Me quedé muy preocupado por Liam después de que me colgó la llamada. Estaba molesto, lo había notado. Y no estaba seguro si me había creído a pesar de que me dio a entender que sí lo había hecho.
Verme en ese estado solo hizo que Michael insistiera más y más en sacarme de la casa para que vayamos a algún lado.
Sabía que no había enviado ese mensaje a propósito así que no estaba enojado con él. Solo fue un estúpido y desafortunado accidente, pero de todas formas se me habían ido todas las ganas de salir.
Solo para que dejara de insistir le di el gusto, y fuimos a tomar algo.
- Relájate. Si está enojado, ya se le va a pasar - insistió Michael. - Cuando lo vea en la facultad, le voy a decir que fue una estupidez mía.
- Si no me cree a mí, dudo mucho que tampoco te crea a ti. Tal vez debería volver a llamarlo - dije.
- ¡No! Basta, si insistes es peor. ¿Vas a obligarme a que te quite el celular de nuevo?
Escondí mi teléfono rápidamente antes de que Michael se mandara otra de las suyas.
- Si tan preocupado estás, mañana pasa por su casa. Si usas tu encanto en persona será más efectivo que por una llamada telefónica. Usa tu poder de seducción y toda esa mierda que siempre funciona.
En eso tenía razón. Tenía más posibilidades de convencerlo en persona. Planeaba hacer eso mañana a penas me levantara.
Intenté distraerme el resto de la salida con Michael pero por mucho que lo intentara siempre terminaba con Liam en mis pensamientos. Solo quería arreglar las cosas y que estuviera todo bien. Nada me importaba más en ese momento de mi vida que volver a recuperar a mi amor.
Volví temprano a casa porque quería estar descansado para poder hablar con él al día siguiente. Y cuando desperté, a media mañana, no esperé su mensaje diciéndome que estaba libre ni nada de eso, directamente me mandé hasta su casa. Debía estar ahí ¿o no?
Golpeé la puerta al llegar, pero tardó mucho en abrirme. Tenía pinta de tener sueño y de recién haberse levantado.
- ¿Qué haces aquí? - preguntó sorprendido al verme.
- Quería verte... y hablar contigo.
- Te dije que te avisaría si estaba libre.
- Bueno...¿y no lo estás ahora? ¿Qué hacías? - pregunté.
- Estaba...durmiendo.
- ¿Te juntaste con tus amigos anoche?
- Con Zoe y sus amigas - me contó.
- Ah, que bien. Veo que volviste muy tarde. ¿A dónde fueron?
Estaba haciendo demasiadas preguntas pero quería saber.
- Fuimos a bailar.
- Que raro tú saliendo a esos lugares, pero bueno...¿te divertiste?
- Mucho. ¿Y tú saliste con tu amigo? - quiso saber.
- Sí pero algo tranqui.
- Claro, cómo no - respondió con cierta ironía.
- ¿Vas a invitarme a pasar o me vas a tener hablando en la puerta de tu casa?
- ¿Sabes? Estoy cansado...y quisiera seguir durmiendo otro rato. Y para ser sincero no me agrada esto de que vengas hasta mi casa sin avisar - dijo eso último como regañándome.
- Lo siento, es que...la verdad me quedé preocupado por lo de ayer y ese tonto mensaje que Michael envió. Sé que te quedaste enojado.
- No lo estoy.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...