25 | Nathan

34K 2.8K 717
                                    

Estábamos sentados en la mesa de mi cocina, uno al lado del otro comiendo unas galletitas que había comprado en el camino a casa. Estaba preocupado por Liam, quería saber qué había pasado con su amigo para que estuviera así.

- Le conté a mis amigos sobre nosotros. - empezó a hablar - Zoe está como loca, le gusta que estemos juntos, pero Alex...bueno, él siempre fue un poco sobreprotector conmigo, pero ahora creo que se está pasando.

- ¿Qué quieres decir? ¿Yo tampoco le agrado?

- Bueno, no, él y yo solíamos pensar parecido respecto a ti, con que eres un idiota y todo eso. Pero Alex todavía lo piensa.

- ¿Eso quiere decir que tú no? - sonreí - ¿Estoy detectando un cumplido escondido en tus palabras, rubio?

- No, todavía creo que lo eres, pero ya te agarré cariño así que creo que voy a conservarte. - respondió en tono de broma.

- Hey, no me hables como si fuese un perro callejero. - lo empujé despacio en el brazo.

- Admito que a veces puede ser un cachorrito adorable cuando quieres. - rió bajito. Maldición, quería arrojarme sobre él cuando se ponía tan tierno y lindo conmigo.

Pero quería terminar de hablar con él primero. Lo otro lo podría hacer después.

- Contigo soy un cachorrito adorable todo el tiempo. - respondí despeinando su cabello con mis dedos. - ¿Acaso tengo que demostrárselo a tu amigo también?

- Claro que no. No tienes que demostrarle nada. Alex debería confiar un poco más en mí. Es solo que tiene miedo...de que juegues conmigo.

- Ya te dije que no voy a hacer eso.

- Lo sé, pero bueno. Él no lo cree.

Hubo unos minutos de silencio en lo que trataba de procesar esa información. Liam de verdad tenía buenos amigos pero ¿por qué este chico Alex se tenía que meter tanto si no estábamos haciendo nada malo?

- Tal vez...esté celoso. - reaccioné luego.

- ¿Celoso? Nada que ver. - exclamó Liam como si hubiese dicho una estupidez.

- ¿Qué tal si gusta de ti? Y por eso le molesta tanto que estés con otro chico.

- El problema no es otro chico, el problema eres tú. Él jamás fue celoso conmigo antes, ¿por qué lo iba a hacer ahora?

- Tal vez se dio cuenta lo lindo y tierno que eres como yo lo hice. Pero lo lamento por él, yo te vi primero. - reí y seguí despeinando su cabello.

Me encantaba acariciarlo. En dónde sea. Tiernamente o sensualmente. Liam provocaba todo eso junto en mí.

- Yo no soy de nadie, deja de decir tonterías. - empujó mi mano de su cabeza pero seguía sonriéndome.

- Me parece bien...por el momento.

Nos miramos a los ojos y luego ya no me resistí más y me acerqué a darle un beso. Él no se opuso pero luego de unos segundo me alejó.

- No te quieras pasar de listo ¿sí? Aún tenemos cosas de qué hablar.

- ¿De qué quieres hablar? - retomé mi posición en mi asiento.

- Pues...sobre qué vamos a hacer.

- No sé a qué te refieres.

- Sí, lo sabes. Para empezar...¿se supone que ahora eres gay o qué?

No me había puesto a pensar en eso tan profundamente todavía. Yo solo quería seguir explorando estos nuevos sentimientos.

- ¿No crees que es muy pronto para hacerme esa pregunta? Ni siquiera me he acostado contigo todavía.

- ¿Eso quieres? ¿Tener sexo? ¿Estás seguro? - preguntó algo sonrojado.

- Claro que quiero. Estoy seguro de que quiero probar.

- Pues eso es un gran paso en dirección a la homosexualidad. - me molestó bromeando. - Bueno ¿y si no te gusta?

- Estoy bastante seguro de que me va a gustar. - respondí confiado. Si era con Liam, definitivamente me iba a gustar.

- Ese es otro paso aún más cercano a la homosexualidad.

- ¡Bueno, ya! No creo que sea gay, aún me gustan las mujeres.

Pareció sorprendido con mi respuesta. Y también algo ¿decepcionado tal vez? Pero definitivamente por su cara sabía que no le había gustado.

- No me mires así, es la verdad. Bueno ahora no me atrae ninguna, para ser más específico. Solo tengo ojos para ti. - le sonreí pero Liam seguía con su expresión seria. - Vamos, ¿qué pretendes? ¿Qué cambie de gustos así de un día para otro?

- Básicamente lo hiciste Nathan.

Otra vez había vuelto el "Nathan". Y por la forma en que lo dijo no indicaba nada bueno.

- Me saliste con esto de un día para el otro. - continuó.

- Soy impulsivo, ya me conoces.

- No puedes vivir de impulsos toda la vida ¿sabes? Me gustan las cosas claras. No sé cuantas veces te lo dije ya.

- Lo sé. Escucha lo más claro y certero que puedo decirte es esto: no sé que me hiciste para que me empezaras atraer tanto, pero lo hiciste y yo decidí aceptarlo. - declaré - Me gustas mucho, me gusta todo de ti y solo quiero estar contigo. Y no me refiero a la cama nada más. Me gusta pasar tiempo contigo en todo sentido.

- A mi también me gusta estar contigo. - respondió alto tímido luego de una pausa en la que pareció pensar su respuesta. - Y entiendo que todavía no sepas qué hacer con tu vida. Yo también pasé por todo esto hace mucho cuando empecé a cuestionar mi sexualidad. No es mi intención presionarte.

- Está bien, no te preocupes por eso. Eso ya se arreglará con el tiempo ¿Podemos concentrarnos en lo que sentimos el uno por el otro ahora? Si ambos queremos lo mismo ¿para qué negarnos?

- Tienes razón. - me sonrió. Por fin. - Igual no sé por qué estás dando por sentado que vas a acostarte conmigo. - se levantó de la mesa y llevó el plato con las galletitas que sobraron a la cocina.

- ¿Vas a seguir haciéndote el difícil? - lo seguí.

- No me hago, soy difícil. - habló intentando ponerse serio.

- Veamos qué tanto - respondí y me acerqué a él.

- Veamos qué tanto - respondí y me acerqué a él

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El chico que detestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora