8. Gustando

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Está todo en silencio. La madre del niño camina por una casa abandonada a la que, como no, tenía prohibida la entrada, pero su hijo fantasma le ha dicho que es el único lugar en el que pueden encontrarse. Me abrazo al cojín, hecho una bola en el sofá mientras espero a que algo me asuste. Cualquier cosa.

—¿Thomas? —pregunta la tonta protagonista de la película— ¿Cariño? Soy mamá.

Presiono mi nariz contra el cojín. Estoy listo. Va a aparecer. Ella va a chillar, yo voy a chillar y luego voy a cerrar los ojos y a esperar que la escena se termine. Una persona normal evitaría ese tipo de cosas, pero a mí me gusta sentir la tensión, me gusta asustarme y luego arrepentirme. Me gusta que se me ponga la piel de gallina y que las manos de mi acompañante me reconforten.

Con Yoona era así. Me gustaba mucho ver películas de terror junto a ella. Siempre nos asustábamos, así que acabábamos abrazados y riendo, o besándonos y olvidándonos de la televisión.

Ahora mismo tengo una cosa clara: el hombre que me acompaña no va a gritar, saltar, esconderse o abrazarse a mí por el miedo. Yo soy otra historia. De momento, me acomodo a lo indio, aprieto los dedos en el cojín y me inclino hacia delante. La mujer sigue avanzando mientras mira a su alrededor, confundida.

Miro a Hyukjae de reojo. Sigue comiendo después de una hora, tiene las piernas cruzadas, las alas abiertas y una comisura manchada de tomate. Meneo la cabeza antes de volver a la película.

El niño muerto aparece de repente.

La mujer grita.

Yo grito.

Y doy un salto en el sofá que me lanza contra el cuerpo más cercano, contra su pecho al que aferro mis manos y en el que escondo mi rostro.

Él no dice nada y yo tampoco. Sigue comiendo pizza​, bebiendo y riendo mientras me limito a escuchar los gritos y llantos que provienen de la televisión. Cuando me ha dicho antes que quería ver una comedia, cierta parte de mí ha dudado que fuese realmente una película para echarse a reír. No me he equivocado. A él puede hacerle muchísima gracia, pero creo que es una de las películas más aterradoras que he visto desde Pesadilla en Elm Street. Odio a Freddy Krueger.

Paso los diez minutos siguientes en la misma posición. Intento centrarme en el sonido que hace al tragar o en lo grave que es su risa, mas termino totalmente cautivado con la ausencia de latidos bajo su pecho. Pego mi oreja a él y aprieto los ojos, intentando encontrar su corazón.

—No palpita —murmuro.

—Pues claro —dice con la boca llena—. Lo extraño sería que palpitara.

Noto cómo traga y levanto la cabeza para mirarlo. Sigue teniendo la pequeña mancha de tomate en la comisura, y me mira, con esa sonrisa llena de diversión y los ojos entornados. Trago saliva.

—¿Nunca te ha... latido? Qui-quiero decir... —frunzo el ceño. ¿Por qué estoy interesándome por él? No debería siquiera haber aceptado lo de la pizza— Da igual.

Me callo. Me aparto de él y me giro hacia el televisor para volver a coger el cojín e intentar no sentirme demasiado asustado con la película. Por suerte, le quedan menos de quince minutos. Se tiene que estar terminando ya, ¿no?

—No lo necesito —dice. Lo miro y, entonces, continúa— Llevo muerto muchísimo tiempo, más del que podrías imaginar. No utilizo mi corazón desde entonces.

—¿Has estado vivo alguna vez? —me sorprendo.

Cuando asiente, vuelvo a decirme que no debería estar hablando tan amigablemente con él. Pero tengo demasiada curiosidad.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora