Por fin había llegado ese momento. Lo había esperado e imaginado tanto en mi cabeza que no parecía real. Pero escuchar los gemidos de Liam y sentir sus dedos clavándose en mi espalda me hacía caer en la realidad. Era de verdad, realmente estaba pasando.
Empecé a empujar cada vez más dentro de él pero seguía tan estrecho que me estaba llevando tiempo. Igual disfrutaba de cada segundo. Era una sensación inexplicable, demasiado caliente.
- ¿Estás bien? - pregunté un poco preocupado. De verdad le estaba doliendo y no quería lastimarlo. - ¿Quieres que pare un segundo o...?
- No, no. - respondió rápidamente interrumpiéndome. - Estoy bien, tú sigue.
- De acuerdo.
Lo penetré más y más lentamente hasta que sentí que ya casi todo mi miembro estaba dentro suyo. Lo caliente, húmedo y apretado que se sentía me estaba volviendo loco.
Me quedé un rato quieto para esperar a que Liam se acostumbrara un poco a la sensación, y luego empecé a moverme despacio.
Sus pequeños gritos y gemidos volvieron a llenar la habitación, pero esta vez acompañados de los míos.
Iba lento pero todas formas sentía que podría acabar en cualquier momento de lo excitado que estaba.
- ¿Te gusta? - le pregunté. Quería que Liam lo estuviese disfrutando tanto como yo. Pero era la primera vez que follaba a un chico y no sabía si lo estaba haciendo bien.
- S-sí. - dijo en un suspiro.
- ¿Así lo imaginabas? - mordí mi labio inferior por la imagen de él debajo mío. Algunos mechones de su cabellos estaban mojados por el sudor, su cara estaba algo roja y sus labios hinchados y húmedos por los besos que le había estado dando.
- Mejor de lo que imaginé. - respondió agitado encontrando mi mirada con sus ojos.
Amé su respuesta y me motivó para empezar a follarlo más fuerte y más rápido. Los ruidos que salían de su boca parecían ser de placer absoluto. Ya no parecía dolerle nada así que me moví más y más rápido. Había empezado a tomar ritmo.
- ¡Ahh N-nate! - exclamó mi nombre.
- Mmm, me gustas tanto, por Dios. - nunca había sido tan hablador en la cama pero Liam me despertaba deseos, emociones y sensaciones nuevas. Quería decirle una y otra vez lo mucho que me gustaba y lo mucho que estaba amando eso. - Te follaría toda la noche, rubio.
Sus manos no dejaban de pasearse y tomarme por la espalda y cuello, y tampoco dejaba de hacer contacto visual conmigo. ¿Por qué eso era tan malditamente sensual? El simple hecho que nos miráramos a los ojos mientras follábamos lo hacía todo mucho más íntimo. Sentía una complicidad entre nosotros que no había sentido nunca teniendo sexo con ninguna chica.
¿Por qué, por qué me pasaba con él? ¿Por qué esto era tan especial? Era algo más allá de ser mi primera vez con un hombre, era más que eso. Lo sentía pero no sabía qué era.
- Más rápido... - susurró sacándome de mis pensamientos e inmediatamente obedecí.
Mi miembro entraba y salía de él con más facilidad, por lo que empecé a poner toda mi energía en el asunto. Mientras más fricción sentía, más ganas de acabar me inundaban. No estaba seguro de cuánto más iba a aguantar, pero evidentemente Liam lo estaba gozando así que no quería terminar aún.
- ¡¡Ahhh Dios!! - gemí fuerte tratando de controlarme.
- N-no pares. - me pidió - Por favor, sigue. Nate, me encanta. ¡A-ahh!
- ¿Sí? ¿Te gusta así? - di un par de estocadas un poco más bruscas y él gritó en respuesta de cada una de ellas. - Liam, me vas a volver loco. Ya no aguanto...
Lo penetré fuertemente en unos últimos movimientos y acabé. No me pude controlar. Exploté de placer mientras sentía que lo llenaba de mí.
Me di cuenta que tal vez debería haber usado un preservativo pero diablos, la sensación era deliciosa.
- Perdón... - me disculpé mientras intentaba recuperar el aliento. - No quise correrme dentro tuyo.
- Está bien. - acarició mi cabello en mi nuca dulcemente. - Se sintió muy bien.
- También quiero tú acabes. - dije luego y sin dudar y sin salir todavía de él, tomé su pene con una mis manos y empecé a masturbarlo.
Liam seguía duro y volvió a gemir mientras se lo hacía lo más rápido que podía. No tardé mucho más para hacerlo terminar también. Mi mano se había llenado de una enorme cantidad de su tibio semen. En cualquier otro momento de mi vida eso me hubiese parecido desagradable pero en ese entonces solo me sentía genial y satisfecho.
Después de eso, salí lentamente de él y me recosté a su lado. Ambos estábamos agotados respirando agitadísimos.
- Te juro que te adoro. - hablé después más tranquilo. Volteé y me puse de costado para poder mirarlo. - Dime algo. ¿Qué tal estuve para ser la primera vez? - él giró su cabeza para mirarme también.
- Me encantó. - sonrió levemente.
- Eres tan lindo, me gusta todo de ti. - dije pasando mi mano por su pecho y me acerqué a darle un beso.
- Tú también me gustas Nate, muchísimo. - respondió cuando separé nuestras bocas.
- Mejor así, bebé. Te juro que lo que quiero hacer es repetir una y otra vez esto, todas las noches.
Nos sonreímos mutuamente y seguimos besándonos. No me podía saciar de él. Jamás lo iba a hacer.
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Sorry por el bad lemon x2
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...