- ¿Por qué te importa cuál es mi tipo? - me preguntó con una mirada desafiante.
- Sólo es curiosidad. - respondí - Para conocerte mejor y hablar...¿tiene algo de malo que pregunte eso?
- Supongo que no, pero...¿de veras te interesa ser mi amigo? ¿A pesar de todo lo que te dije y de cómo te he tratado?
Esa vez su voz había sonado diferente. Me había hablado con un tono más dulce, fue como si por fin hubiese bajado la guardia conmigo y aquello me agradó.
- Claro que sí, rubio. Me caes bien. Ya no sé cuantas veces te lo he dicho. Pero lo voy a seguir diciendo si es necesario hasta que me creas.
Está bien, tenía razón, esto era un poco raro. Mi tan repentino interés por ser amigo de otro chico no era algo usual. Quiero decir, Liam era muy simpático ¿quién no querría ser su amigo? Pero aún así nunca me había puesto tan insistente con un varón. Quizás ya estaba exagerando un poco.
Pero no, solo me importaba cómo me sentía cuando estaba con él. Y la verdad es que me sentía muy...libre.
- De acuerdo... - respondió tranquilo. Se lo veía en paz. Realmente noté un cambio de actitud en él a partir de ese momento. Aunque todavía no mostraba toda esa emoción que solía mostrar la gente cuando estaba a mí alrededor. No sabía si esperaba que la tuviese a esa altura pero creo que me conformaba con que por fin me sonriera sinceramente como estaba haciendo en ese momento.
- La verdad no esperaba recibir tanta atención de tu parte después de lo que pasó en la fiesta. - continuó hablando.
- Es que yo no recuerdo nada de lo que pasó. Ni siquiera recuerdo haber estado en la fiesta. - le expliqué - Me lo contó todo mi primo quién fue que me sacó de allí...y cuando me dijo todo lo que hice me quise morir. No digo que sea un santo. Me gusta salir y beber, he estado ebrio muchas veces, pero nunca llegué al estado de ponerme violento.
- Bueno, tal vez deberías empezar a beber menos ¿no crees?
- Eso me dijo mi primo y tienen razón. - coincidí - Estuve hablando con mis amigos también al respecto pero a ellos les importa un carajo. Supongo que tendré que empezar a controlarlos a ellos también...porque son peor que yo créeme.
- Sí, ya me lo imagino, aunque lo que no me imagino es a ti siendo el responsable. - me sonrió pícaramente. Era tan bonito cuando sonreía pero no sabía por qué pensaba en esas cosas en ese momento.
- Hey, puedo ser muy responsable si quiero.
- O sea que la mayor parte del tiempo no quieres... - bromeó.
- No malinterpretes mis palabras, rubio. - lo regañé tirándole un pedazo de pan, él solo se rió y me lo devolvió tirándomelo por la cabeza. - Pero bueno, no te voy a negar que me gusta mucho mucho salir a divertirme ¿Cuál es el problema? Me va bien en mis exámenes. No falto nunca a mi trabajo, visito a mis padres con frecuencia. Soy un niño bueno a pesar de lo que tú crees.
- De acuerdo, vamos a suponer que te creo por el momento... ¿y de qué trabajas? - preguntó luego de una pequeña pausa.
- Espera un segundo...¿estás haciéndome una pregunta sobre mi vida? ¿estás mostrando interés en mi persona? - dije irónico mientras me hacía el sorprendido - ¿Te sientes bien? ¿le pusieron algo a tu sandwich?
- Oye, no eres tan gracioso ¿sabes?
- ¿Y entonces por qué te estás riendo?
- Eres un idiota. - me dijo entre sonrisitas - Bueno ¿vas a bromear todo el tiempo o vas a contestar lo que te pregunté?
- Vaya, alguien tiene carácter.
- Nathan... - se quejó
La forma en la que dijo mi nombre hizo que me sintiera extraño. Era la primera vez que me lo decía. Todo el mundo me llamaba por mi apodo, Nate. Así que supuse que fue por eso que me resultó extraño, porque usó mi nombre entero y no estaba acostumbrado a ello.
- Trabajo como ayudante en una veterinaria. - le conté - Hago de todo un poco desde limpieza hasta ayudante o instrumentista en las cirugías. O a veces también le cobro a los clientes.
- Wow - exclamó sorprendido.
- ¿Por qué te sorprendes? ¿Te parece raro que trabaje ayudando animalitos?
- No, no me sorprende que trabajes en una veterinaria, lo que me sorprende en realidad es que trabajes. Pensé que era una de tus bromas. Muchos dicen que eres un vago.
- Todo el mundo siempre habla de mí, lo sé. A veces cosas buenas o malas, pero siempre terminan queriendo estar conmigo y mi grupo. Bueno, no todos evidentemente... - lo señalé con la mirada. - Te dije que vivía rodeado de gente falsa.
- Pues lamento eso. - dijo un poco más serio.
- Por eso me gustas, tú no pareces ser falso, Liam. Es bueno tener un amigo así para variar.
No dijo nada pero me sonrió y supe que todo iba más que bien.
Seguimos hablando un poco más y luego me fui porque tenía que ir a clases. Nos dimos la mano para saludarnos y ese pequeño contacto me hizo sentir muy bien. De verdad sentía que había encontrado un buen amigo.
Pero eso no explicaba por qué no pude dejar de pensar en él el resto del día.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...