58 | Nathan

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El fin de semana había llegado y me junté en una reunión tranquila con mis amigos. Eran raros esos encuentros, pero como afuera llovía a cántaros y había una gran tormenta que parecía querer durar toda la noche, decidieron juntarse en casa de Michael a jugar videojuegos y por supuesto a beber.

Mientras los veía jugar y pelearse como niños me puse a pensar cómo reaccionarían si se enteraran de lo mío con Liam. Michael era el más cercano a mí. Por lo menos a él le tenía que contar. Jamás había sido homofóbico antes ni lo había escuchado hacer ningún comentario despectivo con respecto a eso. Tal vez...tal vez no se lo tome tan mal después de todo, pensaba.

Pero él también era bastante impredecible y no le gustaban para nada las mentiras. Si lo veía por ese lado, seguro pensaría que siempre le estuve mintiendo y engañando. Se enojaría y pelearíamos. Ya me la veía venir. Eso era lo más probable. Y después de eso el resto se enteraría. Todos empezarían a juzgarme, criticarme y a mirarme diferente.

No, no le podía decir. No todavía al menos. Aunque no sabía qué carajos estaba esperando exactamente. Sea como sea, debía impedir que Marco hablara.

Mientras esperaba mi turno para jugar, decidí buscarlo en Facebook y enviarle un mensaje. Pero esa vez no lo amenacé ni nada de eso. Le dije lo que sentía. Básicamente que seguía muerto de miedo y que necesitaba que me ayudara a mantener el secreto.

Me contestó enseguida diciéndome que dejara de ser tan paranoico. Me lo imaginé riéndose como esa vez que me acerqué a hablarle. También me escribió su número de celular y luego seguimos hablando por ahí.

"Cada vez tengo más curiosidad por esta historia tuya. Sé que dijiste que no me incumbe pero ahora que tú y tu noviecito están insistiendo tanto, me da curiosidad saber desde hace cuánto que están juntos."

"Primero que nada, Liam no es mi novio, y segundo... "

Dudé por un momento. ¿Debería de darle más información todavía? La verdad estaba siendo amigable conmigo y si iba a guardar mi secreto pensé que no tenía nada de malo que supiera algo más del contexto para que pudiera entender más mi desesperación.

"y segundo...hace poco que estamos juntos, unos meses nada más."

"¿Pero siempre te han gustado los chicos? ¿Te has fijado en mí?"

Su mensaje me hizo reír. Pero que tonto ese Marco. Con lo que me salía.

"No, idiota. El único chico que me ha gustado es Liam y nadie más."

"Espera ¿entonces no eres gay?"

"Por él lo sería, no lo sé, solo quiero estar con él."

Seguimos hablando un rato más en el que lo puse al tanto de cómo había empezado todo entre nosotros sin dar tantos detalles.

"Conoces a Michael y a los demás chicos de mi grupo, no creo que se lo tomen bien. Quisiera decírselos pero me da miedo. Y sobre todo porque no sé qué va a ser de mi relación con Liam todavía. Tal vez no terminemos juntos y todo termine explotando por nada."

No sé para qué le dije eso último porque me atacó con un montón de preguntas sentimentales. Del tipo "¿Y por qué no van a estar juntos? ¿Acaso no lo amas? ¿Estás enamorado de él? ¿No vas a jugártela?"

No me la podía creer. Otra persona más diciéndome lo mismo. Y esta vez se trataba de alguien que apenas conocía.

Sí, Marco estaba animándome a estar con Liam. De repente ya no me preocupé porque contara mi secreto. Tal vez era cierto que era una buena persona. Me sentí en paz contándole mis cosas y empecé a tenerle más confianza a partir de ese día. Pero lo que no me imaginaba era lo importante en que se iba a convertir ese chico en mi vida.

Me sentí mucho mejor y más tranquilo luego de hablar con él. Miré a mis amigos divirtiéndose entre ellos y decidí unirme a la diversión. Quién sabía cuánto más me duraría eso.

Cuando fueron como las tres de la madrugada varios de los chicos estaban tirados por ahí durmiendo y otros todavía jugando. Me sentía cansado y como ya había parado de llover un poco decidí irme a casa.

Mientras iba caminando despacio, otra vez se largó a llover fuertemente. También había mucho viento. Mi casa estaba a solo dos cuadras más. Si corría llegaría enseguida. Pero no hice eso. Me desvié por completo y fui a dónde realmente tenía y sentía ganas de ir.

Con Liam.

Corrí lo más rápido que pude y cuando llegué, golpeé la puerta intentando recobrar el aliento. Seguramente estaba durmiendo ya a esa hora. Todas las luces parecían apagadas y no había ni un ruido proveniente de adentro.

Seguí golpeando y cuando me estaba por rendir e irme, una luz se encendió. Escuché pasos y luego la puerta se abrió.

Y ahí estaba él. Con su ropa vieja que usaba para dormir. Su carita de dormido. El pelo revuelto y por supuesto, una cara de sorpresa absoluta.

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El chico que detestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora