78 | Liam

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Meses después.

Las vacaciones terminaron. Un nuevo año académico empezaba y tenía muchas materias nuevas que cursar y exámenes finales que rendir.

Estaba emocionado por avanzar en la carrera y también por volver a ver a mis amigos después de tanto tiempo.

Zoe y Alex también se veían muy bien ese día que decidimos reunirnos en casa de ella. La verdad que la distancia nos había hecho muy bien a Alex y a mí. Todo se sentía en orden entre nosotros, y nos saludamos y nos reímos como antes. Hablamos sobre nuestras vacaciones, las cosas que hicimos y nos pusimos al corriente con todo. 

Hacía ya dos semanas que las clases, por lo menos las de mi curso, habían comenzado...y todavía no había visto ni escuchado nombrar a Nathan.

¿Qué habría pasado con él? No habíamos vuelto a hablar desde aquellos últimos mensajes que nos enviamos. Y aunque me moría por hablarle y lo extrañé más de lo que creí posible, siempre me controlé y no le escribí.

Aun así quería saber cómo estaba. No pedía nada más. Simplemente verlo y comprobar que estuviese bien.

Miraba para todos lados cuando caminaba los pasillos pero no había rastro de él ni de sus amigos. Lo que sí me di cuenta era que muchos me miraban, lo cual era obvio después de que todos se enteraran de la verdad. Pero no me molestaba y no les presté atención.

Estaba resignado por ese día, me iba a caminando hacia mi casa cuando escuché que alguien me llamaba por mi nombre.

- ¡Liam! - me di vuelta y era Marco. Llevaba unos cuantos libros en sus manos y una mochila al parecer super pesada. - ¿Cómo estás? ¿Qué tal tus vacaciones?

- Hey, hola, todo bien - respondí - ¿Qué tal tú? ¿Estás bien? ¿Necesitas ayuda con eso?

- No, yo puedo. No te preocupes. ¿Recién sales de clases?

- Sí, ya me iba a mi casa.

- Que bueno.

- ¿Has...visto a Nathan por ahí? - me animé a preguntar.

- Ah sí. Estudiamos juntos. - respondió un poco dudoso. - De hecho estaba yendo a la biblioteca a estudiar con él ahora.

- Oh... - el corazón se me empezó a acelerar. Él había estado yendo a la facultad también pero simplemente estábamos desencontrados.

- ¿Quieres venir a saludarlo?

Esa pregunta me tomó desprevenido. Para tener tantas ganas de verlo, no me sentía ni remotamente listo.

- No, tengo que ir a casa. Tengo cosas que hacer pero...seguramente nos vamos a cruzar en algún momento.

- Liam. - Marco me miró no creyéndose absolutamente nada de lo que le dije. - Sé que él se pondrá feliz de verte.

- ¿Él te dijo eso? - me sentía nervioso. No tenía idea de cómo se sentía Nathan respecto a mí. Quién sabe, tal vez ya me había superado, lo cual estaba bien si así fuera.

- No exactamente. Pero lo conozco. Se que le hará bien verte después de tanto tiempo.

- Mejor no forzar nada. Además, de verdad no puedo ahora. - empecé a alejarme de Marco con la excusa de que de verdad tenía que irme. - Pero me alegro de que esté todo bien. Tengo que irme. Nos vemos por ahí.

Apenas escuché su saludo porque me fui lo más rápido que pude. Me sentí un idiota cuando llegué a mi casa. En algún momento íbamos a vernos. Eso era obvio. ¿Podría comportarme normalmente cuando eso pasara?

Al día siguiente por la tarde, iba distraído saliendo de mi casa mirando mi celular. Me dirigía a casa de Alex para tomar algo juntos y para recoger unos apuntes y libros viejos de unas materias que él ya cursó y que ahora me hacían falta a mí. Le estaba escribiendo que ya estaba en camino cuando doblando en una esquina, choqué con alguien.

Y otra vez, nos encontrábamos de la misma manera, igual que hace tanto tiempo atrás. Nate y yo. 

 

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El chico que detestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora