Cap 86 Lo prometo

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Punto de vista de Bryce

En cuanto el médico nos dijo que nuestro padre se pondría bien, todo por lo que estábamos discutiendo pareció desaparecer. Ace rodea a nuestra madre con el brazo y le da un pequeño apretón, un movimiento que antes habría hecho Chris. Por la expresión de la cara de Chris, me doy cuenta de que la discusión entre él y nuestra madre dista mucho de haber terminado.
El médico nos lleva rápidamente a la sala de recuperación de nuestro padre. Parece haber envejecido años en pocas horas. Su cuerpo está cubierto de moratones, cortes y arañazos. Tiene los ojos hundidos y parece que no haya dormido en semanas. Me pregunto cuánto tiempo hace que parece tan cansado. Mis hermanos y yo hemos estado tan centrados en nuestras propias vidas y en nuestros dramas que, creo, no nos hemos dado cuenta de los estragos que estaba causando en el resto de la familia.
Mi madre corre a su lado y empieza a cubrirle la cara de besitos.
Tantos besos que los tres empezamos a fingir arcadas con la esperanza de que parara. Mi padre aparta suavemente a mi madre, coge una caja de zumo de manzana y empieza a sorber de la pajita en miniatura. Se me dibuja una sonrisa en los labios. A mi padre siempre le encantaban nuestros zumos cuando éramos niños.

—Alice, mi amor—, le dice mi padre a mi madre con dulzura. -Necesito hablar con mis hijos a solas—.
Nuestra madre nos mira a los tres, dándonos una advertencia silenciosa con la mente para que no molestemos a nuestro padre en su delicado estado.
—Estaré esperando fuera—, dice antes de salir de la habitación y cerrar la puerta tras de sí.
Deja el zumo a su lado, se cruza de brazos y nos mira a los tres.
—No sé qué pasa entre vosotros tres, pero se acabó—, dice con voz fría y severa. —Se supone que los tres debéis dirigir la manada juntos como una sola unidad. Pero por la forma en que estáis actuando no querré dimitir nunca.
—Sí, padre—, decimos todos al unisono.
—Estaré en el hospital varias semanas, según el médico. Durante ese tiempo tendréis que dirigir la manada como si fuerais los Alfas. Pensad que es una prueba—, nos dice mi padre.
—Sí, padre—, volvemos a decir todos.
Nos giramos para salir de la habitación del hospital, pero nuestro padre se aclara la garganta llamando nuestra atención. Todos nos giramos al mismo tiempo y esperamos a que vuelva a hablar.

—Sobre esta situación de Luna—, empieza mi padre y noto que Chris empieza a tensarse a mi lado. —No me importa a quién hayas elegido como Luna, pero sería una pena ir en contra de lo que la Diosa de la Luna te ha dado. Sé que a tu madre no le entusiasma que los tres compartáis pareja, pero en última instancia es tu decisión.-

Permanezco junto a mis hermanos atónito ante las palabras de mi padre. Los tres compartimos una mirada y sé lo que tengo que hacer. Amber tiene que irse. Erica nos fue dada por la Diosa de la Luna y nuestro padre tiene razón. Seríamos tontos si fuéramos en contra de lo que la Diosa de la Luna nos ha dado.
Dedico una mirada a mis hermanos. Chris está radiante de oreja a oreja, pero Ace mira al suelo. Sé que aún no sabe qué hacer. No está dispuesto a perdonar a Erica por haberse escapado. No es algo que entienda, pero tendrá que ser algo que respete. Estoy seguro de que volverá con nosotros.
La puerta del hospital se vuelve a abrir y mi madre entra corriendo.
—No podía soportar estar más tiempo lejos de ti—, dice mientras sonrie a mi padre, pero tiene una mirada preocupada. No puedo evitar preguntarme si estaba escuchando desde la puerta del hospital. Ha dejado muy claro que no quiere que estemos con Erica.
En silencio, mis hermanos y yo salimos de la habitación del hospital y volvemos a la sala de espera. Erica sigue abrazada a Ashley. En la mejilla de Ashley se está formando un gran moretón en el lugar donde nuestra madre la golpeó antes. Pero cuando nos ve, Ashley se levanta de un salto y corre hacia nosotros.
—¿Cómo está?— nos pregunta.
—Va a ponerse bien—, le digo mientras le alboroto el pelo, ya desordenado.
Ashley suelta un suspiro de alivio y vuelve a sentarse junto a Erica.
Amber se acerca dando saltitos a mi lado y enlaza su brazo con el mío. Erica frunce un poco el ceño antes de desviar la mirada hacia el suelo. Los hombros de Erica se desploman hacia delante y sé que cada vez que me ve con Amber se muere un poco más por dentro. Tengo que acabar con esto cuanto antes.
—Bryce—, gime Amber a mi lado. -¿Puedes llevarme a casa ahora? Necesito mi sueño reparador—.
—No tengo mi coche—, refunfuño en su dirección. —He venido corriendo—.
-Oh—, dice Amber con el ceño fruncido. -Supongo que puedo esperar a Luna Alice—.
Entonces Erica hace algo que no me esperaba. -Puedes dar una vuelta con nosotros—, dice Erica en voz baja. -Creo que nos estamos preparando para salir de todos modos—.
Ashley mira a Erica como si tuviera cuatro cabezas pero no discute con ella. —Escopeta, grita Ashley antes de sacar la lengua en dirección a Amber.
Amber pone los ojos en blanco ante el comentario inmaduro de Ashley.
—Esperad aquí que voy a traer el coche—, dice Erica antes de dirigirse a la entrada principal del hospital.
—Espera—, no puedo evitar gritar tras ella. Iré contigo-.
Erica se vuelve hacia mí y se encoge de hombros. Le sigo hasta el aparcamiento. El sol empieza a salir por encima de los árboles del bosque, tiñendo de rojo el cielo. Erica y yo caminamos en silencio hacia el coche. Erica desbloquea el pequeño deportivo de Ashley y abre la puerta para deslizarse en el lado del conductor.
—Erica—, agarro la puerta con las manos. —Voy a arreglar las cosas entre nosotros. Te lo prometo—.
Sin decir nada más, me transformo en mi enorme lobo negro y corro en dirección a la manada.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora