Me llevé a Alex lo más lejos que pude de la facultad. Mi prioridad en ese entonces era evitar que se siguiera peleando con Nathan. Pero una vez que me calmé, no podía dejar de pensar en aquel beso que mi amigo me había dado. Realmente me había tomado por sorpresa que ni siquiera pude reaccionar.
- ¿Por qué lo hiciste? - le pregunté. Aún estábamos en la calle. Me había pedido que lo acompañara a la casa pero yo me negué. No podía dar un paso más sin antes aclarar todo ese asunto.
- Él empezó la pelea. - se defendió - ¿Qué ahora resulta que ni me puedo defender?
- No me refiero a eso. Hablo del...beso. Alex ¿Por qué me besaste? - pregunté nervioso
- Es que... me mata saber que estás con Nathan. - me miró viéndose muy triste - No lo soporto. Lo siento pero no creo que sea bueno para ti. Y yo...solo...pensé que si te besaba y te gustaba, no sé...tal vez podrías llegar a cambiar tus sentimientos por mí.
- Alex...yo, estoy enamorado de Nathan. Ya no sé cómo decírtelo. Lo siento pero...
- ¿No sentiste nada? - me interrumpió - ¿Cuándo te besé...no sentiste absolutamente nada?
¿Qué había sentido? Ni siquiera me había puesto a pensar en eso, es que mi cabeza ni siquiera había terminado de procesar todo lo que pasó.
- Alex, yo te quiero, eres mi mejor amigo. Significas mucho para mí pero no de esa manera.
- Eso no fue lo que pregunté.
- Es que...no lo sé. No me esperaba eso, me tomaste por sorpresa.
- Liam, sé sincero conmigo por favor.- insistió. Se veía bastante firme y seguro en la forma en la que me hablaba. Yo al contrario, era un manojo de nervios. - Sé que quieres a Nathan pero si sentiste algo, aunque sea mínimo, por mí en ese beso, quiero que me lo digas.
- Yo...¡ya deja de presionarme! - exclamé - Estoy en una relación con Nathan en este momento, y no quiero que se arruine nada de eso, porque lo amo. Así que...lo siento, pero ya basta!
Estaba enojado y no sabía por qué exactamente. Quería irme, ya no quería seguir hablando con él. Quería ir con Nathan y explicarle que yo no tuve nada que ver en ese beso.
Intenté alejarme pero Alex me tomó del brazo y me lo impidió.
- ¡No huyas de mí!
- Ya no tengo más nada que decirte.
- Yo creo que sí.
- ¡Déjame en paz! - me solté bruscamente de su agarre y me fui corriendo.
Me sentía tan mal por hablarle y tratarlo así pero es que me sentía tan molesto, con él, conmigo mismo, con toda la situación.
Volví a la facultad y llamé a Nate por teléfono para saber dónde estaba.
Me dijo que estaba con Marco pero que me quedara donde estaba que él iba a ir a mi encuentro. Lo esperé y en esos pequeños minutos que estuve solo esperándolo, se me escaparon unas cuantas lágrimas.
A penas me vio, se acercó rápidamente hacia a mí y cuando estuvimos uno enfrente del otro, me abrazó. No pude evitar seguir llorando.
- ¿Por qué lloras? - preguntó preocupado - ¿Te hizo algo ese idiota?
- No, no...yo lo siento. Perdón.
- ¿Por qué?
- Por lo que viste, yo...él me beso, yo no fui, te lo juro.
- Liam, Dios...no tienes que darme ninguna explicación. Es obvio que fue él. - me separó de su cuerpo y me miró a los ojos.
- Igual lo lamento, no sé qué pasó.
- Yo te diré lo que pasó. - dijo ahora usando su tono de voz de enojado. - Ese imbécil quiso intentar algo contigo a pesar que ya lo rechazaste mil veces. Ahora se las va a tener que ver conmigo...
- No, no, olvídalo. - le pedí.
- ¿Cómo quieres que lo olvide? ¿Tienes idea de lo que sentí al verlo así encima tuyo? Casi me muero. Tenía ganas de matarlo. Bueno, todavía las tengo...
- No quiero que le hagas nada, Nate. Sólo olvidemos esto y ya. Solo quiero olvidarlo, por favor.
- Pero Liam...
- Vayamos a casa ¿sí?
- Está bien...
Fuimos a mi casa, y ya más tranquilos, nos quedamos conversando en mi sofá. Nate, estaba sentado y yo acostado usando sus piernas como almohada. Había empezado a acariciarme el cabello y esas caricias muy relajantes, por un momento me hicieron olvidar de todo. Casi que me estaba quedando dormido.
- ¿Sabes? Acabo de darme cuenta de que voy a tener que tener mucho cuidado contigo. - habló haciéndome abrir los ojos.
- ¿A qué te refieres?
- A que...bueno, evidentemente eres un chico muy atractivo, y lindo, y bueno...voy a tener que empezar a cuidarme las espaldas. - me sonrió.
- Es tu culpa, por buscarte un novio lindo como yo. - bromeé.
- Eso es algo que definitivamente diría yo.
- Yo también soy celoso, no te creas.
- De eso ya me di cuenta cuando pasó lo de Camila.
- Ugh, ni me lo recuerdes. - me quejé. - Lo peor es que contigo voy a tener que estar atento a tanto hombres como mujeres.
- No vas a tener que hacer eso, porque no me interesa estar con nadie más que no seas tú.
- Lo sé, confío en ti, pero no en las zorritas de las que usualmente te rodeas y te buscan...como esa Camila, y quién sabe cuántas más habrá así.
- Hey ¿por qué desviamos la atención hacia mí, cuando yo era el que estaba expresando sus celos? - dijo y yo me reí. Me incorporé y me acerqué a darle un beso en la boca. - Hablando en serio, ya sé que Alex es tu amigo o lo que sea, pero no me gusta que esté cerca de ti, y mucho menos después de lo que hizo.
- Yo...voy a hablar con él. Aún tenemos que arreglar las cosas. Pero no sé qué va a pasar. Sólo sé que no quiero perder su amistad, desearía que todo fuese como antes entre nosotros.
- Pero no lo es Liam. Evidentemente está decidido a querer algo más contigo.
- Le conté sobre nosotros, que estamos juntos. No quería decírselo para no lastimarlo pero lo tenía que saber ¿no?
- Por supuesto. - afirmó abrazándome y atrayéndome hacia él. - Es el principal que quiero que lo sepa, no puedes culparme. - me sonrió.
- Es que no creí que fuese a reaccionar así.
- ¿Estás diciéndome que te besó por qué le contaste sobre nosotros? - preguntó confundido.
Le terminé de contar mi pequeña conversación con Alex de hacía un rato y eso solo lo molestó. Por alguna razón omití la parte donde huí como un tonto porque no pude responder su pregunta, porque ni yo estaba seguro de lo que había pasado ahí.
Obvio que Alex era importante para mí. No podía decir que su beso no significaba absolutamente nada, porque eso sería mentira. Por un momento ese sentimiento me asustó, y creo que por eso tal vez huí de mi amigo de la forma en que lo hice. Yo lo quería muchísimo, no dudaba de eso. Pero besando a Nate esa tarde, me di cuenta que nunca nadie me iba a hacer sentir como él. Lo que nosotros teníamos, nuestro amor, nuestra conexión, no tenía comparación con nada. Amaba a los dos, pero por muy diferentes razones.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...