Nuestras miradas se encontraron y no se despegaron durante lo que me pareció una eternidad. De verdad era él. Liam. Por fin nos habíamos vuelto a encontrar.
- Hay cosas que nunca cambian, supongo. - hablé rompiendo el hielo. Le regalé mi mejor sonrisa, feliz de verlo.
- Nathan... - susurró mi nombre. Se veía asustado, pero tan lindo.
- Cuánto tiempo sin vernos ¿no?
- Así es. ¿Cómo estás?- preguntó.
- Bien. Bastante bien. Mejor de lo que alguna vez me viste, debo decir.
- Que bueno. Me alegro por ti. - me sonrió con timidez.
- ¿Y tú?
- Estoy bien. Estudiando mucho para llevar las materias al día.
- Claro, como dije hay cosas que nunca cambian, como el que seas un nerd. - bromeé y él se rió pero desvió la mirada. Podía sentir que estaba un poco nervioso.
- ¿Cómo está todo en la facultad después de contar toda la verdad? ¿Qué pasó con Michael y los demás?
- Al principio fue difícil y raro. Pero todo está bien. Me sigo llevando bien con casi todos. Ya no salimos como antes pero no importa. Me sigo juntando con Michael bastante seguido. Además cursamos juntos. Y bueno...también lo tengo a Marco. - le conté.
- Que bueno. De verdad me alegro que haya salido todo bien.
- Sí, ojalá te hubiese hecho caso antes. Ojalá hubiese sido más valiente antes.
- Las cosas pasan cuando tienen que pasar. No te preocupes. - me animó.
- Supongo. ¿Y a dónde ibas? - cambié de tema.
- Ah... A casa de Alex.
Mi sonrisa se desdibujó un poco cuando escuché el nombre de ese chico. Estaba todo bien, ya no le tenía rencor ni sentía nada malo por Alex pero...supongo que mis celos seguían intactos.
- ¿Han vuelto a ser amigos como antes? - pregunté curioso.
- No sé si como antes pero estamos bien.
- ¿Solamente amigos? - volví a preguntar. No me terminaba de cerrar lo que me dijo. Necesitaba respuestas claras.
- Sí, amigos. Claro. — explicó.
- Ah, bueno. Como él siente cosas por ti, ahora que está todo bien entre ustedes, pensé que tal vez, no sé, decidiste darle una oportunidad.
- Una oportunidad para volver a hacer amigos, sí.
- Está bien. - me sentí feliz de escuchar eso y no lo pude disimular. - Pero seguramente debes estar saliendo con alguien.
- ¿Qué? ¡No! - me respondió sorprendido. - Estuve todas las vacaciones con mis padres. Apenas si salí con mis amigos de allá.
- Claro... - ¿de verdad un chico como él seguía solo? Liam era demasiado lindo como para eso. Lindo por fuera y lindo como persona. ¿Qué más podía pedir alguien?
- ¿Y tú? ¿Estás saliendo con alguna chica...o chico debo decir ahora? - me miró confundido.
- No. Podría ahora que todo está más calmado en la facultad y que ya paso toda la emoción de mi confesión. Ya casi nadie habla de eso. Pero no. Además, no me fijado en ningún otro chico. No me interesan.- confesé mirándolo a los ojos.
- Entonces...decidiste que no eres gay.
- Decidí que no me gustan las etiquetas. Creo que las personas solamente se enamoran de otras personas - afirmé.
- Está bien. Suenas muy seguro con lo que dices. Me parece bien.
- Sí, creo que cuando nos gusta alguien solo hay que ir y arriesgarse por esa persona y ya. Dejar de dudar y de perder el tiempo.
- Tienes razón.
- Así que...¿tienes algún momento libre un día de estos para salir conmigo?
Era ese momento o nunca. Como dije, solo tenía que arriesgarme. Esta vez iba a hacer las cosas bien. Porque jamás había dejado de amar a ese chico. Y ahora que me sentía tranquilo y tenía una vida estable, estaba dispuesto a pedir por otra oportunidad.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...