- ¿Y entonces tus padres no tienen idea sobre tu relación con Liam? - me preguntó la madre de éste mientras la ayudaba en la cocina.
- No, mi relación con él fue un secreto siempre desde el primer momento - le conté. - Bueno, ahora ya todos saben sobre eso pero hace mucho que no veo a mis padres, así que ellos van a ser los últimos en enterarse. Pero lo harán, no se preocupe.
- Está bien, no estaba presionándote ni nada. Ah, recuerdo como si fuese ayer cuando Liam vino a contarme que le gustaban los chicos. Creo que en el fondo siempre lo supe.
- Sí, me contó. No sé si mi madre vaya a tomárselo tan bien como usted pero ya no me importa lo que digan los demás. Solo quiero a darle Liam la relación que se merece. Honestamente no sé qué haría sin él.
- Que tierno eres - me sonrió. - ¿Sabes? Eres el primer chico decente que viene a casa a buscar a Liam.
- ¿Ah sí?
- Sí, cuando era adolescente venían chicos a preguntar por él para invitarlo a salir. Y mi esposo siempre los terminaba ahuyentando.
- No me sorprende. Su hijo es demasiado lindo.
Observé bien a la mujer y a su largo cabello rubio cobrizo que caía por sus hombros. Me di cuenta de que Liam era muy parecido a ella físicamente, más que a su padre.
- Heredó de usted ese color de cabello tan particular que lo hace tan atractivo - comenté.
- Gracias, Nate - rió. - Tal vez por eso su padre es tan sobreprotector con él. No tienes idea de cómo era ese hombre de celoso conmigo cuando éramos novios. Ahora ya estoy vieja. Si me hubieses visto en mis épocas de gloria.
- ¿De qué habla? Se ve muy joven e increíble. Está muy guapa.
- Oh, eres muy dulce.
- ¿Estás coqueteando con mi esposa? - la voz del padre de Liam entrando en la cocina nos sorprendió a ambos.
- ¿Qué? No, nada que ver - respondí rápidamente.
La mujer empezó a reírse y yo tenía ganas de acompañarla en la risa pero me daba miedo la dura mirada de ese señor.
- Mejor ve a poner la mesa - me dijo serio.
- Oye no puedes darle órdenes a las visitas - lo regañó su esposa.
- Está bien, lo haré - respondí y me fui de allí con una sonrisa bien disimulada.
Me agradaban los padres de Liam. Apenas los conocía pero ya los adoraba. Incluso a su padre. Amaba todo lo que tenía que ver con Liam, y deseaba tanto que aquellas personas tan importantes para él fueran parte de mi vida también.
El almuerzo se sintió algo extraño. Es decir, yo estaba bien pero Liam se veía demasiado incómodo. Estaba sentado enfrente mío y cada vez que hacíamos contacto visual, rápidamente desviaba la mirada y notaba cómo se ponía nervioso.
¿El que lo haya visto casi desnudo y acariciado momentos antes en el cuarto tendría algo que ver con eso?
Sonreí para mí mismo pensando que sí.
Sabía que tenía que comportarme en aquella casa pero ¿cuánto más me aguantaría las ganas de encajarle un buen beso en la boca? Lo más tentador era que sabía que Liam me correspondería si lo hiciera.
Esa noche durmiendo juntos iba a tenerla muy difícil...
- ¿Te trajiste algún apunte o libro para estudiar? - me preguntó más tarde en su habitación después de comer.
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El chico que detesto
Romance¿Qué pasa cuando es el hetero el que insiste en buscar al chico gay? Nathan, con su personalidad extrovertida, su gusto por las fiestas, salir a divertirse, beber y llevar a la cama a cualquier chica que quiere, no puede dejar de querer obtener la...