Desperté ese día con un dolor de cabeza terrible. Me sentía horrible y no recordaba prácticamente nada de lo ocurrido la noche anterior en la fiesta.
Ni siquiera recordaba cómo había regresado a mi casa. Me dije a mi mismo que tenía que dejar de beber tanto. No era la primera vez que me pasaba algo así después de todo.
- Al fin despiertas, creo que dormiste básicamente un día entero. - escuché una voz proveniente de la cocina cuando por fin me pude levantar para buscar agua.
- ¿Y tú qué haces en mi casa? - pregunté sorprendido.
Era mi primo Lucas, él estudiaba en la misma universidad pero casi nunca lo veía porque es mayor que yo y ya estaba a punto de graduarse. Eso sin nombrar que somos completamente diferentes con vidas y amigos totalmente diferentes.
- ¿Qué hago aquí? Yo te traje aquí idiota. Algunos de tus amigos estaban peor que tú. No había nadie con un mínimo de responsabilidad en tu grupo. - respondió serio mientras cocinaba algo.
- La verdad que no me acuerdo de nada.
- No me sorprende...
- ¿Pero qué fue lo que pasó? Lo último que recuerdo es que estábamos en casa de Michael bebiendo y que teníamos que ir a la fiesta del club. - me esforcé por recordar más pero solo me hacía doler la cabeza.
- Dios, eres un desastre. - suspiró.
- ¿Tan ebrio estaba? Dime que no hice ninguna estupidez por favor.
Me dirigió una mirada que confirmaba mi respuesta. Diablos, ¿y ahora qué había hecho?
- Te estabas peleando feo con una chica. - habló finalmente.
- ¿Yo? ¿Con una chica? - había hecho estupideces estando ebrio pero era imposible que yo cayera tan bajo.
- No presencié todo el espectáculo pero por lo que me contaron después, la chica te estaba recriminando que no la llamabas, que la ignorabas, que le mentiste, que la usaste, etcétera y todas esas idioteces que haces tú con las mujeres.
- Hey, yo no uso a las mujeres. - me defendí - Siempre dejo las cosas en claro desde el principio, ellas saben perfectamente donde se están metiendo. ¿Y quién era la chica, eh?
- No sé, no la conozco pero decían que se llamaba Erin.
- ¡Ajá! - exclamé y luego me empecé a reír - Pues ya ves...esa chica se ha acostado con media facultad. De seguro estaba borracha y por eso saltó a decirme todas esas cosas.
- No sé ni me importa pero estaba muy alterada y no dejaba de golpearte. - me siguió contando Lucas - Tú solo te reías y no hacías nada pero luego cuando se abalanzó sobre ti la empujaste y la tiraste al suelo.
Cuando oí eso, mi sonrisa desapareció. ¿De verdad yo había hecho tal cosa? ¿De verdad había sido tan bruto? Jamás había maltratado a ninguna mujer en mi vida. Yo no era así.
- Y luego un chico salió de la nada para intentar detenerte y también le hablaste mal y lo empujaste al suelo. - continuó mi primo con un tono de decepción en su voz y desilusión en su mirada.
- Dios, no recuerdo nada...¿Quién era el chico?
- Eso sí que no tengo ni idea. Tampoco me quedé a averiguarlo porque fue ahí donde entré en escena y te rescaté de seguir haciendo papelones.
- Gracias a Dios. Oye, lo lamento, es obvio que bebí demasiado porque jamás habría hecho algo así. Lamento que hayas tenido que vivir esa situación y gracias por traerme a casa. - me acerqué a él y le di una palmada en la espalda.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...