¿En qué estaba pensando cuando lo dejé quedarse en mi casa? Empecé a dudar de mi cordura y de mi decisión cuando lo vi salir desnudo del baño.
Dios, hacía tanto que no lo veía así. O que no lo tenía tan cerca de mí mostrando tanta piel.
¿Por qué tenía que ser tan estúpidamente atractivo? Más allá de todos nuestros problemas, verlo así me dieron ganas de poner mis manos sobre él como en los viejos tiempos.
Estar sin tener sexo tanto tiempo y tener que compartir el cuarto con mi sexy ex novio no era una buena combinación pero tarde me di cuenta de ello.
El aire fresco de afuera logró que me calmara y que me bajara la temperatura, regresándome a mi estado normal y coherente.
Íbamos caminando con Nathan lado a lado por la vereda, comentando sobre lo lindo que estaba el clima ese día y saludando a algún que otro vecino que me encontraba por ahí.
- Hay una plaza cerca de aquí. ¿Quieres ir? - le pregunté.
- Seguro. Llévame a donde tú quieras - respindió.
Caminamos un par de cuadras más, pasando por mi antigua escuela donde había cursado la secundaria. Le conté unas cuantas anécdotas sobre eso y sobre mi vida cuando vivía aquí. Era lindo poder mostrarle de dónde venía, las personas que conocía y cosas de mi pasado. Nathan me escuchaba atento y me sonreía y miraba a los ojos en todo momento.
Mierda. ¿Por qué tenía que ser así de lindo? Todo lo que sentía por él seguía intacto en mi corazón y ese día esos sentimientos estaban más a flote que antes.
Intentaba disimularlo lo más que podía pero en varias ocasiones me perdía en sus hermosos ojos azules.
Llegamos a la plaza y nos sentamos en un banco con vista hacia unos juegos para niños. No había mucha gente ya que era casi cerca del mediodía.
- Me caen bien tus padres - me comentó en un momento de silencio.
- ¿De qué hablas? Papá quiere asesinarte con la mirada cada vez que te ve.
- Cierto. Pero yo también lo haría si el novio de mi hijo se hubiese comportado como un imbécil. Es comprensible. Eso solo demuestra cuánto se preocupa por ti y cuánto te quiere. Es un hombre de familia que cuida de los suyos. Me agrada. Es la clase de suegro que quiero.
- Qué estúpido eres - giré mi cara para que no me viera reír. ¿Cómo se atreve a decirme esas cosas?
- Y tu mamá también es muy linda.
- Sí. Ella ya te adora y no sé cómo hiciste.
- Porque soy una persona completamente adorable.
- Claro. Porque no conoce tus lados sucios y pervertidos como yo.
Reímos juntos hasta que el sonido de mi celular nos interrumpió. Era Daniel llamándome. Solíamos hablar por llamadas además de los mensajes así que no me pareció raro, pero sí terriblemente incómodo que fuera justo en ese momento.
Lo peor fue que Nathan echó un vistazo a la pantalla y observó que se trataba de él.
- ¿Vas a atender? - me preguntó serio al verme mirando la pantalla como un tonto sin reaccionar.
No quería responder. Hablar con Daniel siempre era lindo y agradable pero esa vez estaba tan cómodo con Nathan. No tenía deseos de hablar con nadie más.
Corté la llamada y apagué mi celular.
- Estoy hablando contigo ahora - le dije a Nate. Él me sonrió en respuesta.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...