97 | Nathan

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Liam y yo desayunamos juntos esa mañana en silencio. Y digo en silencio, porque su padre aún seguía en la mesa leyendo el diario de ese día, y ni Liam ni yo aparentemente nos animábamos a decir algo.

Lo pateé por debajo de la mesa y señalé al hombre con mi cabeza. Tenía que decirle algo a su papá, era su trabajo decirle que estábamos juntos otra vez. Era el momento perfecto. O tal vez yo estaba demasiado ansioso. Podría comunicarlo yo pero no podía sin el permiso de Liam o éste me mataría. Él me miró con el ceño fruncido y me devolvió la patada en un golpe más fuerte del que yo le había dado.

- ¡Ouch! - me quejé y el señor levantó la vista para ver qué estábamos haciendo.

- ¿Qué tal dormiste anoche? - me preguntó curioso.

- Demasiado bien - le respondí sonriente y Liam me volvió a patear por debajo de la mesa por mi inapropiada respuesta.

- No quiero saber qué significa eso - me dijo su padre. - Pero voy a pretender por el momento que no dijiste nada.

Sin decir más, se levantó de la mesa y salió de la cocina.

- ¿Estás loco? ¿Qué te pasa? - me regañó Liam una vez solos. - ¿Cómo le vas a contestar eso?

- ¿Qué? ¿Qué dije? Es cierto. Dormí bien. Fue una respuesta normal.

- Ajá, sí, claro. Ambos sabemos bien con qué sentido lo dijiste.

- Bueno ¿y qué hay de ti, eh? ¿Cuándo les vas a decir de nosotros?

- No me presiones ¿quieres? No han pasado ni dos horas desde que acepté oficial y conscientemente volver a ser tu novio - yo sonreí y él se me quedó viendo. - ¿Por qué sonríes como un idiota ahora?

- Es que es tan lindo volver a escucharte decir que soy tu novio. Dilo de nuevo.

- Ugh, eres un imbécil.

- Dilo de nuevo, vamos. No seas malo.

- No, cállate y mejor sigue comiendo.

- Dilo - insistí. Liam rodó los ojos en respuesta.

- Novio - dijo mientras seguía bebiendo su café.

- Con un poco más de entusiasmo y amor que eso, por favor.

- ¿Por qué eres tan insoportable por las mañanas? O mejor dicho lo eres las 24 horas del día - se quejó.

- Aún así, soy tu... - esperé que él completara la frase pero me miraba con mucho odio. Dios, amaba molestarlo así. - ¿Eres consciente de que voy a seguir insistiendo hasta que lo digas, no?

- Lo sé. Eres mi novio. ¿Feliz? - respondió con rapidez.

- Perdón, no escuché bien. ¿Qué dijiste? - me hice el tonto.

- Nathan...

- Es que hablaste muy rápido y no entendí. Perdón, estoy medio sordo.

- ¡¡Eres mi puto novio y te amo!! - exclamó enojado. - ¿Qué tal ahora? ¿Escuchaste?

- ¡¡Oh, lo sabía!!! - una voz femenina entrando en la cocina nos sorprendió. La madre de Liam pareció haber escuchado eso último y ahora nos miraba pidiendo explicaciones. Más precisamente a su hijo.

- Mamá, yo....

- ¿Cuándo pensabas decírmelo?

- ¡Iba a hacerlo! - se defendió. - Es que es algo reciente. Literal, muy reciente.

- Con razón me pareció escuchar ruidos extraños anoche. Por suerte tu padre duerme muy, muy profundo y no escuchó nada - comentó la señora.

- ¡Mamá! ¡No es lo que tú crees!

El chico que detestoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora