Cap 80 Me pertenecen

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POV de Erica
Todavía estoy apoyada contra la pared pensando en el suave beso que Bryce acaba de depositar en mis labios cuando el abrumador aroma de las rosas inunda mis sentidos. No es un aroma que haya olido antes en esta casa. Puedo adivinar de quién viene el aroma.
Ámbar.
Me vuelvo y miro hacia la puerta del salón y veo a Amber de pie en el umbral con los brazos cruzados sobre el pecho. Lleva un vestido azul oscuro que es varios centímetros demasiado corto y demasiado bajo. Si se agachara, se le saldrían los pechos por arriba y el culo por abajo. Lleva el pelo rojo oscuro recogido en una coleta apretada.
Entra en la habitación con cara de desinterés y se sienta en el sofá más cercano a la puerta. Palmea el asiento de al lado y me hace un gesto para que me siente a su lado.
—Ven, siéntate—, me dice con un tono enfermizamente dulce en la voz. —Creo que vamos a tener que hablar—.
Me levanto de la pared, me acerco a la silla que hay frente al sofá y cruzo las piernas con delicadeza. —¿De qué tenemos que hablar?

Ladeo la cabeza y me hago la ignorante.
—No te hagas la tímida conmigo—, me suelta. Su actitud ha cambiado por completo desde que entró dulcemente en el salón.
—Sabes perfectamente de qué tenemos que hablar—.
—Supongo que crees que he vuelto para robarte a tu pareja elegida—. Me miro los bordes de las uñas y me hurgo en la piel muerta que las rodea. Preferiría mirar cualquier cosa antes que mirar a Amber ahora mismo.
—Eso es exactamente para lo que creo que estás aquí—. Se inclina hacia delante y chasquea los dedos delante de mi cara para llamar mi atención.
Mis ojos vuelan al encuentro de los suyos y esbozo una sonrisa. - Ya le he rechazado—, digo brevemente. —Creo que estás teniendo una conversación con la persona equivocada.
—Oh, yo también tendré una conversación con MI pareja, pero quiero aclarar las cosas contigo—. Amber me sisea.
—¿Qué más quieres que te diga?—. Mantengo mis ojos en Amber en lugar de mirar hacia otro lado. —Le he rechazado. No puedo hacer nada más—.
Una vez más, Amber se inclina hacia mí, sólo que esta vez olfatea el aire a mi alrededor. —Tienes uno de sus olores por todas partes
—, se burla. —Sólo que no sé cuál es-.

—¿No puedes distinguir sus olores? pregunto con un poco de humor en la voz.
Amber se burla en voz alta. —Dudo que ni siquiera su madre pueda distinguirlos sólo por el olor. ¿Estás diciendo que tú eres capaz de hacerlo?—
—Soy capaz de distinguirlos desde que tenía ocho años—, me río a carcajadas. —Los distingo por su olor, por su voz, por su forma de comportarse y por cómo me tocan. ¿Sabes por qué yo puedo distinguirlas y tú no?—.
Amber cruza los brazos sobre el pecho y pone los ojos en blanco.
—Supongo que vas a decirme por qué tú sí y yo no-.
—Es porque soy su pareja. Me pertenecen—. Mi voz está llena de malicia.
—Dos de ellos te pertenecen—, me corrige rápidamente Amber. -
Rechazaste a Bryce, recuérdalo-.
Suelto un suspiro. —Lo hice—, le doy la razón. —Y si decide seguir con el rechazo, entonces puedes quedártelo—.
-¡Ja!— Amber salta y grita con fuerza. —Así que estás admitiendo que estás aquí para llevarte a mi compañero—.
No estoy listo para esta pelea, pero aquí estamos. —Sị, estoy aquí por tu pareja elegida. Estoy aquí por todos mis compañeros—.

Un pequeño gruñido sale del pecho de Amber y estallo en carcajadas. Es el gruñido más patético que he oído nunca.
—¿Se suponía que eso tenía que ser intimidatorio? —. Me río y eso solo sirve para enfadar más a Amber.
—Aléjate de mi compañero si no—, intenta gruñir en mi dirección.
—que?— le gruñó.
Al oír mi gruñido, Amber retrocede un paso y me mira fijamente. —
Te lo advierto—, dice, pero le tiembla la voz.
—¿Qué vas a hacer? Me pongo en pie e intento erguirme un poco.
—Soy hija de un Beta y mi padre me enseñó a luchar—.
Amber se burla de mis palabras con los labios. —Eres la hija de un Beta caído en desgracia, que no vale nada. Yo soy la única verdadera hija de un Beta en esta casa. No eres más que una granuja—. Amber entonces arruga la nariz con disgusto como si oliera algo asqueroso en la habitación. —Incluso empiezas a oler
como una pícara—.
Siento que mi cara empieza a calentarse por la vergüenza. Sé a qué huelen los pícaros. Huelen a suciedad y a carne podrida.
Pensar que empiezo a oler como un pícaro es vergonzoso. Amber da una zancada hacia mí y me levanta la barbilla con dos dedos para que la mire a los ojos.

—No eres más que una sucia pícara y nunca serás Luna de esta manada—, me espeta Amber.
Pierdo los nervios y abofeteo a Amber en toda la cara, dejando una huella limpia de mi mano en su mejilla. Amber grita de dolor y los hermanos, Alfa y Luna corren al salón. Amber está acurrucada en el suelo sujetándose la mejilla gritando a todo pulmón.
—¿Qué ha pasado aqui?—, exige saber Devin Alfa.
—Me ha dado una bofetada—, grita Amber y gira la cabeza hacia un lado para mostrar la huella de mi mano en su mejilla.
—¡Erica!— Bryce jadea furioso. —¿Cómo has podido?—.
No me molesto en contestar a ninguno de ellos. Simplemente salgo del salón con la cabeza bien alta.

Maldecida con los trillizos alfa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora