41 | Liam

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Los días fueron pasando, y creo que nunca tuve tanto sexo tan seguido en mi vida. Nathan era un chico demasiado demandante. Quería aprovechar cada momento libre que teníamos para tener sexo. No me quejaba, yo también la estaba pasando bien. Pero había algo que no se estaba sintiendo correcto... ¿sería el hecho de que pensaba en él las 24 horas los 7 días de la semana?

A mis amigos les vivía hablando de Nathan, bueno más específicamente a Zoe, ya que con Alex ni siquiera podía tratar este tema. Él había estado tan distante de mí últimamente. Quería que nuestra amistad volviese a ser la misma de antes pero las cosas no parecían mejorar. Sabía que tenía un tema pendiente para hablar con él pero como el cobarde que era, todavía seguía posponiéndolo.

- ¿Te vas a juntar a coger con Nathan este fin de semana también? - me preguntó Zoe un día que estábamos en su casa matando el tiempo.

- ¡¡Zoe!! - exclamé avergonzado.

- ¿Qué? No te vengas a hacer el delicadito ahora.

- Este viernes va a salir con sus amigos, por que dice que ya están encontrando demasiado raro que ya no salga tanto con ellos.

- ¿Por qué no les dice la verdad de una vez? Que prefiere quedarse en casa a follar con su noviecito. - se burló.

No era la primera vez que me molestaba con eso. Al principio no le llevaba el apunte pero últimamente el que me pusiera el papel de "noviecito" de Nate me había empezado a molestar.

- Deja de usar esa palabra. - la regañé. - Ya dejó de ser gracioso.

- ¿Y qué quieres que diga? A estas alturas pasas más tiempo con él que conmigo o Alex o con cualquier otro ser humano. Y cuando no estás con Nate, te la pasas hablando de él, como un tonto enamorado.

- ¡No estoy enamorado! - me molesté y alcé la voz.

- Dios, solo era una comparación ¿Por qué te alteras tanto? - me contestó con el mismo tono de voz.

- No me altero, simplemente ya deja de bromear con eso ¿quieres?

La cara de mi amiga se puso seria de la nada y decidió quedarse callada.

- Perdón por gritarte, tampoco era para que te pongas así. - me disculpé.

- No, no te preocupes. Está todo bien.

- ¿Y por qué de la nada parece que se hubiese muerto alguien?

- ¿Qué? Nada que ver. - negó, intentando quitarle importancia a lo que sea que estuviese pasando por su cabeza.

- Anda, te conozco, ¿qué estás pensando?

- ¿Realmente quieres que te diga lo que estoy pensando?

- No, te pregunté para que me mientas. Zoe...

- Bueno...creo que tal vez te estás encariñando mucho con ese chico. Pensé que lo venías llevando bien, pero me parece que te está superando. - todavía seguía seria.

- ¿De qué hablas? Está todo bien.

- ¿Y por qué estás tan histérico últimamente cuando te molesto con esto? Debe ser porque estás queriendo evadir alguna verdad. Y lejos de toda broma, de verdad, verdad, te la pasas hablando de él. ¿No crees que estás exagerando? A no ser que...realmente te guste.

- ¿Estuviste pasando tiempo con Alex acaso? - bufé.

- Bueno, parece que él tenía razón.

Ahora sí que me había puesto de mal humor. ¿Qué tenía de malo que hable de él, o pase mucho tiempo con él? Éramos amigos, muy buenos amigos, íntimos amigos. Creí tener todo bajo control, pero la idea de Zoe me molestaba, tal vez más de lo que debería.

- Es mi amigo, claro que lo quiero. Como te quiero a ti, o a Alex. Solamente es eso. Somos más cercanos que antes, no hay más que eso Zoe. - le expliqué.

- ¿Estás seguro?

- Sí... - respondí tratando de sonar convincente pero la verdad es que ni yo podría asegurarlo en un cien por ciento.

- ¿Entonces esto de la amistad con derechos se volvió completamente normal para ti ya?

- Supongo que sí. No sé si vaya a tener una relación así con otro chico, pero con Nate por lo menos estamos bien así.

- De acuerdo, voy a hacer como que te creo por el momento.

- ¿Qué no confías en mí?

- Sí...pero prométeme que si pasa algo, lo que sea, si te empiezas a sentir diferente me lo vas a contar al menos. No quiero que finjas que no pasa nada.

- Eso no va a pasar...tengo todo bajo control. - aseguré.

- Ni tú ni nadie puede controlar sus sentimientos, así que prométemelo. - insistió.

- De acuerdo.

No iba a pasar. ¿Por qué tenían tanto miedo de que me enamore de Nathan? Sí, aprendí a conocerlo mejor con el tiempo y descubrí un chico muy bueno, divertido, dulce, tierno, cariñoso, seguro....¿Y qué si era mi tipo? Había aceptado tener este tipo de amistad con él, nada más. Podía vivir con ello.. ¿Y qué si lo quería más de lo que debería?

¿Realmente lo quería más de lo que debería?

- ¿Todavía no has hablado con Alex?- habló Zoe sacándome de mis pensamientos.

- Ah...no. Tal vez lo deje así y ya.

- ¿Quieres que le pregunte yo?

- No, no. Mejor dejémoslo así.

- Pero Liam... a penas si te hablas con él hoy en día. Ustedes no son así.

- Él es el que se aleja, no yo.

- Bueno por eso mismo, tienes que hablar con él y preguntarle qué le pasa.

- ¿Y qué si me dice que sí...que está celoso, que yo le gusto?

- Pues entonces tendrás las cosas claras. Si llegase a ser cierto, quiero que te lo diga. Estoy harta de esta situación entre ustedes. Si no sientes lo mismo por él, lo rechazas amablemente, le dices que solo puedes ser su amigo y listo. ¿Crees que Alex va a hacer un berrinche o algo por el estilo? ¡Claro que no! Obvio que le dolerá pero al menos es mejor que vivir así como dos tontos.

Ella tenía razón, quería aclarar las cosas con Alex. Pero si tenía que rechazarlo no iba a ser tan fácil. Estábamos hablando de mi mejor amigo. ¿Mi amistad con él se perdería? ¿La relación volvería a ser la misma de antes? Probablemente no.

Pero ¿No me estaba precipitando pensando todo esto? Solo eran suposiciones al fin y al cabo. Tal vez Alex no sintiese nada por mí, y me estaba quemando la cabeza por nada.

- ¿Sabes qué? Tienes razón. Estoy cansado de andar adivinando que pasa por su cabeza. El sábado voy a invitarlo a mi casa, comeremos algo juntos y hablaremos como dos adultos de lo que sea que esté pasando entre nosotros.

Que sea lo que Dios quiera, pensé. Pero tenía fe de que todo iba a salir bien.

Aunque las cosas no terminaron pasando para nada como yo esperaba.

A partir de ese fin de semana, todo cambió y se volvió más complicado. 

 

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El chico que detestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora