Le conté a Zoe lo que había pasado el fin de semana, y no dejó de mandarme mensajes durante toda la clase que teníamos esa mañana exigiendo "detalles".
"Presta atención a la clase", le respondí entre risas. De verdad se había puesto desesperada por saber más.
"¿Seguro que no fue un sueño?"
"No, tonta. Fue lo más real que me pasó en la vida"
"kasmdajsndoiasjdasdidasi los shipeo a morir."
Emití una carcajada muy fuerte y el profesor tuvo que retarme y pedirme que me callara. Tampoco era que tuviese muy concentrado en la clase que digamos. Además de los mensajes de Zoe, había otra persona distrayéndome.
"¿Es muy cursi si te digo que ya te extraño?"
Nathan. Como si yo no lo extrañara.
"Creo que siempre tuviste un lado cursi dentro tuyo, es hora de que lo admitas y lo aceptes definitivamente, ah por cierto, yo también te extraño."
"Supongo que el amor me pone incluso más cursi que lo normal, Dios hasta esa frase en sí misma es cursi, ¿qué me hiciste?".
Otra vez no me podía aguantar la risa.
"Ah a tu noviecito si le respondes los mensajes pero a mí no. Míralo nomás."
Era Zoe de nuevo. ¿Por qué toda esta situación me estaba resultando tan divertida? Le respondí a Nathan primero.
"Pon atención a la clase, que bastante tienes para ponerte al día. Además el profesor ya me está viendo con mala cara por usar tanto el celular, ¿quieres que me echen de la clase por tu culpa?"
"Olvidé que tengo un novio nerd, perdón. ¿Nos vemos a la salida?"
Le dije que obvio que sí, y luego me dispuse a guardar el celular de una buena vez pero Zoe seguía escribiéndome.
"¿Le has contado a Alex?"
Eso me borró la sonrisa por completo.
Aún no le había dicho a él. Y era más que obvio que no le iba a gustar nada, incluso más que eso. Sabía que le dolería por lo que sentía por mí. Pero tampoco se lo podía ocultar. Tenía que saber la verdad.
Esa sí iba a ser una situación difícil de afrontar.
Fue más que eso de hecho. Fue un desastre.
Nuestra próxima clase con Zoe, era en distintas aulas por lo que nos separamos al salir de allí. Iba caminando por los pasillos cuando me encontré con quien menos quería, con Alex por supuesto. Mierda, aún no estaba listo para decirle.
- Hey ¿cómo estás? - me saludó normal. Yo le respondí un poco desanimado. - ¿Sigues enojado conmigo por haberle pegado a Nathan?
- No, aunque deberías pedirle disculpas. - me puse serio. Él solo se rió como si le hubiese contado un chiste.
- ¿Ah estás hablando en serio? - preguntó después al ver yo lo miraba molesto.
- Claro que sí. Sabes perfectamente que estuviste mal.
- Pues entonces que él también venga a disculparse por la forma en que me habló.
- De acuerdo, se lo diré. - respondí seguro e intenté irme con la excusa de que llegaba tarde.
- ¿Entonces te sigues hablando con él? - insistió.
Dudé por un segundo en si contarle todo en ese momento o no. Tampoco era bueno mintiendo, y especialmente a él, que me conocía tan bien.
- Estamos mejor... - respondí finalmente.
- ¿Mejor? ¿A qué te refieres?
- A eso... a que...a que estamos mejor, nos estamos....hablando de nuevo. - fue imposible disimular que era más que eso, y obviamente Alex lo notó.
- ¿Que..? ¿Por qué...? ¿Qué fue lo que pasó? ¿Qué no me estás diciendo?
Ya no había vuelta atrás. Era tener que decirle sí o sí.
- Estamos juntos. - solté la bomba. - Decidimos...apostar por intentar tener una relación.
- ¡¿Qué?! Es una broma ¿verdad?
- No, Alex. Es la verdad.
- ¿Desde cuando?
- Desde el sábado. Es reciente.
- ¿Y cuándo me lo ibas a decir?
- ¡Iba a hacerlo! Evidentemente no quería decírtelo ahora, pero no me dejaste de otra.
- Liam...¿acaso te volviste loco? - exclamó. Eran pocas pero muy obvias las veces que lo veía nervioso y desesperado como en ese momento.
- Estamos enamorados. Lo siento pero....
- ¡Liam!
- ¡Lo amo! - exclamé en voz alta. Alex calló y me observó completamente serio. No reconocía esa mirada en él. Era como una mezcla de enojo, decepción y tristeza. - Y Nate también me ama a mí. - continué - Al fin las cosas están saliendo bien.
- Estás loco...esto no va terminar nada bien. Liam, en serio, ¿tienes idea de la persona con la que te estás metiendo?
- Tengo una mejor idea que tú sobre su persona, eso es seguro. - respondí molesto. Ya estaba cansado de que lo juzgara y no le tuviera una pizca de fe a Nathan. Aunque probablemente estaría hablando así desde el dolor. Sabía que lo lastimaba con mis palabras. ¿Pero qué otra cosa podía hacer?
- ¡Dios, no voy a permitir esto! - dijo luego - No voy a dejar que te arrastre a lo que sea que esté tramando.
- Alex...
- ¡No lo voy a dejar! - estaba muy enojado. Hasta su cara ya se estaba poniendo roja.
- ¡Ya basta! - le grité. - ¡No puedes hacer nada!
- Tal vez sí... - respondió y yo lo miré confundido.
Y entonces de la nada, sin siquiera tener tiempo de decir algo, lo tuve enfrente de mí, tan cerca, tardé en reaccionar que estaba...besándome.
Me había tomado del rostro y presionado sus labios fuertemente contra los míos.
No sé qué fue lo más loco: que Alex me besara, que yo no hiciera nada para sacármelo de encima, o que de la nada Nathan nos viera.
Mierda.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...