67. Especialistas

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La enfermera, Yunho, Minho y Yoona me miran fijamente mientras intento explicarles que estoy bien, que podría haber llegado andando hasta la enfermería y que soy perfectamente capaz de ir solo a mi próxima clase. Ninguno me cree. Incluso el que hace unos días me odiaba por salir con un hombre ahora está de acuerdo con los otros tres: debería ir a urgencias. Dicen que lo que me ha pasado no es normal.

Pues no, la verdad es que no lo es.

—Voy a tomarte la tensión —anuncia la enfermera, poniendo el aparato que hay sobre la mesita encima del colchón. Me enrolla el brazo con él y les hace un gesto a los demás para que se callen.

Respiro hondo. Al principio, mientras el tensiómetro se aprieta alrededor de mi bíceps, nadie dice una sola palabra. Pero parece que estar más de diez segundos en silencio es muy difícil para mis tres compañeros. Veo cómo Yunho se inclina sobre el oído de Yoona para decirle algo. Ella menea la cabeza, se apoya en su hombro y se estira para responderle. Entonces Minho frunce el ceño y les pregunta, en un tono más alto de lo que seguramente pretende:

—¿Vamos a ir al hospital o no?

—Sí —susurra su amigo—, pero tenemos que convencerle primero.

—Eso será difícil. La última vez que hablé con él terminó haciéndome llorar.

—¿Así que fue culpa suya? —se ríe Yoona.

—Eso no es peor que lo que me pasó a mí ayer. Soñé que Hyukjae me daba una paliza, me mataba y luego se convertía en un monstruo. Fue tan realista que dolía. Pero en los sueños no se siente dolor... ¿o sí?

—A lo mejor ocurrió de verdad.

—¿Insinúas que ese imbécil es un monstruo?

—Y que el chico que te gusta prefiere salir con un monstruo antes que contigo. Creo que voy a echarme a llorar otra vez...

Las risas son cada vez más fuertes, llegando a sonar como si los tres estuvieran hablando dentro de mi cabeza. Me pregunto por qué la enfermera no les ha llamado la atención todavía. Con los labios apretados, levanto la cabeza y la miro. Ella también me está mirando a mí.

—Deberías ir al hospital —me dice, volviéndose hacia la pantalla del tensiómetro. Me inclino para poder verla también— Podrías haber muerto de una subida de tensión. Esto no es normal en una persona de tu edad.

Lo único que puedo pensar es "qué pesados con la dichosa normalidad".

Asiento sin decir nada, porque no sé cómo explicar lo que está pasando, y subo una pierna a la camilla. Me abrazo a ella, apretando la frente contra mi rodilla. Sería un momento perfecto para que alguien les borrara la memoria y me ayudara a volver a casa. Pero eso no pasa. Debo conformarme con que nadie me pregunte por mi muñeca vendada o mi hombro dislocado.

Noto cómo me acarician el pelo y miro de reojo hacia delante. Es Yoona, que se ha apoyado a mi lado mientras la enfermera hace una llamada telefónica. Los chicos siguen discutiendo sobre algo que no oigo, cosa extraña porque hace cinco minutos podía escucharlos perfectamente. Decido cerrar los ojos. Seguro que no es nada; no quiero ponerme paranoico.

—¿Quieres que te lleve? Podemos ir en tu coche.

—Preferiría esperar a Hyuk.

Es decir, que no voy a ir. Pero eso ellos nunca lo sabrán. Cuando vuelvan a clase, me montaré en mi coche y me iré a casa a tirarme boca abajo en la cama mientras Kyungsoo vigila la puerta. Tal vez llame a mi jefa y le pida horas extras para compensar todas las que he perdido los últimos meses. Así mantendré mi mente ocupada, lejos de pensamientos como vender mi alma, ir al infierno o arriesgar mi vida para traer de vuelta a Astaroth. Si puede hablar conmigo, es porque está bien. Si me ha prometido que iremos a la playa a abrir mis alas, es porque tiene planeado volver. Si tiene un plan, no voy a entrometerme y joder la que posiblemente sea nuestra única oportunidad de estar juntos otra vez.

Hugs with the Devil [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora