80 | Liam

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Me puse nervioso como si fuese la primera vez que me invitaba a salir. La verdad me tomó por sorpresa porque no esperaba que me preguntara eso de las miles de cosas que podíamos llegar a hablar.

- ¿Salir? ¿Como en una cita? - pregunté para confirmar.

- Sí. ¿Por qué no? Estoy soltero, estás soltero. No tengo nada que ocultar. - respondió con seguridad - A menos claro...que yo ya no te guste.

Sonreí tímidamente en respuesta dándole a entender que eso jamás iba a pasar. No hizo falta que dijera nada más.

- ¿Entonces? - insistió.

- ¿Estás seguro, Nathan?

- Muy seguro.

- Está bien. - respondí feliz - Supongo que podríamos intentar.

- Que bueno! - respiró aliviado - Me tengo que ir a trabajar, estoy llegando tarde. Pero te escribiré ¿te parece bien?

- Claro.

Nos despedimos normalmente y seguimos nuestros caminos. Pero todavía no caía que todo eso había ocurrido. ¿Cómo iba a prestarle atención a Alex en su casa con el corazón latiendo así de emocionado dentro de mí?

Y mi amigo no era ningún tonto. Me conocía muy bien y sabía que algo me había pasado en el camino. Luego recordé que todo el drama entre nosotros tres había comenzado de una forma similar antes. Cuando yo le conté a Alex que estaba viendo a un chico y que ese chico era Nathan.

La pensé dos veces y decidí callarme la boca esta vez. Solo por las dudas...

Inventé cualquier excusa cuando me preguntó qué pasaba y al parecer se lo creyó o por lo menos no decidió insistir.

Tampoco le conté nada a Zoe ni a nadie más. Es que tampoco era algo seguro que fuera a pasar todavía y prefería guardármelo para mí.

🌸

Al día siguiente de mi encuentro con Nathan, éste por fin me envió un mensaje.

"Estás disponible esta noche?"

Literalmente no estaba disponible porque tenía que estudiar para una estúpida exposición del día siguiente. Pero al diablo, mis ganas de ver a Nathan eran más grande que cualquier otra cosa. Arreglamos para ir al cine y comer unas hamburguesas en un local de comida rápida cuando él saliera de trabajar. Un plan sencillo pero eso era lo que me gustaba, no necesitaba más.

Me escabullí de mis amigos lo más que pude ese día para evitar tener que andar dando explicaciones, y por la noche pasé a buscar a Nathan por su trabajo como habíamos quedado.

- Perdón por los planes apresurados. - me dijo después de saludarme. - Te hubiese dicho de hacer otra cosa con más tiempo pero es que no quería esperar otro día para verte.

- Está bien, igual no tenía nada qué hacer. - le mentí.

- Bueno, mejor. - sonrió - ¿Vamos?

El cine quedaba cerca del trabajo de Nathan así que solo caminamos unas pocas cuadras, incómodamente en silencio, bueno de mi parte al menos. Es que no sabía qué decir o de qué tema hablar, me sentía raro, nervioso, y todas las preguntas que me hacía él las respondía con pocas palabras. Sabía que Nathan lo notaba pero por alguna razón no dijo nada ni me preguntó qué me ocurría.

Dentro del cine, viendo la película, hablamos por supuesto mucho menos. No habíamos planeado qué película ver antes así que Nathan la escogió apenas llegamos. Solo una vez que las primeras escenas pasaron me di cuenta de que se trataba de una película de terror. Las detestaba. Era demasiado miedoso y asustadizo. ¿Acaso me lo había hecho a propósito?

- Nathan, ¿por qué me trajiste a ver esto? - le susurré cerca de su oído, quejándome.

- Te juro que no tenía ni idea de que era esta clase de película. - respondió entre risitas. Sabía que yo iba a morirme de miedo y él muy maldito ya lo estaba disfrutando.

- Sí, claro, cómo no. - obvio que no le creí. Aún así me reí con él. Porque estar así juntos, como antes, lo valía.

En varias partes, pegaba unos saltos del susto que me daban las escenas, y Nathan a mi lado se mataba de risa. En respuesta yo le daba un codazo o patadas, y luego inevitablemente me contagiaba la risa. Y así estuvimos casi toda la película, peleando como dos nenes, divirtiéndonos, y siendo tan escandalosos que varias personas en la sala nos mandaron a callar.

Pero en cierto momento, me extendió la mano, ofreciéndomela para que la tomara. De repente todo se puso serio. Me pareció eterno el momento hasta que decidí finalmente tomarla y entrelazar nuestros dedos. No sé por qué dudé tanto, pero cuando por fin lo hice, me sentí más tranquilo...y Nathan no me soltó hasta que la película terminó.

- Me había olvidado que eras tan miedoso. - se burló a la salida.

- Eres un idiota, eso no fue divertido para nada. - me quería hacer el enojado pero no me salía en lo absoluto porque no podía disimular la tonta sonrisa en mi rostro.

- ¿De qué hablas? Yo me morí de risa toda la película. - lo empujé hacia un costado haciéndolo casi perder el equilibrio - Y si no me equivoco tú también te reías.

- Solo reía para no llorar. Déjame en paz. - me quejé. - Seguramente solo querías aprovecharte de mí, para que me tirara a tus brazos dramáticamente y me abrazaras.

- Bueno, en parte era la idea. - confesó. - Que te pusieras todo tierno conmigo pero no contaba con el hecho de que cuando te asustaras fuera tan gracioso. - volvió a reír y yo lo golpeé en el brazo con mi puño. - ¡Ouch! Creo que estas películas además de cobarde, te ponen violento.

- ¡Tú me pones violento! - lo volví a golpear en el mismo lugar - No se supone que debas reírte del otro chico en una cita. No sabes nada. - lo molesté.

- Pero si después te ofrecí mi mano... - me dijo más serio.

- Sigues siendo un idiota.

- Pero la tomaste, Liam.

- Sí... - admití mirándolo a los ojos.

Estábamos algo cerca, lo suficiente para que él estirara su mano y acariciara mi mejilla suavemente. Y entonces de nuevo me empecé a poner nervioso. Bajé la vista hacia el piso porque su mirada era muy intensa.

- Te extrañé. - habló sin dejar de tocarme. - Extrañaba esto. Nuestra relación única y especial, llena de bullying. - rió al final de la oración.

- Nate... - me estaba muriendo. Yo también lo había extrañado pero no me salían las palabras. Por algún motivo que todavía no entendía no podía decirlas.

- También extrañaba que me dijeras Nate. Hasta ahora no me lo habías dicho.

Seguía sin responderle, pero por lo menos me atreví a volver a mirarlo a los ojos. Entonces lo vi acercarse más a mí. Iba a besarme, lo sabía, pero me llené de miedo y no pude. Me alejé rápidamente y lo esquivé.

- ¿Vamos a comer? - le sonreí tímidamente para terminar con el incómodo momento.

- Claro. - al principio parecía dudoso pero luego sonrió como siempre.

¿Qué carajos me pasaba? Me encantaba volver a ver a Nathan y pasar tiempo con él, de eso no había duda, pero de repente había ciertas cosas que no se sentían del todo bien. Quería creer que eran mis nervios pero en el fondo sabía que era algo más. 

 

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El chico que detestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora