Cuando Nathan se fue de casa esa noche me tiré en el sillón de mi living, donde minutos antes nos habíamos estado besando como locos. Mi mente repasaba todo lo sucedido una y otra vez.
Jamás, jamás en la vida pensé que él podría hacer algo así. Jamás se me hubiese ocurrido que yo le gustase porque lógicamente Nathan siempre fue heterosexual.
¿Por qué de la nada me salía con estas cosas?
Pero sí que no pude rechazarlo cuando me besó. Tal vez hubiese sido lo correcto pero sentirlo tan cerca de mí me pudo.
Ese beso había sido tan...tan...caliente.
Además del hecho de que hacía bastante que no tenía contacto físico con nadie. Me encontraba completamente vulnerable ante él y no lo pude rechazar.
Por Dios...y la manera en que quería avanzar, como quería más. Tuve que pararlo porque íbamos a cometer una estupidez de la que probablemente después nos arrepentiríamos.
No sé como me pude dormir esa noche. No dejé de pensar en Nathan ni un segundo hasta que en el algún momento simplemente me quedé dormido.
A la mañana siguiente cuando desperté, pensé que había sido solo un sueño. Pero luego mi mente reaccionó. No lo había sido. Diablos, realmente nos habíamos besado. Seguía sin creerlo.
Tomé mi celular y empecé a llamar a Zoe. Tenía que contarle cuanto antes lo que había pasado.
Cuando la puse al tanto no se lo podía creer. Estaba incluso más desconcertada que yo.
- ¿De veras no estás haciéndome una broma? - seguía diciendo del otro lado del teléfono.
- Zoe, te juro que no. Nos besamos...y él empezó. Me dijo que le gustaba.
- Pero Nathan no es gay. De seguro lo soñaste. - rió ella.
- Por el amor de Dios, Zoe, fue real. Te juro que fue real. No sé qué le pasó...
- Vaya, vaya, míralo nomás ¿quién hubiese dicho que le gustaran los chicos también? - la escuché como emocionada.
- Eso es lo que yo me pregunto. No entiendo nada de lo que está pasando.
- Y tú, maldito mentiroso. ¡Te dejaste besar y manosear! ¿No era que nunca ibas a caer en sus redes? - me molestó.
- Para empezar eso nunca se suponía que iba a pasar por que no es gay. Y bueno y lo otro....¡¡no lo sé!! - me exasperé sin saber qué excusa poner - Me dejé llevar.
- Bueno...como todo el mundo con su encanto. Es entendible, amigo.
Ese comentario me había molestado. No con Zoe claro, porque claramente tenía razón, sino conmigo mismo. ¿De verdad ya era uno más de los caía ante su encanto?
- No sé qué mierda le pasa pero te juro que si se trata de una broma o juego, voy a molerlo a golpes. No me importa nada. - exclamé enojado.
- Espera un poco, tranquilo. - intentó calmarme Zoe. - Para empezar ¿hablaste con él ya?
- No, recién despierto y lo primero que hice fue llamarte.
- Bueno, pues llámalo y hablen del tema como dos personas civilizadas primero.
- ¿Por qué tengo que llamarlo yo? Él empezó todo esto.
- Entonces espera a que él te llame, por Dios. Estás un poco histérico.
- Y sí ¿cómo pretendes que no lo esté?
- Cálmate y respóndeme una cosa. - me pidió de pronto.
- ¿Qué?
- ¿Qué tal besa?
- Zoe... - cuándo no mi amiga saliendo con esas preguntas.
- Vamos, no te guardes la información para ti mismo. - insistió.
- Besa bien. - contesté algo tímido.
- ¿Solo bien? ¿Nada más?
- De acuerdo...fue muy hot. ¿Okay? ¿Estás satisfecha? Fue malditamente caliente.
La escuché reírse del otro lado del teléfono y en cierta forma me contagió la risa.
- Él quería ir por más, Zoe. - le conté luego.
- ¿A qué te refieres?
- A que quiso...tocarme. No parecía querer conformarse con un beso nada más.
- ¡Vaya! Parece que ese chico sabe lo que quiere.
- ¿Tú crees? - pregunté dudoso.
- Si es la primera vez que le pasa esto con otro hombre, es normal que sea curioso. Que quiera explorar, experimentar. Tú sabes mejor de lo que hablo ¿o no?
- Sí, pero yo no fui tan descarado cuando empecé a estar con chicos.
- Bueno él sí, porque así es su personalidad. Te lo vas a tener que aguantar.
- Ni siquiera sé si vamos a volver a hacer eso.
Y era la verdad. Tal vez a esa altura Nathan ya se había arrepentido de todo. Tal vez ahora estaba en su casa avergonzado de lo que hizo y no tenía las agallas para hablarme o quizás ni siquiera para volverme a ver en su vida.
Pero...¿y si no era así? ¿y si estaba equivocado? ¿Qué iba a hacer? Pero más importante aún ¿qué era lo que yo deseaba?
ESTÁS LEYENDO
El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...