Desperté al día siguiente solo en la cama de Nathan. No podía creer que finalmente habíamos tenido sexo. Después de todo lo que lo detesté y después de que dije que jamás me iba a fijar en un heterosexual y sobre todo en Nathan, allí estaba en su cama desnudo. Pero no podía negar que había querido y deseado esto tanto como él. No sé cómo logró arrastrarme hasta ese momento pero no importaba. No me arrepentía. Lo de esa noche había sido tan especial.
Me vestí y salí en su búsqueda. Eran las 10 de mañana. Me parecía raro que estuviese ya levantado tan temprano para ser un sábado.
Lo encontré en la cocina, al parecer preparando café.
- Hey...¿qué haces? - pregunté acercándome.
- Buen día. - me saludó feliz - Estaba por ir a despertarte para desayunar juntos. - señaló las tazas de café y luego las puso en la mesa de la cocina donde ya había unas tostadas con queso preparadas.
- Ah, gracias. - me senté en una silla junto a él.
- ¿Y...cómo estás? Quiero decir... ¿Estás bien?
- ¿Por qué no habría de estarlo? - sonreí.
- Bueno, es que anoche tal vez fui un poco brusco en algún momento.
- Estoy bien, no te preocupes. - respondí un poco avergonzado. Para mí había sido maravilloso. Había sido tan dulce pero también tan apasionado y caliente. La mejor combinación. - ¿Y qué hay de ti? ¿Ya te consideras gay?
- No lo sé. - dijo viéndose pensativo. - La verdad no me imagino haciendo lo de anoche con otro chico.
- ¿No?
- No...bueno, tú eres el único que me gusta.
- Pero quizás...te empiecen a gustar o empieces a fijarte en otros hombres en algún momento ¿no? - pregunté no muy seguro. Esa idea no me agradaba para nada. Me asustaba lo que me podría responder pero tenía que preguntárselo.
El hecho de que se tomara su tiempo pensando lo que iba a decir me asustó el doble. ¿Qué esperaba de todos modos? ¿Qué seamos exclusivos? Imposible con Nathan. Pero me hacía sentir tan especial, y me gustaba la idea de ser su único chico.
- Eso no lo sé. - habló al fin - No sé que pueda pasar en el futuro. Nunca pensé en tener sexo con otro chico y mírame ahora. - siguió tomando su café como si nada. Como si lo que estuviésemos hablando no fuese tan importante. Al menos él no le estaba dando la importancia que le daba yo.
- Está bien, tienes razón.
- Por el momento me conformo contigo. - dijo en tono de broma y traté de fingir una sonrisa en respuesta pero no pude por lo que se terminó dando cuenta que no me agradó su comentario. - Liam, somos amigos ¿o no? - dijo después más serio.
- Sí...
- Bueno, como dije no sé que va a ser de mí en el futuro pero lo que tú y yo tenemos, eso no va a cambiar ni terminar. Claro siempre y cuando así lo queramos los dos. Tú eres especial para mí y eso no va a cambiar. - acarició mi cabello con una de sus manos y su toque me hizo temblar un poco.
- Tú también eres especial para mí. - respondí un poco tímido. No podía abrirme, no podía decirle todo lo que me hacía sentir realmente porque iba a pensar cualquier cosa. - Sabes que nunca estuve así con un chico, así sin...intenciones románticas. - aclaré. - Jamás creí en eso de los amigos con derechos, me parecía una estupidez. Pero no me arrepiento de haber hecho esto contigo. Fuiste muy lindo anoche. - traté de sonar lo menos cursi posible.
- Para ser sincero, yo tampoco había sido así con nadie antes. Debe ser porque a ti te quiero de verdad. - me sonrió y me quedé sorprendido de escuchar esas palabras salir de su boca.
Obviamente se refería a nuestra amistad. ¿A qué otra cosa iba a ser?
- Yo también...te quiero. - contesté sin pensar. Luego me arrepentí de haber dicho eso.
Las palabras de Alex llegaron a mi cabeza en ese momento. ¿Y qué si me estaba encariñando demasiado con Nathan? Tal vez más de lo que él conmigo. ¿Realmente iba a poder manejar una amistad así con él?
Y ahí estaba otra vez pensando todo mil veces. No lo podía evitar. ¿Por qué me preocupaba tanto por todo? Nathan no parecía preocuparse por nada. ¿Por qué no podía ser como él? ¿Por qué tenía que ser tan estúpidamente sentimental todo el tiempo?
- ¡Wow, no puedo creer que me dijiste eso! - exclamó Nate - Logré que me quisieras. Me siento realizado en la vida. - bromeó.
- Sí, bueno...supongo que te saliste con la tuya. Felicitaciones.
- ¡Gracias! Hablando en serio me siento muy feliz, de veras.
- Sí, yo también. - le sonreí. Eso no lo podía negar. Recordaba sus caricias y besos de anoche y me sentía muy contento. Podría repetirlo mil veces más sin duda.
Al fin y al cabo cuando estaba con él, cuando me besaba y me tocaba no podía pensar en nada más. Me concentraba en lo bien que me sentía y en lo mucho que me gustaba y no tenía ninguna duda. Tal vez era eso lo único que debía importarme. Pasarla bien, aprovechar cada sensación al máximo y ya. Dejar de complicarme las cosas yo solo.
Pero conociéndome, sabía que eso iba a resultar muy difícil...
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...