Punto de vista de Erica
El molesto sonido de mi despertador me despierta de mi tranquilo sueño. Chris me abraza con fuerza y parece que no piensa soltarme pronto.
—Pst—, le siseo a Chris mientras le pincho en el hombro. —Tienes que dejar que me levante,
—Sólo unos minutos más—, gimotea Chris y me acerca más a él.
Empujo mis manos contra sus hombros e intento zafarme de sus brazos. —Tengo que ir a trabajar—, le digo mientras forcejeo contra su fuerte agarre.
—No quiero que vuelvas allí—, murmura Chris, todavía medio dormido.
—No—, digo mientras finalmente me zafo de los brazos de Chris.
—No puedes tomar esa decisión por mí—.
Chris se da la vuelta y suelta un suspiro frustrado. -Entonces vuelvo contigo—, dice seriamente. —No dejaré que trabajes en ese lugar sin algún tipo de protección—.Frotándome las sienes con los dedos, intento combatir el inminente dolor de cabeza que me va a acosar mientras Chris viva conmigo.
—Trabajé allí dos semanas sin incidentes—. Coloco las manos en las caderas y le fulmino con la mirada.
—Te estuve observando todo el tiempo—, admite finalmente Chris.
—Tienes que estar de broma—, gimo. —¿Es que no podéis dejarme hacer nada por mí misma?—.
—Preferiría que fueras una princesa mimada—, Chris se encoge de hombros. —Venga, vamos a ducharnos—.
Levantándose del futón, Chris me coge de la mano y me lleva hacia mi pequeño cuarto de baño. Miro la diminuta ducha para una sola persona y luego a Chris. —Es imposible que quepamos los dos ahí—, le digo.
—No pasa nada—, dice Chris mientras se sienta en el retrete. - Me limitaré a disfrutar del espectáculo desde aquí fuera—.
—No puedes hablar en serio—, le miro sorprendida.
—Claro que sí—, se ríe. —Ahora date prisa o llegarás tarde al trabajo—.Me doy cuenta de que no tengo otra opción, me meto en la ducha y abro el grifo al máximo. Pero da igual, el agua está increíblemente fría por mucho que aumente la temperatura. Me doy una ducha rápida, quiero terminar cuanto antes.
Justo cuando estoy a punto de cerrar el grifo y salir de la ducha, un dolor punzante me recorre el pecho. El dolor es tan intenso que me hace caer de rodillas. En un segundo, Chris está a mi lado, sacándome de la ducha. Mi cuerpo tiembla y se estremece por el dolor.
Chris me envuelve en una toalla e intenta secarme, pero el dolor es demasiado fuerte y no puedo quedarme quieta. Me retuerzo de dolor en el suelo, gimoteando.
—¿Qué está pasando? Chris me sujeta la cabeza con las manos y me suplica.
—Me pasa algo en el corazón—, consigo refunfuñar. —Tengo que ir al médico—.
De repente, Chris se aparta de mí y me mira horrorizado. —¿Qué sientes? Su voz está llena de preocupación.
Las lágrimas me corren por la cara y caen al suelo mientras grito cada vez que una nueva oleada de dolor me golpea en el pecho.
—No lo sé—, sollozo. —Simplemente me duele—.
Me hago un ovillo en el suelo y aprieto las piernas todo lo que puedo. Un sollozo silencioso me sacude el cuerpo mientras me tumbo en las frías baldosas del suelo de mi cuarto de baño.
—Erica—, dice Chris mientras me aparta el pelo de la cara. —No creo que necesites un médico.
Tan pronto como empezó el dolor, ha empezado a remitir y vuelvo a respirar con normalidad. Chris me mira con una mirada de complicidad. Parece dispuesto a matar a alguien.
—¿Qué acaba de pasar?— le pregunto a mi compañero
extremadamente enfadado.
Chris toma una gran bocanada de aire antes de empezar a hablar.
Es casi como si estuviera buscando el valor para contarme lo que está pasando.
—Creo que uno de mis hermanos ha traicionado el vínculo de pareja—, dice gruñendo por lo bajo.
Los ojos de Chris pasan del azul al negro mientras me mira.
Sacudo la cabeza una y otra vez. —Es imposible que uno de ellos me haga eso—. Digo negando con la cabeza.
—Es la única explicación, Zorrita—, dice Chris en voz baja.
De nuevo los sollozos amenazan con escapar de mi pecho, pero los reprimo. Me niego a sentirme mal por mí misma. Levantándome del suelo del baño, me ciño la toalla alrededor del cuerpo.
—Es culpa mía—, digo simplemente. —Para empezar, nunca debí marcharme—.
—No es posible que te culpes por esto—, dice Chris enfadado. -
No te lo mereces—.
—Por lo que sé, vinieron al Bunny Club esa noche para rechazarme. Fui demasiado cobarde para escuchar lo que tenían que decir—. Intento justificar las acciones del hermano que traicionó el vínculo de pareja.
—Deja de intentar que todo esté bien, Erica—, me suelta Chris. - Nos enseñaron desde pequeños lo que pasaría si no respetábamos el vínculo de pareja. Cualquiera de mis hermanos que te hiciera esto sabía lo que hacía-.
-¿Sabían que iban a hacerme daño?—. No puedo creer lo que oigo. Tal vez yo realmente no significaba nada para el hermano que me hizo esto.
—¿El que lo hizo sabía lo que hacía?— Chris gruñe.
Siento el cuerpo entumecido. Hay tantas emociones recorriendo mi cuerpo que soy incapaz de concentrarme en una sola. Pero una cosa es segura, la rabia está al frente de mis sentimientos. Nunca me plantearía hacerles pasar por el dolor que acabo de sentir.
Supongo que los quiero más de lo que ellos me quieren a mí.
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Maldecida con los trillizos alfa
Werwolf-Yo fui el primero en besarla-, alardea Bryce. -Yo la llamo virginidad -, grita Ace en voz alta. -Ella me amara primero-, responde Chris enfadado. Erica pone los ojos en blanco y pisa fuerte. - ¡Los odio! Los odio a todos. Erica se encuentra sin hog...