
Saco los caninos de su cuello, paso la lengua por la marca y la sello en su sitio. Tan pronto como lo hago, la marca de su cuello empieza a brillar antes de transformarse en una hermosa luna creciente.
El cuerpo de Erica se desploma contra el mío y me rodea con las piernas. Le quito el pelo de la cara y le doy un suave beso en los labios. Erica me sonríe somnolienta y me doy cuenta de que ninguno de los dos ha dormido en dos días. La cojo en brazos, salgo del agua con cuidado y me siento con ella en la orilla del lago. Sentada en mi regazo, se apoya perezosamente en mi pecho.
Dibujo pequeños círculos en su espalda mientras se duerme.

La estrecho entre mis brazos y la veo dormir. Mi calor corporal es suficiente para mantenernos calientes mientras el agua fresca seca su cuerpo. Me recuesto en la mullida hierba de la orilla y la abrazo con fuerza. Justo cuando estoy a punto de dormirme, oigo el susurro de las hojas del bosque que hay detrás de mí. No tengo que levantar la vista para darme cuenta de que son mis hermanos
que vienen a buscarnos.
—Te dije que estarían aquí—, dice Bryce en voz alta.
Levanto la cabeza del suelo y me llevo los dedos a los labios para hacerlos callar.
—¿Sé que no estás planeando dormir aquí con ella desnuda?—.
pregunta Chris con un poco de humor en la voz.
-Estamos cansados—, murmura Erica mientras se acurruca en mi pecho.
Bryce se agacha y le aparta el pelo a un lado del cuello y mira la marca que tiene en el cuello. Levanta la mano para chocármela, pero me la quita de un manotazo.
—Vamos, Zorrita—, intento despertar a Erica. -—Vamos a dormir a una cama—.
—¿Con todos mis compañeros?— Pregunta somnolienta.
—Con todos tus compañeros—, dice Chris con una sonrisa en la cara.
—De acuerdo—, Erica bosteza mientras intenta ponerse en pie, pero tropieza con sus pies.
Bryce la coge con los brazos y la mantiene de pie. Chris se quita la camiseta y la coloca sobre la cabeza de Erica para cubrirla del aire fresco de la noche. Bryce me pasa unos calzoncillos. Me los pongo mientras Bryce coge a Erica en brazos. La lleva en brazos hasta el establo mientras ella duerme tranquilamente en sus brazos.
—¿Has visto que su marca brilla?— Bryce me pregunta en voz baja mientras caminamos entre los árboles.
—Deberíais haberlo visto justo después de marcarla—, les digo a mis hermanos. —La luz que emitía era cegadora—.
—¿Creéis que es la loba blanca de la visión del oráculo?—.
pregunta Chris.
—Sé que lo es—, les digo a ambos. —Ella me mostró su lobo esta noche—.
—¡¿Qué?!— Bryce grita susurrando. —No es justo.—
Sonrío con suficiencia a mis hermanos antes de continuar. —Eso no es todo. Recuerdas la oleada de poder que sentimos anoche justo antes de acabar con el pícaro?—.

—Creía que me lo había imaginado—. Chris ladea la cabeza y mira a Erica.
—A mí también—, les digo, —pero me pareció ver un lobo blanco corriendo a lo lejos justo después de matar al pícaro. Supuse que lo estaba imaginando, pero era el lobo de Erica. Ese poder venía de ella—.
—Vaya—, dice Bryce asombrado mientras aprieta con más fuerza a nuestro compañero.
—Creo que es bastante poderosa—, continúo. —Sólo que no sabe cómo controlar sus poderes—.
—Tenemos que ayudarla a aprender a controlar sus poderes—, dice Chris con lógica y Bryce y yo asentimos con la cabeza.
Cuando llegamos a la línea de árboles, podemos ver la casa de la manada a lo lejos y a nuestra madre esperándonos fuera. Nos ve llevando a Erica en brazos y un gruñido sale de su pecho.
—¿Qué crees que estás haciendo, enviando a Amber a casa de esa manera?— Le sisea a Bryce.
Bryce empuja a nuestra madre con Erica aún en brazos. —Ella no era mi pareja. Erica lo es—.
—Erica nunca será una Luna adecuada—, grita nuestra madre en voz alta.
Bryce le aparta el pelo del cuello, mostrando la marca en su nuca.
—Ya es demasiado tarde para eso—.
—¿Qué has hecho?— Nuestra madre rompe a llorar. —Nos has condenado a todos—.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora