8 | Liam

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Durante ese fin de semana estuve bastante cerca de asesinar a mi amiga Zoe. Primero que nada por haberme dejado solo con Nathan en ese bar.

- Sentía que estaba de más, por eso me fui y los dejé solos. - me respondió al otro día hablando por teléfono cuando le pedí explicaciones.

- ¿De qué hablas? Hablaste con él todo el tiempo.

- Exacto, por eso mismo. No sentí que me tiraba ni el más mínimo de onda en toda la noche. Fue muy amable y todo pero oye, no soy tonta. Sé cuando no le intereso a un hombre. En el que sí estaba interesado era en ti, era obvio que quería hablar contigo pero no le prestabas atención.

- Claro y por eso tenías que irte de la nada y dejarme a solas con él. - me quejé.

- ¿Por qué te molesta tanto eso? ¿Qué acaso te hizo algo malo? ¿Te violó o algo por el estilo? - la escuché reír del otro lado del teléfono.

- Ja ja que chistosa. - respondí con ironía - Sabes que lo detesto.

- Ay, ya cálmate, deja de ser tan arisco. Él siguió siendo bueno contigo incluso después de que le dijiste que no te agradaba. Eso significa que no es el chico que creíamos. Parece bueno...

- Detesto cuando lo defiendes como si lo conocieras de toda la vida. Además ¿qué mierda quiere conmigo? No tengo nada de especial que le interese. No sé qué carajos le pasa.

- Tal vez le gustes...- me respondió con cierto tono. Sabía perfectamente a qué se refería.

- Sí, claro, cómo no. - como si eso fuese a pasar. 

Seguí discutiendo con Zoe el resto del fin de semana sobre el tema, y cuando el lunes empecé a recibir mensajes de él, tuve más y más ganas de matarla. Maldita Zoe, ¿cómo se atrevió a darle mi número?

Ya no sabía en qué idioma decirle a ese chico que no me interesaba ser su amigo. ¿Por qué tenía interés en mí? ¿Por qué le agradaba?

"¿Estás en la facu? ¿Quieres ir a comer conmigo a la cantina?"

Ese fue el mensaje que recibí el martes mientras estaba en la facultad fotocopiando unos apuntes.

¿Era en serio? ¿Cuál era su maldito problema? ¿Y por qué empezaba a sentir que me agradaba la idea de que no se diera por vencido conmigo?

"Tú nunca te das por vencido, ¿cierto?"

"Nop, ¿me vas contestar lo que te pregunté?"

Después de fotocopiar esos apuntes mi plan sí era ir a comer a la cantina, pero solo obviamente. Lo tomé como una simple coincidencia así que le dije que sí, porque de todas formas lo iba a ver allí.

Me estaba esperando sentado en una de las mesas de afuera cuando llegué. Dudé un segundo en acercarme pero lo vi ahí muy tranquilo y...y guapo. Rayos, ese día sí que se veía bien. Me terminé sentando enfrente suyo.

- Vaya, vaya, miren quién se dignó a aparecer. Mi hater número uno. - me dijo sarcásticamente.

- No creo ser el número uno, de seguro hay más por ahí, que te detestan mucho peor que yo, solo que tú no lo sabes. - respondí con el mismo tono.

- Pero tú eres mi favorito. - me sonrió.

Y lo hice...finalmente le sonreí. Una sonrisa sincera. El maldito me hizo sonreír. Me sentí derrotado inmediatamente.

- Pero que lindo te ves cuando me sonríes de verdad. Me gusta eso.

Al escuchar eso sentí que la piel de la cara se me calentaba y  enrojecía como un tomate. ¿Pero qué carajo me estaba diciendo? Me dejó sin palabras, no sabía que responder y pude ver en su cara que se sentía como un campeón. Por Dios, lo detestaba tanto.

- Bueno ¿y qué hiciste hoy? - preguntó una vez que volvimos de la cantina luego de comprar lo que íbamos a comer y nos volvimos a sentar en los lugares de antes.

- ¿De verdad te interesa lo que hice en el día?

- Si te pregunto por algo es... - respondió como si fuese lo más obvio del mundo.

- Fui a clases ¿qué crees que hice? Estamos en la facultad.

- Hey, tranquilo...está bien. - me sonrió mientras le daba un mordisco a su sandwich - No tienes que estar siempre a la defensiva.

Lo ignoré y empecé a comer el mío.

- Debiste comprar el de carne, está mucho más rico. - habló luego de un pequeño silencio.

- Me gusta el de pollo. Siempre me pido el mismo. - lo contradije.

- Pero está bueno variar de vez en cuando.

- Sé lo que me gusta. 

- No tiene nada de malo probar algo diferente de vez en cuando. - insistió.

Lo dijo de tal manera que sentí que estaba hablando de él.

- ¿Estás hablando de ti o del sandwich? - me animé a preguntar.

- ¿Por qué? ¿Quieres probarme? - rió. Y me volví a poner colorado como un tomate. Mierda. - ¿Crees que soy lindo verdad? - preguntó luego de la nada.

- ¿Qué...?

- Me pregunto si los hombres también me encuentran atractivo como las mujeres, nunca tuve un amigo gay así que por eso te pregunto.

- No soy tu amigo. - aclaré rápidamente.

- Todavía no...y sé que de todas formas te parezco lindo, lo sé. - me miró a los ojos mientras seguía comiendo.

- ¿Tú qué sabes mi gusto de chicos? - lo desafié.

- Ah ¿entonces estoy equivocado?

- Por supuesto, no eres mi tipo. - respondí viéndome seguro y sin desviar la mirada pero por dentro me sentía extraño al pronunciar esas palabras. - Quiero decir sí, eres atractivo pero fuera de eso no eres mi tipo.

Supongo que pretendía ofenderlo con mi comentario o por lo menos bajarlo del pedestal en el que aparentemente vivía subido pero no lo logré. Casi nunca podía quitarle esa sonrisita y ese aire de superioridad que siempre tenía.

- ¿Y cuál es tu tipo entonces? - preguntó curioso.

¿De verdad la conversación había girado para ese lado? Diablos, estaba empezando a sentirme muy incómodo...y extraño. 

 

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El chico que detestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora