Al día siguiente a mi encuentro con Nathan, no lo volví a ver en la facultad, así que decidí enviarle un mensaje. Si cumpliría la promesa que me hizo de volver a hablarme, debería de contestarme. Preguntarle por aquel chico que nos descubrió, parecía una buena excusa para iniciar una conversación.
Para mi sorpresa, no me respondió. Al contrario, estaba llamándome. Respondí el teléfono sin dudar.
- Dios, Nate creí que nunca más hablaríamos así.
- Te lo prometí ¿no? Con respecto al chico ese, la verdad que no sé qué hacer. Dice que no va a decir nada pero tampoco confío en él.
- Tal vez sea cierto. - intenté consolarlo. Se oía preocupado.
- No lo conozco lo suficiente como para asegurar eso. ¿No lo has visto en la facultad hoy?
- Sigo aquí, pero no, no lo he visto.
- Hoy tenemos clases juntos. Debería de andar por ahí. Si lo ves...¿podrías insistir por mí? Ya sé que lo que te estoy pidiendo es una reverenda mierda pero tú eres más delicado con las personas que yo. Tal vez tú...
- Nate. - lo interrumpí - No te preocupes por eso. No me molesta. Si lo veo le voy a decir. Sé lo que significa esto para ti. ¿Pero por qué no vienes tú? ¿Es que no piensas venir más a clases? Eso es lo que de verdad me preocupa.
- Hoy decidí trabajar. Pero la semana que viene voy a volver. Lo juro. Además si no lo hago mi primo va a matarme. - lo escuché reír un poco. - Ya volví a mi casa por cierto. No estoy más con mi primo. Voy a...tratar de ordenar todo lo más que pueda en mi vida.
- Me parece bien. Solo espero...estar incluido en eso.
- ¿Estás bromeando? De alguna forma u otra siempre eres el centro de todo en mi vida.
- Pero es que no sé qué vas a hacer con respecto a nosotros. No quiero presionarte más pero...
- Liam... - dijo callándome.
- Solo quiero que seas feliz. - insistí.
- Yo también quiero eso para ti.
- ¿Pues sabes que me haría feliz? Que me des una oportunidad.
- Dios, en todo caso yo sería el idiota al que tú le darías una oportunidad. - rió del otro lado del teléfono y yo sonreí como un tonto.
- Con gusto te la doy. - respondí feliz.
No podía verlo pero sabía que estaba sonriendo como yo por nuestra tonta conversación.
- Tengo que seguir trabajando ¿de acuerdo? Hablamos después...y avísame si sabes algo de Marco ¿quieres?
- Está bien. - dije desanimado por tener que dejar de hablar con él.
Luego de hablar con Nate, me dirigí rápidamente para el sector en el que él solía tener clases para ver si veía a ese tal Marco.
Esperé un rato pero parecía que todos estaban en clases. No había casi nadie en los pasillos. Cuando estaba por irme, la puerta de una de las aulas se abrió y empezó a salir gente. Me costó reconocerlo porque solo lo había visto unos minutos solamente en ese baño, pero cuando lo ubiqué me decidí a acercarme a él.
- ¿Marco? - se dio vuelta confundido y me miró extraño. Luego sonrió.
- Ah eres tú. Disculpa no te reconocí sin Nate comiéndote la boca. - bromeó y empezó a reírse solo. Yo lo miré atónito.
- Oye deja de andar diciendo eso. - lo regañé - Alguien podría escuchar.
- No te preocupes, no le dije a nadie. ¿A eso vienes no?
- Bueno, sí... Quiero asegurarme de que no digas nada.
- ¿También vas a amenazarme?
- No, no. Quiero hablar bien contigo. Mi nombre es Liam. - lo saludé y le extendí mi mano. Él la estrechó con una sonrisa y me dijo su nombre como si yo no lo supiera.
- Okay, Liam. ¿Tú eres...el novio de Nathan...o algo de eso?
- "Algo de eso" creo que lo define mejor.
- Ya veo...es complicado ¿cierto?
- Sí, la verdad que lo es.
- Pues así es el amor, qué le vamos a hacer.
Realmente parecía simpático. Es decir, no me estaba dando una mala impresión. Sentía que podía hablar con él muy pacíficamente.
- Nate no está pasando por el mejor momento ahora, así que de verdad te agradecería que no dijeras nada. Eso sólo le complicaría la vida por ahora. Por favor. - le supliqué.
- Ya les dije que no lo voy a hacer. Pero está bien, entiendo que no me crean. No me conocen.
- No sé cómo podemos hacer para llegar a algún acuerdo.
- ¿Acuerdo? No hace falta ningún acuerdo. Me cae bien, Nate. Desde que somos compañeros. Jamás le haría algo malo, ni a él ni a nadie. - me sonrió como si me estuviese diciendo algo completamente natural.
- Perdón, es que es difícil creer que alguien no se hiciera un festín con esta información.
- Pues no todos somos unos imbéciles. Liam...tengo otra clase ahora, así que tengo que irme. Pero fue un gusto conocerte.
Sin nada más que decirle lo dejé ir. Ese chico era muy raro. Pero parecía bueno. No sentí la necesidad de seguir insistiendo. Tal vez Nate debería dejar de preocuparse. Marco no parecía ser una amenaza.
Le envié un mensaje contándole todo lo sucedido pero no pareció tranquilizarse para nada. De verdad tenía miedo que la gente se enterara.
"Lo que más me preocupa son mis amigos", me había escrito. "Si algún día se enteran, prefiero que lo sepan por mí, no por un chisme en toda la facultad".
Le dije que no se preocupara tanto por eso, que todo iba a estar bien y que yo no iba a presionarlo con nada de eso de salir del closet. Si podía quitarle aunque sea una cosa menos de que preocuparse para hacerlo sentir mejor, entonces lo haría.
Me volvía a sentir cercano a él nuevamente y no quería arruinar nada.
Sentía que las cosas podrían empezar a mejorar. De verdad tenía un buen presentimiento. Esta vez tenía que ser cierto.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...